Primera noche

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Por supuesto que Orchid no estaba preparada para lo que se le iba a presentar en ese momento, ella tenía planeado seguir trabajando y una vez que ahorrara lo suficiente se iría a vivir a algún lugar de forma más tranquila y pasar sus últimos días en paz, jamás imaginó que llegaría a ser obligada a ser la amante de la reina y mucho menos llegar hasta sus aposentos cómo estaba sucediendo.

La joven una vez que entró completamente a la habitación escuchó cómo las puertas detrás de ella se cerraban, su única oportunidad de salir se había ido, ahora estaba frente a la reina quien estaba sentada en la orilla de su cama, al parecer ya estaba lista para pasar la noche con ella, claro era lógico su misión era acostarse con la reina y una vez que estuviera satisfecha tendría dos opciones o la sacaba de su habitación por el mal servicio lo cuál era probable que sucediera porque era una joven virgen o la segunda que podía llegar a tener su propia habitación con todos los lujos que jamás ha tenido con la esperanza de que le vuelva a llamar.

La verdad es que no quería ninguna de las dos.

La reina mantenía su vista en ella, Orchid no podía mirarla porque a lo que según entendió no debes mirarle a los ojos a menos que ella te lo pida y si desobedeces probablemente te mande cortar la cabeza y aunque la vida no esté de su lado aún quería conservarla en su lugar.

Velvet se levantó de dónde estaba sentada en su mano izquierda llevaba una copa de oro que contenía vino, una bebida a la que sólo los ricos y poderosos tenían acceso, vestía una bata de seda de color rojo que le llegaba hasta abajo de las rodillas, su cabello verde esmeralda estaba suelto y se distribuía perfectamente en ambos hombros y le llegaba por debajo de la cadera, aquella piel de porcelana resaltaba más con aquel color tan intenso que incluso cualquiera diría que era una auténtica diosa entre los mortales, se acercó a la joven y comenzó a analizarla.

El aroma a jazmín captó su atención, por lo visto la joven no llevaba las esencias que a ella le gustaban y parecía que se había puesto a propósito otras, el aroma de los jazmines no era cómo tal su favorito pero era la primera en retarla de ese modo y por alguna razón le agradaba.

En otra circunstancia si fuera alguien más probablemente la hubiera expulsado de su habitación por traer ese aroma, pero al ser la joven que ella exigió en sus aposentos no tuvo la fuerza para expulsarle.

Siguió analizando a la joven a detalle, podía ver su cabello violeta cómo el color de una uva, su bonita figura no era completamente exagerada cómo otras, tenía bonitas piernas, manos delicadas, una cintura perfecta, su pecho y cadera estaba bien equilibrados era la chica perfecta a sus ojos. Se acercó más y la tomó de la barbilla para levantar su rostro y mirar sus facciones más a detalle.

Tenía unos ojos muy bonitos, eran cómo dos amatistas perfectas, su nariz respingada y labios delgados y rosados sin llegar a lo exagerado, su piel acaramelada resaltaba bastante con los colores que estaba usando en su vestimenta, era más baja que la reina por unos cuántos centímetros.

Definitivamente era perfecta.

La soltó y se alejó un poco de ella mientras le daba la espalda para acercarse a la mesa y servirse más vino en aquella copa y servir otra para ofrecerla a la joven que yacía parada en el mismo lugar desde que entró.

— Vamos, acércate a tu reina y bebe una copa conmigo, pues esta noche yo he de tomarte cómo mía— dijo con voz tranquila para brindarle confianza.

Orchid no quería moverse de su lugar, tenía miedo, a pesar de que el toque de la reina fue gentil y la estaba invitando a tomar una copa con ella lo cuál sería un privilegio para cualquier otra, tal vez ella no lo veía de la misma manera, la situación en la que estaba era de todo menos agradable.

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⏰ Última actualización: Apr 07 ⏰

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