-La Isla Ember, supongo que será un sitio de relajamiento-. Pensaba Indra, seguro que esta solo era un lugar para descansar.
La irritación del príncipe era evidente. No le gustaba la idea de no hacer nada, sintiéndose impaciente y frustrado, viendo esto, como una perdida de tiempo.
-La mente de Azula es muy inestable, y ahora parece que su hermano también está mostrando señales de ello-. Comentaba Indra mientras cruzaba sus brazos y observaba cómo se acercaban a una isla. El pelinegro se daba cuenta de que el ambiente emocional en ese lugar era cada vez más tenso y confuso.
Todos esperaban encontrar una hermosa mansión o algo similarmente lujoso en esa isla, pero su sorpresa fue grande al descubrir que se trataba solo de una vivienda normal y corriente. La expectativa de encontrar algo extraordinario. Se desvaneció al instante.
Nada cambiaria, ni siquiera luego de ver el interior, manteniendo su estado de decepción por lo alto mientras más caminaban.
-¿"Suavizar la roca más áspera"?, ¿de qué estarán hablando exactamente?-. Se cuestionaba Indra, no comprendiendo los que las dos mujeres de la tercera edad querían referirse, pero al igual que pasaba con Azula, tampoco parecía impórtale.
Por primera vez, el Ōtsutsuki mostró una nueva emoción al cubrirse los ojos con su mano. Era una reacción de absoluto desagrado ante la visión de los cuerpos de esas ancianas, que parecían haber estado allí durante mucho tiempo.
-En estos momentos, me alegro de no estar usando mi Sharingan-. Exclamó Indra con alivio, consciente de que si utilizara sus poderes oculares en ese instante, podría haber visto todo con más detalles.
Al acercarse a la civilización de la playa, el Ōtsutsuki fue, abordado, por un grupo de mujeres, quienes lo rodearon sin tener en cuenta su espacio personal. Cada una de ellas mostraba un gran interés en el pelinegro, quien no parecía tener una reacción en particular ante esta situación.
-Era algo que se podía esperar-. Pensaron al unísono Ty Lee y Mai, convencidas de que podría ser la reacción de muchas.
Por fortuna, para el Ōtsutsuki, la princesa hizo su aparición y puso orden en la situación solo con su presencia aterradora. Cada una de las mujeres que se encontraban cerca del pelinegro se vieron obligadas por el miedo a alejarse de él, retirándose por donde habían llegado. La intervención de la princesa resultó ser efectiva para restablecer el orden y el espacio personal del pelinegro.
-Supongo que esto debe ocurrirle con frecuencia-. Comentó Ty Lee en su mente mientras observaba cómo, aunque las chicas se habían alejado, continuaban mirando fijamente hacia el Ōtsutsuki. La presencia atractiva del pelinegro era más que evidente.
Tras un extraño partido de béisbol plagado de agresividad, seguido de una invitación bastante peculiar, el grupo aceptaría participar en aquella fiesta.
-¿Y si nos vamos de aquí?-. Sugirió Indra, aburrido del entorno en el que se encontraban y cansado de las miradas que seguían fijándose en él, incluso en ese lugar.
Azula también mostraba signos de cansancio y aburrimiento en ese sitio. Lucia indiferente ante todos los demás, concentrándose solo en la presencia de Indra, quien era el único que lograba captar su interés y atención. El resto del mundo, en ese momento, parecía haberse convertido en un simple fondo oscuro que no merecía su mirada.
-¿Tienes algo en mente?-. Preguntó Azula, intuyendo que Indra ya había ideado un plan. Ella conocía la capacidad estratégica y analítica del Ōtsutsuki, por lo que no le extrañaba que ya estuviera pensando en alguna forma de salir de allí.
Un aura morada comenzaría a rodear a Indra, abordando también a la princesa en cuestión de segundos.
-Creo que él lo llamó: "Mangekyo Sharingan"-. Pensaba Azula, notando el cambio en los ojos del pelinegro.
Tomando la mano de la princesa con firmeza y seguridad, Indra realizó un gran salto. Ya en el aire aquella aura morada terminaría de formar una especie de Samurái alado.
-Espera... ¿Puedes volar?-. Cuestionaba Azula, notando que ya no se encontraban flotando en el aire, muy por encima de donde estaban.
-Pese a que poseo gran parte de mi Chakra, el tiempo que puedo emplear el Susano es, muy limitado-. Respondería el Ōtsutsuki, negando que pudiera mantener ese estado en una larga duración.
Ni Indra ni Azula eran particularmente románticos, pero la hermosura de la noche era tan espectacular que ni siquiera ellos pudieron resistirse a detenerse un momento para admirarla. La luna se encontraba en su máximo esplendor, iluminando todo a su alrededor con una suave y misteriosa luz que les invitaba a contemplarla con detenimiento. Era imposible ignorar la magia que emanaba aquella noche, incluso para dos individuos tan prácticos y racionales como ellos.
-Bajemos a esa montaña-. Diría Indra, mientras descansaba suavemente la planta de sus pies en el suelo. En ese preciso momento, el aura morada que los rodeaba comenzó a disminuir su magnitud.
Sus miradas se conectaron con una intensidad casi palpable, creando una conexión íntima y profunda entre ellos. Era como si sus almas se hubieran fundido en ese instante, expresando a través de sus ojos un amor y un deseo incontenibles.
-Supongo que podemos darle un espectáculo a los espectadores-. Mencionaba Indra, acercándose a la princesa, mientras su Susano comenzaba a formar una flecha.
Sin saber con certeza si su plan funcionaría o qué podría pasar, la princesa confió en su intuición. Uniendo sus llamas azules con la energía de Indra, creando una potente mezcla que explotó en el cielo con un estruendo alucinante. El resultado fue un espectáculo impresionante de luces y colores, que a simple vista de cualquier tercero parecía una inigualable exhibición de fuegos artificiales.
-¡Juntos, tú y yo! ¡Seremos la pareja más poderosa del mundo y dominaremos esta tierra!-. Exclamó la princesa con una mueca maligna en su rostro mientras sostenía dos potentes llamas azules en sus manos. Su expresión sádica y su determinación implacable demostraban que estaba decidida a llevar a cabo sus planes, aunque ello significara causar sufrimiento y destrucción en su camino.
La sonrisa y los intensos ojos rojos de Indra fueron suficientes para transmitir su respuesta a Azula. Era evidente que el Ōtsutsuki no se oponía a la idea de dominar el mundo a su lado, aunque su suspiro profundo revelaba que la actitud de la princesa le resultaba agotadora en ocasiones.
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Espiritualidad Ōtsutsuki (Indra en el mundo de Avatar: La leyenda de Aang)
FanfictionTras no poder cumplir con sus ambiciones en base a su odio, el creador del Ninjutsu, terminaría su existencia en el mundo ninja, no pudiendo seguir rencarnando en sus sucesores, obligándose a permanecer en un oscuro limbo. Pero la visita inesperada...