Dazai-Nakahara

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Osamu no podía estar más feliz con el rumbo que tomo su vida. Justo ahora estaba acariciando los mechones pelirrojos de su esposo mientras este dormía. Así eran todas las mañanas.

Levanto su vista solo para toparse con un mueble donde había una foto de aquella peculiar familia; Él, Chuuya y Kazuya, su hijo. Aun recuerda cuando era solo un pequeño bebé qué podía sostener fácilmente entre sus brazos, o cuando era un niño de cinco años que se la pasaba corriendo por toda la casa y Chuuya tenía que perseguirlo por todas partes mientras le decía que correr dentro de casa era peligroso.

Uno de sus recuerdos favoritos es el como Chuuya se enojo con él por el simple hecho de que Kazuya era la copia exacta de su padre, lo único que lo distinguía eran los ojos celestes, pero de ahí en fuera era un copia y pega de Dazai. A causa de eso Chuuya fue quien eligió el nombre (aunque de igual forma lo hubiera hecho)

Algo se removió entre sus brazos, era su esposo. No dudo ni un segundo antes de acercarse y llenarle el rostro de besos, a lo que el más bajo respondió con simples quejidos y murmullos que no comprendía.

- Dazai, basta.- habló por fin de forma clara.-

- No, sé que te gusta despertar así.- el pelirrojo sonrió aun con los ojos cerrados.-

- Bueno... Quizá tienes algo de razón.- ambos se sentaron de golpe en la cama al escuchar un fuerte estruendo en la cocina.-

No lo dudaron, ambos se levantaron y corrieron hasta la planta de abajo, la cocina para ser exactos. A veces se les olvidaba que ya no tenían a un niño de cinco años, sino a uno de diecisiete.

- Kazuya, ¿Estás bien?.- preguntó el pelirrojo.-

- Sí. ¿Los despierte? Lo siento, es que estaba buscando un sartén para hacer de desayunar, pero todo está acomodado de forma horrible.- explico el menor.-

- Dazai.-

- ¿Si, cariño?.-

- ¡Solo te pedí que acomodaras la cocina, no que la hicieras un desastre donde mi niño no pueda encontrar un simple sartén!.-

- ¡¿Ah?! ¿¡Te preocupas más por tu mocoso de diecisiete de años antes que por tu pobre esposo?! ¡En cuanto Kazuya entro por esa puerta me dejaste de querer!.- el castaño comenzó a hacer un drama, como todas las mañanas.-

- ¡No le eches la culpa a Kazuya, él era un bebé y siempre será el bebé de la casa, así tenga cuarenta años!.- Kazuya rodó los ojos.-

- Bien, sigan peleando.- se dio media vuelta para iniciar con el desayuno. Siempre ha sido normal ver a sus padres pelear por cualquier tontería, las peleas sin sentido eran pan de todos los días.-

Y aun así, aun con todas las tontas peleas con las que iniciaba el día, aun así los amaba más que a nadie, porque siempre le dieron todo el amor y protección que un niño merece. Sus padres siempre se encargaron de darle todo y él siempre estará agradecido con eso.

- ¡Cuando tengamos otro niño yo lo querré más que a ti!.- exclamó el vendado.-

- ¡Pues por mi bie-... ¿Otro niño?.- el más bajo negó con la cabeza.- con Kazuya nos basta.-

Espero que la pelea se detuviera ahí, pero de la nada tenía a su padre abrazándolo por los hombros y dándole esa sonrisa de victoria que siempre hacía enojar a Chuuya.

- Kazuya, hijo mio, precioso y hermoso, ¿no quieres tener un hermano?.-

- ¿Mmm? Sinceramente, no me molestaría.- no, no le molestaría tener un hermano menor.-

- ¿Ves, Chuuya? Al niño no le molesta, así que podemos darnos la libertad de tener otro.-

- No, jodete. Odio admitirlo, pero ya no estoy en una edad donde pueda cuidar niños, a duras penas podemos con el único que tenemos, y él ya no es un niño.- el menor soltó una risita ante el comentario de su padre. Poco después tenía a sus dos padres dándole un abrazo por los hombros.-

Protection | Soukoku & FyolaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora