SIDE A
Solo el amor podía doler así, o solo él podía hacer que duela así, ella no sabía cual de las dos.
Sarah Hawke se encontraba preparando sus maletas, se estaba mudando a su nuevo apartamento en Londres después de que su novio, Paul Mescal, rompiera con ella.Paul estaba en la sala del departamento, estaba con ambas manos en su rostro, parecía pensar algo muy a profundidad. Algo que a Sarah le hubiera gustado saber.
La rubia terminó de llevar algunas de sus cosas a la entrada del departamento, esperaba que su ex novio salga de ese trance y la ayudara a bajar las cosas hasta el estacionamiento. Tenia pensando subir las cosas a su auto e irse directo a su nuevo apartamento, pero Mescal no daba ninguna señal de estar bien.
—Paul. . . —Sarah se acercó al sofá, tomando asiento junto al chico. Con cuidado quitó las manos de su rostro, y noto los ojos quebrados en lagrimas de él.
—Lo lamento. —dijo Paul mientras miraba a la chica, ella acercó su mano al rostro de él y limpió sus lágrimas con cuidado.
—Ya esta hecho. Tú tomaste la decisión. —Paul miro a Sarah y llevo su mano a la de ella. — Ambos sabíamos que algún día iba a pasar.
La vida podía ser mala a veces. Paul y Sarah tenían una linda relación, años conociéndose y amándose, incluso pensaron en una posible boda, la cual nunca se concretó. De un día para otro, diferentes oportunidades llegaron a la vida de ambos, al principio pensaron que sería fácil una relación a distancia. . . Hasta que Paul dio el paso, con mucho dolor, él dio el punto final a la relación.
Y Paul, aunque no lo admitiera, había sentido atracción por otra mujer que no era su novia.
—¿Crees que en unos años podamos estar juntos de nuevo? —pregunto Paul, con el brillo de sus ojos desvaneciéndose.
—Solo dios lo sabe. . . —dijo Sarah, apretando sus labios, impidiendo darle lugar a los sollozos y las lágrimas.
Ella intentó dar otra oportunidad, convencer a Paul de que podían volver a intentar amar a la distancia y verse cada tanto, pero ninguno de sus intentos funcionaron. Rompiendo su alma en pedazos.
Luego de un extenso abrazo, de últimas caricias y besos en la frente; Sarah pudo llevar sus cosas al coche y finalmente irse de ese apartamento. Apartamento en el cuál parte de su corazón dejó.
Camino a su nueva vida se dejo sentir, dejo caer esas lagrimas. Los pensamientos inundan su mente como los rayos de sol se infiltran por las ventanas del coche.
Parte de ella se quedo en esas paredes, en esa cama, en esa sala e incluso en ese espejo que ella tanto amaba de la casa. ¿Paul sentirá aquello?
¿Mirará un lado de su hogar y la vera ahí?Al llegar a su nuevo hogar sacó todas sus cosas del vehículo que eran necesarias para el día a día, para las demás cosas necesitaría un poco de ayuda. Necesitaría ayuda para sacar esas cosas pesadas del vehículo, no podía tenerlas ahí dentro mucho tiempo.
Se sentó en él suelo con su celular en manos, le envío el mensaje a su padre de que ya estaba en el apartamento que él compró por ella.
Y luego, entre la soledad del día sintió la necesidad de descargar esa tristeza que tenía, no tenía a nadie más ahí con quien charlar o abrazar. En ese momento se dio cuenta la falta que le haría Paul en su vida, antes podían estar alejados por trabajo pero él estaba ahí siempre que se necesitaran, un mensaje y ya.Pero ahora nadie estaba ahí presente, ni siquiera él. . . Optó por ir a su zona de confort, escribir y saciar todo en un papel. Lo hizo, pero se desilusionó al notar que no se estaba sintiendo bien, incluso leyó lo que acababa de escribir y quiso borrarlo, no tener que verlo de nuevo.
No tenía sentido. Lo que sentía parecía ser una estupidez. ¿Era ella una estupida por sentirse así?
★
Las noticias de su ruptura con Paul Mescal ya eran tendencia en todas las redes sociales, todos hablaban de ello y buscaban alguna pista de infidelidad. Ellos no le habían informado a nadie sobre su ruptura, solo a sus padres.
Paul le informó a sus amigos muy cercanos, pero en cambio, Sarah, ella no, ella no le contó a nadie más que a su padre. No tardaron en llegar los mensajes de sus amigos a su celular preguntando si es verdadero, pero solo eran mensajes. La única persona que tuvo la voluntad de ir a ver a la rubia fue una amiga muy cercana a la pareja, pero mucho más a Sarah.Olivia Tomlinson. . .
Olivia llegó al departamento de su amiga y al verla abrió sus brazos para darle un fuerte abrazo. Sarah había estado para ella cuando su mejor amigo falleció, la contuvo en ese tiempo en el que ella tan sola estaba, Sarah no dejo que Olivia se quedara sola en su hogar, eso pondría peor a la chica, así que le abrió las puertas de su casa para que se quedara ahí hasta que su hermano venga a Londres a hacerle compañía.
Se conocieron por coincidencia, Sarah había cambiado de aire mudándose a casa de Paul a Londres, no conocía a nadie ahí. Pero un día yendo al supermercado de costumbre se encontró con Olivia, la chica también compraba en el mismo super.
Ambas se conocían solo por internet, nunca habían hablado, pero ese día todo cambió. Se conocieron una a la otra, se pusieron a hablar como señoras sobre los precios de las verduras y después intercambiaron números para seguir en contacto.—Gracias, liv. . . —Agradeció Sarah con su rostro sobre el hombro de Olivia.
Olivia acarició la espalda de su amiga con lentitud, mientras lo hacía su mirada fue directo al hogar de Sarah. Todo seguía en cajas, incluso algunos muebles seguían sin armar.
¿Desde cuando Sarah esta así?