Cap 21

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21. Accidente

Diciembre, 2022

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Diciembre, 2022

Parte 1: Hajin

Mis pasos eran torpes, y mi mente apenas podía enfocarse en otra cosa que no fuera la necesidad de sobrevivir. Cada golpe, cada insulto, cada beso forzado de Sunoo resonaba en mi mente como una letanía de dolor y humillación. Mientras caminaba, trataba de mantenerme en pie, de encontrar algún sentido a todo lo que había sucedido. Pero todo era un torbellino de emociones y pensamientos.

De repente, sentí un impacto brutal que me lanzó al suelo. El dolor se extendió por todo mi cuerpo como una descarga eléctrica. El mundo a mi alrededor se volvió borroso y confuso. Escuché el sonido de un auto frenando bruscamente y luego el grito desesperado de un hombre.

—¡Dios mío, no la vi! ¡No la vi!

Mis ojos apenas podían enfocarse, pero vi a un hombre mayor salir del auto, pálido y con las manos temblorosas. Se arrodilló junto a mí, y su rostro estaba marcado por el pánico.

— ¡Alguien llame a una ambulancia! ¡Por favor, ayúdenla! — gritaba desesperado mientras sacaba su teléfono para marcar el número de emergencias.

Sentía mi cuerpo pesado, y el dolor era insoportable. Quería moverme, pero era como si mi cuerpo ya no respondiera a mis órdenes. La oscuridad comenzaba a envolverme, pero me esforcé por mantenerme consciente.

Mientras estaba allí, tirada en la calle, escuché el sonido lejano de una sirena acercándose. La gente se agolpaba a mi alrededor, sus rostros una mezcla de preocupación y horror. El tiempo parecía detenerse, cada segundo se prolongaba indefinidamente.

Finalmente, la ambulancia llegó, y los paramédicos se apresuraron a ponerme en una camilla. Sentí cómo me levantaban con cuidado y me trasladaban al interior del vehículo. Las luces del techo del vehículo me cegaban, y las voces a mi alrededor sonaban como ecos distantes.

— ¿Cómo te llamas? ¿Puedes oírme? — preguntó uno de los paramédicos.

Quería responder, pero mis labios no se movían. Todo lo que podía hacer era escuchar. Escuchar las voces que me rodeaban, las voces de preocupación y miedo.

— ¡Hajin! ¡Oh, Dios mío, Hajin! — reconocí la voz de mi madre, su tono cargado de desesperación.

— Tenemos que llegar al hospital lo más rápido posible — dijo uno de los paramédicos.

— ¡Papá, por favor, no te vayas! ¡Tienes que estar bien! — escuché la voz temblorosa de Sunghoon, intentando mantener la calma pero claramente devastado.

TOXIC  |  PARK SUNGHOON  |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora