...corazón que no siente

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Al día siguiente, cuando Juani abrió la puerta de su habitación encontró una solitaria margarita que descansaba en el suelo.

Razonó que probablemente se le había caído a alguien y este alguien había olvidado recogerla, tal vez era para una pareja, un amigo o un familiar, pero se veía tan triste sola en el piso alfombrado del pasillo que Juani la levantó sin pensarlo dos veces, agarró uno de los vasos que habían designado por si necesitaban tomar agua de urgencia en la noche, lo llenó de agua y puso la flor.

Andy se colocaba el abrigo, pues hacía mucho frío afuera. Pero miraba atentamente el trato delicado de Juani a la flor. —Sabes que va a morir, no.— preguntó en un tono que definitivamente no era una pregunta. No es que se hubiera levantado de malas, era solo que todavía no había desayunado.

—Déjame ser, Andy. No nos vendrá mal una flor, le da color a la habitación.

Mientras salían el de cabello oscuro ya se iba despertando y empezó a pensar con mayor claridad. —Ay que desayunar croissants. De esos rellenos de chocolate.

—Me parece la mejor idea que has tenido en tu vida.— le respondió Juani, que estaba temblando ligeramente, todavía el frío lo tomaba por sorpresa.

—Ah, ya me acordé. La margarita significa pureza.— dijo Andy de la nada.

—Puse la flor en agua hace como 10 minutos. Llevamos caminando más de la mitad. ¿Cómo es que recién te acordas lo que querías decir?

—Discúlpame por no funcionar bajo todos los climas. Hoy parece que va a llover. ¿Te acordas esa época donde iba a todos lados con mi libro del significado de las plantas?— recordaba Andy atentamente, todavía les faltaba cruzar la mitad de la cancha de futbol para llegar a la puerta de la universidad.

—Como olvidarlo. Esa fue la época donde te hacían más bullying que a mi.— aportó amorosamente Juani.

—¡Eh! Considero que esa experiencia nos unió más. Y esos niños no tienen idea de lo que significa un bouquet de geranios con tulipanes, que idiotas.

Juani se rio pero después de un silencio le respondió. —Yo tampoco sé qué significa eso.

—Eso ya es tu culpa. Te negaste a acceder a que te prestara el libro.

Siguieron hablando mientras cruzaban las puertas de la salida de la universidad, al principio Juani observó bien que no estuviera el chico que les dio la gorra ayer, sin embargo, se fue olvidando en cuanto llegaron a las hermosas calles de la ciudad donde vivirían los siguientes 6 meses.

También la verdad es que no había tanta gente para observar, tal vez era muy temprano, sobretodo si tomaban en cuenta que era domingo. Los dos chicos se metieron a la primera cafetería que encontraron abierta y tras pedir su orden se sentaron.

—El lugar es muy bonito.— comentó Andy.

—Si lo es.

—Y la gente es muy bonita.— siguió el.

—Ajá.— murmuró Juani antes de llevarse a la boca la tasa y tomar un sorbo de chocolate caliente.

—Ya sabes, cogible.— Andy observó divertido mientras el de ojos azules agrandaba la mirada de forma instantánea y pasaba rápido lo que tenía en la boca para no escupirlo. El de cabello oscuro siguió hablando a pesar de que se estaba riendo. —Es un gran lugar para superar a idiotas.

—Ve al punto.— el de cabello claro se había puesto rojo y respiraba hondo.

—Creo que deberías ligarte a alguien para superar al maldito de tu ex.

—Gracias por ir al punto.

—¡De verdad! Mira, yo sé que el maldito de Luis te lastimó pero ya pasaron 8 meses. Te mereces a alguien que te mire como tú lo mirabas a él.

—No voy a conseguir a alguien así en tan poco tiempo Andy. Se que te preocupas por mi pero... creo que dejaré que las cosas vayan a su propio ritmo. No quiero nada apresurado.

—Tampoco quieres nada que se acerque demasiado a tu corazón.

—Cuando lo quiera, si tengo suerte, lo conseguiré. Si no, ni modo me iré a vivir contigo en tu apartamento.— resolvió Juani con una sonrisa. La verdad es que no podía molestarse con su amigo por preocuparse por él. Andy no tenía la culpa de su pésimo gusto en hombres.

Todos infieles, idiotas o a la larga con un atroz miedo a los sentimientos. Se había dado cuenta que tendría que escoger mejor, pero eso llevaría tiempo.

—Creo que hay que ir a ver el partido de futbol que van a tener mañana. Ya sabes, para integrarnos.

—Me parece perfecto.— respondió Andy mientras mordía su pan. El tema anterior ya olvidado, como muchas otras veces, él le estaba dando su espacio a su amigo. —Podemos encontrar a mi futura pareja. Tú sabes que no soy muy específico. Lo bueno es que acá todos los chicos y chicas parecen modelos, de seguro me conquistó a uno y ¡tada! Visa.

—Siempre pensando en grande. ¿Quién no quiere un London boy?

—Vamos a pasear.— se levantaron de la mesa y salieron de la cafetería después de pagar. Caminaron sin rumbo hasta encontrar ciertas tiendas interesantes a las que entraban, de donde no salían con muchas bolsas. La mayoría de los lugares estaban cerrados y en los que no, solo atendían trabajadores que parecían a dos segundos de dormirse frente a ti.

Compraron comida en un supermercado y siguieron conversando: del lugar, del parque frente a ellos, hipótesis de lo que Blas podía estar haciendo y teorías en las que apostaban acerca de cómo serían sus profesores.

Siempre cambiaban rápido de tema, pero desde niños habían logrado seguirse el ritmo y esa era una cualidad que no habían perdido ahora que ya habían entrado a la adultez.

Regresaron a la universidad antes de las 9, dispuestos a dormir una larga noche y ver el partido del día siguiente.

Al dia siguiente cuando Juani y Andy salieron de su habitación, la puerta empujó por el pasillo un tulipán rojo. Ambos se dieron una mirada de desconcierto pero Juani recogió la flor con delicadeza, mirando a los costados para asegurarse que no hubiera nadie y metió la flor en un vaso de agua junto a la otra.

—Dos veces es coincidencia.— le dijo a su amigo, que revisaba el pasillo en busca de quien hubiera dejado la flor.

Siempre está en los ojos (JuanixFelipe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora