Capítulo Cinco: Y desde entonces... [Parte I]

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No dijo nada, sólo se quedó mirando al frente sin mostrar expresión alguna que demostrara qué estaba pensando en esos momentos. Suigetsu no habló tampoco.

Quién sabe cuánto tiempo se quedaron en silencio, quién sabe qué pensaban. El peliblanco soltó una risa, tratando de disminuir la tensión que se había hecho presente en el momento en el que Sasuke decidió contarle algo que no lo hubiera imaginado nunca. Vale, que Sasuke era un cabrón hijo de puta, pero no lo creía capaz de aquello. Pero, bueno, no por eso le dejaría de lado; tal vez sonaría cursi, pero él era su amigo y lo apoyaría en todo.

Tendría aquello que le faltó tanto en esos momentos de desesperación.

Si creemos en el otro, solo hay una cosa que quiero contarte:

—Bueno, eh...—rascó su nuca, mirando hacia todos lados menos al Uchiha—, amigo, tú... Serás bien estúpido para algunas cosas, pero—sonrió abiertamente, mostrándose sus puntiagudos dientes—, aquí tienes al buen Suigetsu apoyándote.

El azabache no dijo nada, pero no hacía falta. Sonrió de medio lado—. ¿Sabes? Eso ha sonado medio cursi—el Hozuki se sonrojó levemente, y, cuando estuvo a punto de reclamarle por ser malagradecido, Sasuke le miró—. Gracias.

Al principio quedó en una especie de shock. ¿Y cómo no? ¡Uchiha—el cubito de hielo, hijo de puta mujeriego alcohólico—Sasuke le había dado las gracias! Mas se repuso y le sonrió nuevamente—. Hombre, ¿tú agradeciendo? Se va a acabar el mundo. ¿Debería pedir mi deseo ya?

El otro rodó los ojos, el momento emotivo había terminado. Pero, estaba bien, ahora Sasuke se sentía un poco mejor.

Hasta el final

te amaré.

Apagó la lámpara que tenía sobre su mesita de noche, se acomodó mejor en su cama y cerró los ojos, tratando de conciliar el sueño; mas sus intentos fueron en vano. Rodó una y otra vez en la cama, cambió de lado su almohada, se quitó las sábanas, pero nada funcionó. Se quedó mirando el techo, con el ceño fruncido de preocupación.

—Sasuke-kun...

Una lágrima salió, seguida de otra y otra. Miles de ellas siguieron saliendo sin control. Ahogó un sollozo, colocando su mano sobre la boca, y miró hacia la mesita, específicamente a la foto que se encontraba ahí.

—Naruto-kun...

Volvió a ahogar otro sollozo, cogiendo el marco y sujetándolo fuerte contra su pecho.

—¿Por q-qué tuviste que...?—se hizo un ovillo y, enredándose con las sábanas, se colocó boca abajo. Pensó en lo que pasó esa tarde, cuando había quedado a solas con el Uchiha, el cómo había querido, con mucho esfuerzo, comenzar una conversación para disminuir la incomodidad. Pero también recordó cuando de pronto la había dicho que la extrañaba, cuando la había cogido de la barbilla y la puso sumamente nerviosa con la cercanía.

"Él casi me..."

Negó, completamente sonrojada. No pudo evitar sentirse un poco mal, con ella misma y con su novio. Después de todo, en el fondo, muy en el fondo...

"¡No! ¡No pienses en eso!"

Suspiró, ya más calmada y miró la foto. Sonrió levemente. En ella aparecían su hermana Hanabi y Naruto, éste poniéndole los típicos "cuernitos" a la castaña, mientras ésta sonreía sin darse cuenta de la travesura del rubio. Y también estaba ella, a la par de él, sonriendo ante sus ocurrencias.

—Esto... está mal, pero...

Dejó el marco de vuelta en la mesita y miró nuevamente al techo—. Sasuke-kun... Si tan sólo tú...—suspiró. De nuevo estaba pensando en aquello.

Ni más, Ni menos ❅ [Naruto/Naruto Shippuden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora