𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗧𝗥𝗘𝗦

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Las hadas son solitarias, por eso Jungwon no comprendió cuando SeonWoo le pidió ser amigos, para él no existía tal cosa.

JungWon era todo lo contrario a las hadas.

Y es porque él detesta estar solo, no le gusta ser invisible ante un mundo que no puede apreciar sus talentos.

Cuando notó que en un lugar tan grande existen demasiadas maravillas que él aun no conoce le emociona bastante, porque ama explorar y aprender cosas nuevas, sin embargo, cuando notó su realidad, en donde su único deber era ser un hada dedicada al campo, lo entristeció mucho.

No obstante, la hada no sabía que su destino comenzaría a cambiar justo en el momento en que conociera a su alma gemela.

—¿Amigos? ¿Qué es eso?

—Hum... —Sunoo pensó la mejor manera de explicarlo —, un amigo es aquel con quien puedes pasar momentos agradables y hablar sobre lo que te gusta, te hace compañía y puedes recibir de su ayuda cuando más lo necesitas.

—Oh, eso es muy lindo... —musitó —¡Me encantan las cosas lindas! —Dijo con un brillo adorable en sus ojos.

Sunoo sonrió por su ternura, el hada era demasiado inocente, tan pequeñito que causó un extraño instinto de protección dentro de él hacia tan diminuto ser posado sobre su mano.

—¿Y qué es eso?

SeonWoo volvió en sí y enfocó la vista sobre lo que el hadita miraba curioso. —Son mis audífonos. —Señaló los auriculares sobre su cuello.

Jungwon se acercó para tocarlo.

Su textura era bastante extraña, era muy duro, parecía un gusano bastante largo con una cabeza muy rara, él no sabía que era un cable, sólo siguió la larga extensión de esa cosa hasta toparse con otra mucho más rara y rectangular.

Volteó a mirar a SeonWoo por una respuesta, quien de nuevo tenía una expresión boba en el rostro a perspectiva de Jungwon, aunque no le tomó importancia.

—¿Y esto?

—Es un teléfono.

Jungwon tocó la pantalla y se asustó cuando se encendió de la nada.

Kim rio y tomó el teléfono.

—¿Está vivo? —Preguntó el pequeñito ya escondido sobre su hombro.

El joven prendió el y apagó el aparato demasiadas veces para demostrarle que no hacía ningún movimiento a menos de que él lo quisiera.

—No te hace nada. ¿Ves?

—¿Y por qué tiene flores adentro? ¡¿Se las comió?! —Jungwon lo vio horrorizado.

Seonwoo rio y negó con la cabeza.

—Es solo una imagen. Tomé esta foto porque me gustan mucho las flores, sobre todo las gardenias y la puse de fondo de pantalla. —Dijo con tranquilidad.

JungWon ladeo la cabeza sin comprender. Sunoo suspiró.

—Digamos que una foto sirve para capturar algo que te gusta mucho y conservarla para siempre — Explicó con mejor claridad.

Jungwon salió de su escondite y se sentó sobre la pierna del chico. — Dices cosas muy raras... pero aun así eres bonito.

JungWon lo dijo como si nada con una sonrisa de oreja a oreja. Pero el corazón de Sunoo comenzó a acelerarse de repente.

— ¡SeonWoo! —Se oyó a lo lejos una voz femenina vocear su nombre.

—Es mi abuela —reconoció de inmediato —, ya tengo que irme.

—Oh, está bien —dijo algo desanimado —. ¿Nos volveremos a ver? —Preguntó con ilusión.

—Claro. Las veces que quieras.

Respondió con una sonrisa y a Jungwon le brillaron los ojos.

—¡Yey! —JungWon aleteó sus bonitas alas azules sin contener la emoción.

La voz de su abuela volvió a escucharse más cerca. Así que SeonWoo se despidió de su pequeño nuevo amigo y prometió verle mañana al caer la tarde.


𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐨́𝐧 ✦ 𝐬𝐮𝐧𝐰𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora