Cap. 10 || Una mujer con carácter

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En esos instantes en los que nuestros labios estaban unidos, el tiempo era disparejo. Se congelaba y se aceleraba, como mi corazón.
Nada tenia sentido.
Ni mi corazón ni mi cerebro podian asimilar lo que estaba pasando.
Las gotas de lluvia flotaban en el aire pero no caían. Pero a su vez si.
Dos lágrimas cayeron de mis ojos al saber que lo habia logrado.
No me podia importar menos lo que pasará después. Solo podia vivir ese momento.
No habia nada más importante que tus labios. Tu sabor.
No podre explicarle nunca a nadie lo que ese beso marco en mi.
Y aunque pasen los años y talvez no estés, ese primer beso va a guardarse en lo profundo de mi corazón.
Y va a unirme siempre a vos, a nuestra ficticia relación de amor.
Talvez tus labios no sean honestos al besarme. Pero los mios si.
Porque yo te beso con el corazón, Leo.
Siempre lo voy a hacer.
Espero que todo esto sea enserio, y sea la primera y ultima vez que tenga que pasar por todo el proceso de intentar enamorarte.
Te amo, Leo.
Dos lagrimas cayeron por mis ojos en el instante eterno en el que nuestro labios sellaron mis sentimientos en su corazón.
Intente apoyar mis brazos en su cuerpo, para poder caer a tierra y darme cuenta que no estaba soñando.
La felicidad es tanta que mi corazón se desborda. Las lagrimas opacan mi sonrisa suprimida por los labios rojos y delicados de Leo.
Quien pensaría que con tan solo un beso me ibas a hacer sentir tan amada y unica...
Tan "especial".
Pero... Ese momento no podia durar para siempre. Tus labios se separaron de los mios y senti mi cuerpo caerse al vacio.
Como si no fuera a verte nunca más.
Me hubiera gustado quedarme toda la tarde en ese momento.
En ese insignificante beso.
Cuando me soltaste, mi corazón se reanudo.
Pude respirar con tranquilidad, y pude sentir el frio que tenia en el cuerpo.
Me miraste a los ojos, con la cara rara.
- "¿Que pasa Flor?" Dijiste.
Y yo respondi al instante.
"Nada"
No tenia otra respuesta a una pregunta tan basica como "Que pasa"
Me tomaste la mano y me hiciste entrar a tu casa, para resguardarme del frio.
Me sente en tu sillon verde sin funda, y te mire a los ojos. Perdida en vos.
En todo el significado que tenes.
Vos te sentaste enfrente, con una silla vieja de tu comedor.
- "¿Que pasa Flor?" Me volviste a preguntar.
Pero yo ya no podía responder. No podia asimilar todo lo que habia pasado en mi vida, asi que solo me quebre.
Estalle en llanto enfrente tuyo, cosa que no me permitiría nunca.
No podia permitir que me veas asi de debil. Asi de vulnerable.
Mi orgullo caía a la par de mis lagrimas.
Tu carita inocente hizo que mi barco se devuelta y todos los marineros se ahoguen ¿Como ibas a saber?
No mereces a alguien como yo.
Mis labios temblaban, mientras me retumbaba en el sillón, con el aire faltandome.
Mis pulmones no podían inflarse. Mi piel arrugada y seca estaba toda mojada por las prendas humectadas por la lluvia.
Me sentia tan imperfecta. Tan poco apropiada para vos.
Me senti un estorbo. Estaba completamente fuera de lugar en tu casa, a esas horas.
Verte sonreir me hizo darme cuenta de lo miserable que soy cuando no estás para ayudarme. O si siquiera estás.
Te acercaste y me abrazaste, asustado por las consecuencias de tu inocente y dulce acción.
No es tu culpa, mi amor.
No pasa nada. No hiciste nada mal, Leo.
Envolvi mis brazos alrededor de tu cuerpo y con mi nariz trague un poco del perfume de tu cuello.
Y mis lágrimas no pudieron parar de fluir. Porque te amaba.
Te amaba como nunca amare a nadie.
Pusiste tus manos sobre las mías y me pediste que te hable.
Pero yo no te entendia. Solo sentia el calor de tus manos agarradas a las mías.
Me ayudaste a convertirme en una persona que no odio.
Solo podia sentirme bien a tu lado.
Me dabas un valor y un propósito.
Me dabas un sentido.
Mis labios no podian parar de temblar, y mis lagrimas de caer.
Todo eso se habia desbordado porque el era la unica cosa en el mundo que podia hacerme sentir que todo estaba bien.
¿Porque soy tan patética a tu lado?
¿Acaso oculto lo que realmente soy ante otros?
Sinceramente, no lo se.
Pero lo que si se es qué, aunque me sienta patetica y miserable, nunca te voy a echar la culpa.
Porque solo brillas. Sos como un solcito en mi vida.
Y por eso te amo.
Soltaste mis manos y te fuiste a la cocina, luego de decir algo que no pude escuchar por mi llanto interno.
Inhale una buena porcion de aire.
Mis labios ya no temblaban tanto como hace unos segundos.
Aunque no te entendia muy bien, te escuchaba renegar desde la cocina porque no encontrabas el azucar.
Sonreí con lagrimas en los ojos.
Prendi el telefono y revise la hora.
Ya era demasiado tarde para mi.
Tuve que levantarme y abrir la puerta, para empezar a correr entre la lluvia.
Sin paragua y sin capucha, aun mojada por el agua de hace unos minutos.
Y llegaste al sillón para encontrar que ya no estaba.
Que no estaba lista para tu amor.
Que te habia dejado con la taza de té en la mano.
Saliste y me viste correr por la puerta. Asustado y con lagrimas en los ojos, preocupado por mí.
Sentías que habias hecho algo mal, que me habias lastimado.
Pero no, mi cielito lindo.
No hiciste nada malo.
Me alegra saber que te preocupaste por mi y que, te dignaste a abrirme la puerta.
Pero no estaba lista para procesar todo esto.
Corri sin saltar ningun charco, mojadome lo más posible.
Mi papá iba a llegar dentro de poco, y si otra vez volvia a llegar tarde, no me lo iba a perdonar.
Perdón por dejarte con el corazón en las manos
Juro que no fue mi intención.
Juro que...
...
Ya no puedo consolar mis acciones.
¿Porque arruino el unico que avance que di en meses...?
Corria por la calle sin distinguir numero ni nombre. Estaba cegada por el dolor y la angustia de no haber podido aceptar tu taza de té.
Los semaforos ya no tenian colores para mi. La lluvia no paraba de caer.
El pelo de mi flequillo caía sobre mi cara y no me permitia ver.
Pero... ¿Que importa?
No tengo rumbo ni dirección. Soy un cabo perdido.
No puedo aceptar amor del chico que amo.
Mis ojos no podian moverse. Estaban centrados hacia adelante.
Vereda o calle, senda peatonal o cordon, no importaba. No podia distinguirlos.
Ese frenesi frenetico por llegar a mi casa y hacer una sola cosa bien me tenia incauta de mis alrededores.
Tanto asi que, de la nada, senti un fuerte golpe en la parte derecha del cuerpo.
Mi cuerpo fue tirado a la calle, como un perro. Solo para caer contra los charcos del frio pavimento de cemento. Mi cuerpo dió dos vueltas enteras y rodo, golpeando mi cabeza en el proceso.
Cuando recorde que estaba yendo por una autopista en la tardenoche fue demasiado tarde. Ya me habian chocado.
Mi cuerpo boca arriba miraba al cielo mientras las gotas caían sobre mi cara. Mi cabeza dolia mucho, a la par del dolor en mi lateral derecho, que ya de por era intenso.
Respiraba con dolor.
Parece que me habia golpeado fuerte.
Puse mi mano en la parte del golpe, por instinto. Como si aliviara el dolor.
La chica de la moto se bajo inmediatamente y se acerco a mi.
Puso sus manos en mis hombros y me sacudió un poco, para ver si estaba bien, o si siquiera estaba despierta.
La mire a los ojos y asenti con la cabeza, con la fuerza que me quedaba.
Sentia la cabeza ligera.
Ella, sorprendida pero aliviada, suspiro en alivió.
Me choco al recien arrancar, no habia de que preocuparse... Creo...
Le pedi que porfavor me llevara a casa. Que ahi me iba a curar con normalidad.
Ella se nego, y me dijo que tenia que llevarme a un hospital.
Le dije que no hacia falta, que habia sido un pequeño golpe.
Ella nego con la cabeza y me ayudo a levantarme.
Me sente sobre la moto y abrace su espalda, como si la conociera de toda la vida.
"Vamos a ir a una salita para que te revisen"
Pero no respondí. Simplemente me quede abrazada a su espalda y a su campera tipo chaleco rompevientos.
Creo que eso respondia su afirmacion.
Su casco no me dejaba ver su cara, pero sinceramente no me importaba.
Ella manejo cuidadosamente, a una velocidad suave. Yo pensaba como apesar de no haber hecho nada mal, ella me estaba ayudando.
Ella no tenia que hacer esto por mí.
Fui yo quien violo las leyes de tránsito.
No tiene la culpa de nada.
No merezco esto.
No puedo seguir haciendo que las personas se sientan mal por mi y hagan cosas para solucionarlo.
La moto pasaba por los charcos de agua y mojaban mis zapatillas.
Mis medias secas terminaron empapadas a los pocos segundos de haber comenzado a manejar.
Miraba a la calle que parecia ya no tener color. Era todo lo mismo.
Intentaba mantenerme abrazada a ella pero mi brazo golpeado no respondia, estaba entumecido por el golpe.
Pero... El hecho de tener aunque sea un solo brazo apoyado en alguien, fue suficiente para hacerme sonreir.
Y como de costumbre, mis ojos empezaron a llorar de nuevo. Me console diciendo que me habia entrado polvo en alguno de los soplidos de viento que habian pasado mientras viajaba en el asiento trasero de esa moto.
Esta mujer... No la conozco pero... siento su preocupacion. Al abrazarla, pude escuchar el latido de su corazon atraves de su humedo chaleco.
Y latia rapido, nervioso. Asustado. Ella estaba realmente preocuopada por mi.
Se me hacia reconfortante pensar que alguien era capaz de preocuparse por mi como una madre. A pesar de no haberme visto nunca antes en la vida.
Pero tambien me entristece pensar que tengo que buscar una figura materna en una mujer que me atropello en la calle.
Mis ojos se cerraban a la par de mi cuerpo comenzando a sentirse debil y sin energias. Agotado y exhausto.
Mi brazo entumecido colgaba de la moto en movimiento, como si se tratara de tejido muerto.
Con los ojos entre cerrados vi mi brazo colgando, intentando mover mis dedos. Hacer algo.
Pero no, estaba apagado.
La imagen de un viejo deja vu lleno mi cabeza al pasar por aquel vereda próxima al hospital.
Algo tan fuerte que me hizo levantar la cabeza de la espalda de la mujer.
Y así fue como pude ver un gran cementerio en el camino. Un cementerio con una entrada de rejas negras, un cementerio que nunca estuvo ahi.
A pesar de no haber pasado nunca por esa zona, la arquitectura y los colores del cementerio no pegaban con sus alrededores. Era como algo que habia sido forzadamente introducido ahi.
Como algo de otro lugar.
La moto estacionó y la mujer me dio la mano para que me baje de la alta moto.
Pero no la escuchaba. No la veía.
El cementerio opacaba mi visión.
Algo me llamaba dentro.
La mujer puso sus manos en mis hombros y me sacudió, preocupada.
Sus manos sacudiendo mi cuerpo inmóvil fueron suficientes para romper el "hechizo" que mantenia mis ojos ligados al cementerio.
Finalmente me desperte de esa ilusión. Ella me miro a los ojos atraves de su casco.
Me ayudó a levantarme y a ponerme en pie, pues mi cuerpo estaba debil y flojo. Una vez mis pies cayeron al piso, senti un inmenso dolor en la pierna que habia recibido el impacto.
Posiblemente empiece a renguear.
La puta madre.
Ella me pidio permiso para darme la mano y llevarme hasta adentro.
- "¿Como te llamas? Asi es más fácil poder hablarnos" pregunto.
Respondí con mi nombre, en un tono tímido por alguna razón.
Una vez levantada ella era mucho más alta que yo, que ya de por si, soy un chichon de suelo.
Me sentí un poco intimidada por su porte.
Ella se saco el casco y dejo caer su pelo castaño por sus hombros.
Era una chica alta, casi tan grande como Ezequiel.
Parecia estar en sus treintas, sus ojeras cargaban sus penas y historias.
Pero a pesar de eso, ella sonreía.
- "Me llamo Paula" dijo la mujer.
Ella extendio su mano y espero que la agarrara, como si fuera alguna clase de niña pequeña.
"Tengo dieciciete." Dije yo tartamudeando.
Ella se guardo la mano rápidamente en el bolsillo y salio marcha adelante, media avergonzada supongo.
¿En verdad pensó que tenia no se, doce años?
Todo mal con vos Paula.
Entramos al hospital y nos acercamos al mostrador.
Pidieron nuestros nombres y nos preguntaron si eramos relativos, a la par de preguntar que paso.
No pude distinguir bien la cara del tipo que nos atendia, mi vista estaba borrosa.
En ese momento escuche que las puertas de frente se abrieron.
Vinieron dos personas que estaban vestidos de medicos y me acostaron en una camilla a la fuerza.
Recuerdo ver la cara de Paula bastante borrosa. Solo pudiendo distinguir los colores más básicos.
Algo no estaba bien.
Las puertas se cerraron y lo último que pude ver fue la cara preocupada y triste de Paula.
Sentia el cuerpo débil, mientras los medicos se hablaban y se preguntaban cosas, sin detener la camilla.
Las luces titilaban arriba de mi. Como si hubiera una falla eléctrica en las instalaciones.
Y ahi fue cuando lo ví.
Desde mis ojos, el color empezo a drenarse hasta dejar todo en blanco y negro. Era el.
El Hombre estaba siguiendome atraves de los cables de electricidad que conectaban las luces de tubo blancas arriba de mi cabeza.
Mis ojos se abrieron en asombro cuando note como los cables de colores se tornaban negros al mismo ritmo en el que viajaba mi camilla.
Era como si se estuviera propagando por el plastico que los cubria.
Un hilo negro comenzo a formar una mano que luego bajo desde las luces.
Una mano carnosa de color marron bajo directo a tocarme la cabeza, mientras la camilla aún estaba en movimiento.
Intente moverme pero mis dos brazos estaban entumecidos, al igual que mis piernas. Empece a desesperarme.
La mano bajaba al mismo ritmo que el carrito se movía.
El avance era incesante. El pasillo parecia ser infinito y la estamina de los enfermeros interminable.
La mano carnosa ni siquiera tenia forma. No se porque la llamo mano si es solo un pedazo de carne grumosa y negra bajando a mi cara.
De entre los grumos, empezo a abrirse como una especie de ano para dejar salir una mano carnosa y con uñas.
Esta mano se aproximaba a mi cabeza y no habia nada que pudiera hacer para frenarla.
Intente gritar. Intente sacudirme. Pero todo era en vano. Mi cuerpo no respondia.
Los enfermeros estaban prácticamente corriendo con la camilla, y no parecian chocarse con nada.
¿Es que acaso es un pasillo infinito?
Gotas de sangre oscura caian de la mano. Goteaban directo en mi frente.
La mano carnosa finalmente toco mi frente y senti como los dedos humedos y fríos se metian dentro de mi carne. Forzaban la piel y los musculos de mi cabeza para entrar.
Como un ariete de policia quebrando una puerta.
Cuando la mano ya estaba dentro, sentía como los liquidos frios de la mano se mezclaban con el liquido fresco y caliente de mi cabeza, como una especie de amalgama de sangre y fluidos que no quiero mencionar.
Era una sensación horrible.
A pesar de tener la cabeza prácticamente abierta, todavía estaba conciente. Sintiendo cada segundo de dolor en mi cabeza.
La mano se metio por los orificios de mis ojos y metio de dos a tres dedos hasta donde se encontraba mi cerebro. Haciéndose paso por cualquier tipo de tejido que haya.
Podia sentir la presion del ojo siendo aplastado contra el craneo por los dedos que intentaban colarse en mi cerebro.
El dolor era inmenso. Pero aun asi, no podia gritar.
No podía llorar. No podia hacer nada más que presenciar como esa mano tenia via libre por mis interiores.
¿Que más podia hacer?
¿Sentir miedo? ¿Rezar porque esto se acabe?
Si de todas formas, nadie me va a creer.
Nadie va a tomarme enserio si les digo que una mano se está metiendo por mi cabeza.
La mano metio uno de sus dedos en los pliegues de mi cerebro y lo pude sentir con vida emocion. Senti como su frio muñón sin uña se metia dentro de los pliegues rosas. Como escarbaba y intentaba separarlo. Intentaba entrar.
Sentir como estaban tocando mi organo más importante es una de las cosas más traumatizantes que voy a sentir nunca.
Era como una operación craneal sin anestesia.
No tengo las palabras para describir lo invasivo que fue sentir como el dedo rompia todos los tejidos para llegar ahi dentro, como se hacía paso sin ningun tipo de duda o remordimiento por el dolor que me estaba causando.
Deseaba poder desmayarme del dolor, pero mi cuerpo no cooperaba. No funcionaba.
Pero el dolor no iba a durar por mucho...
Una vez la mano "termino" esta salio de mi cabeza y sello la herida con solo tocarla.
Empezo a subir por el largo hilo negro del que salio y se desvanecio en el ahora vivido color de los cables de la luz en tubo del hospital.
Mis ojos ya no estaban en blanco y negro.
Cuando mire a mis alrededores, todos los enfermeros estaban parados mirandome.
Yo estaba sentada en una silla, con todo el menton y nariz ensangrentado.
La sangre se unia en mi pera y caia como gotas sobre mi pantalón.
Un enfermero paso una toallita de bebé por mi cara para limpiar la sangre seca que tenia.
Cuando termino, además de dejarme un delicioso perfume, ya no tenia sangre en la cara.
Ya se habia esfumado. Como mi dolor de cabeza. Podia ver claro todo lo que tenia enfrente.
Ya no tenía mareos ni veia borroso.
Aunque nada es 100% bueno.
El dolor y debilidad en mi cuerpo aún se conservaban.
Pude notar que tenia un yeso en la mano y algunas vendas alrededor de la pierna.
Los enfermeros sacaron una linternita y la pusieron frente a mis ojos, para ver como estaban mis pupilas.
Una vez prendida la luz, mis ojos se cerraron en instinto.
Los enfermeros me subieron a la camilla de nuevo y me hicieron entrar a una habitación normal de hospital.
Una cama con una tele y un ambiente muy espacioso. Una mesa y dos sillas, a la par de las máquinas que ahora iban a conectar a mi cuerpo.
Al ver que necesitaban tantas maquinas... Supongo que no una boludez lo que me paso...
Siento que talvez no la contaba.
Pero bueno. La habitación no era nada fuera de lo habitual, de esas que uno ve en las películas estadounidenses.
Ellos me acostaron y me conectaron algunas cosas al cuerpo.
Se justificaron diciendo que era para comprobar que este todo bien ademas de la fractura.
Pero... Mi cabeza se sentia bien.
Ya no sentia mi cuerpo ligero ni tenia ningun tipo de mareo.
Todo esto fue obra de aquella mano carnosa que bajo del techo. O asi lo supongo.
No es que de la nada me siento mejor después de experimentar todo eso.
Me estire en la cama y me puse cómoda, sin esperar que venga nadie a verme.
Una vez terminada de estirar, sintiendome completamente comoda y en paz, fue cuando escuche la puerta tocar.
De la puerta entro Paula y Priscilla.
Paula tenia una cara seria y preocupada, mientras que Priscilla estaba llorando.
Priscilla se acerco a mi primero para darme el abrazo mas reconfortante que pude experimentar. Sus grandes brazos me apretaron y me estrujaron todo el cuerpo.
De repente, mi palido cuerpo frio sentia un intenso calor viniendo de su cuerpo. Creo que era amor.
Se nota que se habia preocupado mucho por mi. Si fuera otra situación, nunca se perdonaría que la vea con tanta cara de tonta.
Los mocos y las lágrimas de tu gran cara roja. Eras tan... Lucias tan tonta.
Tanto que lograste contagiarme.
Escuchar tu llanto no hizo más que propagarse hacia mi cara y hacerme empezar a lagrimear.
Me diste la mano y pusiste tu frente contra la mia.
- "Que bueno que estas bien Flor. Pense que te perdia..."
Dijiste, con la voz quebrada y afónica.
Te mire extrañada y totalmente fuera de lugar ¿A que te referias?
" ¿A que te referis?" le pregunte yo.
- "No importa Flor... Lo que importa es que estas bien."
- "Eso es lo unico que me importa"
Dijiste mientras frotabas tus lagrimas contra mi bata de hospital.
Y en el momento que las lagrimas empezaron a traspadar, levantaste tu mirada de mi pecho y me miraste a los ojos.
Agarraste mis dos manos y las uniste en una bolita cerca de tu pecho.
- " Leo me llamo llorando diciendo que no sabia donde estabas y que te habias ido de su casa. El penso que habia hecho algo que te incomodo muchisimo, y tenia miedo de que te pase algo grave."
No te detuve. Asi que continuaste.
- " Me pregunto si estaba con vos o si sabia donde estabas."
Me quede en silencio. No tenia que responder.
- " El estaba realmente preocupado por vos Flor. Porque lo vales."
- " Sos la unica persona que estuvo dispuesta a ser mi amiga despues de mucho tiempo. Y no pretendo perderte en la cama de un hospital."
Dijo Ella con el incesante llanto bajando por su rostro.
- " Asi que porfavor, no hagas esas boludeces de salir corriendo por la calle nunca mas."
- "¿Si?"
Dijo ella, con una sonrisa temblorosa en su rostro.
Mi rostro inexpresivo finalmente se rompio y mis labios comenzaron a temblar. Intente mantener la compostura pero simplemente no podía. No podia fingir que no me desmoronaba al escuchar tu llanto preocupado por mi.
" Vos tambien sos mi unica amiga Pri."
Me salio decirle.
Ella, sin soltar mis manos, continuo.
- " Te prometo que la proxima vez que te vea en un hospítal, te voy a traer Flores."
Cuando dejaste de hablar, el hospital quedo en completo silencio.
Y en esa habitación, pude escuchar nuestros agitados corazónes latir.
- " Espero que nunca tenga que gastar un mango en flores eh."
Dijo ella en un tono chistoso, intentando descontracturar la situacion.
El profundo silencio se rompio.
Pero... Mejor así.
Siempre voy a preferir escuchar tu voz antes que el silencio de un hospital.
Me soltaste la mano y fuiste a agarrar pañuelitos para sonarte la nariz.
Y en ese momento, Paula se sacó el chaleco para aproximarse.
Su brazo derecho tenia un largo tatuaje de lo que parecia ser una playa nocturna con una aguaviva en la arena, que reflejaba la luz de la luna.
A diferencia de su brazo izquierdo, el cual estaba vacio a excepción de una pequeña fecha anotada en sus venas.
Paula se sento en la silla a mi lado y tomo aire, como si estuviera apunto de explicarme algo "dificil".
- " Yo también pense que te perdía, Flor."
- " Apesar de haberte conocido hoy, logre encariñarme con lo poco que conozco de vos. No pareces una mala chica."
Dijo Paula.
- " Y luego de ver como esta chica Priscilla lloro en tu pecho, entiendo que estaba en lo correcto."
No pude evitar sonreir ante su "cumplido". Me hizo sentir fácil de querer, o por lo menos, encariñarse.
- " Cuando entraste por esas puertas, un enfermero vino corriendo hacia mi con un julepe bárbaro. Resulta que comenzaste a convulsionar en la camilla, luego de que ellos te dieran algunos medicamentos.
Poco despues de que hayas comenzado a convulsionar, tu nariz comenzo a sangrar a chorros, manchandote todo el menton de sangre.
El medico se enojo conmigo y me reclamo por no llenar la ficha correctamente, acusandome de haber escrito información falsa, o de ser lo suficientemente negligente como para no conocer las alergias de mi hija."
La cara de Paula cambio. Una mueca triste se poso sobre su rostro.
- " Y les tuve que decir la verdad. Les tuve que decir que no soy tu mamá."
Dijo ella, poniendome la mano en el pelo.
- " Le tuve que explicar al medico que era la unica persona disponible que se podia ocupar de vos después del accidente, y fue cuando me entendio."
- "Me pregunto si vos me habías mencionado alguna alergia o algun tratamiento previo pero... No supe que decirle.
El medico suspiro nervioso, y salió por la puerta por la que entro."
- " En esa pequeña abertura de puerta cuando el medico paso, pude verte convulsionando en la cama. Con sangre en la nariz por todos lados, y las venas de los brazos haciendo fuerza contra los cinturones de los medicos, quienes no tenian otra forma de mantenerte quieta a la silla."
Paula continuo hablando. Mi cara de asombro y preocupación no podía permitirme hablar.
- " Sin conocerte, se que esa no es una reacción de todos los dias. Me gustaria preguntarte
¿Que fue lo que viste Flor? O... ¿Siquiera sentiste algo?"
Dijo ella, preocupada por mi propio dolor.
Su mueca triste ocultaba el peso de la preocupación en su espalda quebrada. No era simple empatia humana.
Habia algo más que Paula no me estaba diciendo.
Por un momento dude si decirle la verdad.
Pero... ¿Y si le hacían daño a ella también?
No podía arriesgarme a que ese mounstro la lastime. Ni a ella ni a nadie. Iba a tener que reducirme a no decir nada.
"No..."
"No senti nada."
Le respondi a Paula. Ella suspiro aliviada, como si tuviera una carga terrible que ahora ya no esta.
Era como si, su conciencia estuviera más tranquila.
Pero sinceramente, no la veo como alguien tan superficial. No creo que solo quiera limpiar su conciencia.
Me acerque a ella y la abrace.
Ella me envolvió con sus brazos al instante.
Senti como dos gotas penetraron de nuevo la bata del hospital. Pero esta vez, de la parte de atras.
¿Realmente... Merezco esto...?
Sinceramente, ya no tenía más lágrimas que soltar. Mis ojos se habian resecado.
Pero mi corazón si lloro. Mi corazón se rompió cuando Paula dijo cerca de mi oido "Que alegria que estes bien, chiquita."
Mis labios temblaron, adoleciendo tu preocupación.
Tu dulce e inocente preocupación.
Saliste de entre mis brazos y me miraste a los ojos poniendome las manos en los hombros.
Con una sonrisa tonta. Y con tus ojos llenos de lágrimas que no tendrias que derramar.
Te paraste y saliste de la habitación, con la escusa de que tenias que ir al baño.
Sabia muy bien que ibas a prender todas las canillas una vez dentro.
Priscilla se levanto en el instante que Paula se fue de la habitación.
Ella se acerco a mi y me dijo que deberia llamar a Leo. Que se habia quedado preocupado.
Agarre el teléfono y Priscilla salio de la habitación lo más rápido que pudo.
Entre al chat de Leo y lo mire.
Tome aire y acerque mi dedo al botón. Pero no pude presionarlo.
Sentia que iba a cagarla de nuevo.
¿Y se la embarraba más?
No quiero hacer la del patito criollo...
Ya fue suficiente con el avance que tuve hoy...
Pero y si...
Ay la puta madre.
Agarre el teléfono y toque el botón.
El teléfono no sonó por mucho.
Leo atendio al toque.
- "¿Hola? ¿Flor?"
- " ¿ Estas ahí...?"
Pregunto el, sin obtener respuesta.
Sabia que no tenia que tocar ese botón. No estaba lista para hablar.
"Hola Leo"
Dije en automático. A pesar de no sentir ganas de hablar, me force a hacerlo para que el no se preocupe más.
- " ¿Como te sentis? ¿Estas en tu casa?"
"Me siento b-bien." Respondí sonrojada.
"Estoy en el hospital. Tuve un accidente."
- "¿¡H-hospital!? ¿¿Que pasó flor??"
" Nada. No hay nada de que preocuparse."
Me salio decir con un tono frio.
No me sentia como yo. Era como si estuviera hablando un cascarón por mi.
"Estoy bien Leo."
Se escuchaba en la voz de Leo la preocupación que andaba manejando.
- "¿Segura Flor? Puedo ir a adonde sea que estes..."
" Ya es muy tarde para que salgas Leo..."
"No te preocupes... Estoy con Priscilla. No va a pasar nada."
Dije, intentando consolar su voz.
Ambos nos quedamos en silenció.
Con la pregunta en el aire, que ninguno era capaz de responder.
Sea por la timidez o indecision, habian cosas que nos superaban.
Aunque no lo veía, sabia que estaba moviendo sus labios. Sabia que estaba intentando preguntarlo.
"Me gusto mucho el beso que me diste hoy."
Dije, para luego cortar.
Una vez deje el teléfono en mi regazo, mi corazón salio disparado de mi pecho.
Mi cara estaba completamente roja.
El teléfono podía brindarme un poco más de valentia que la que tengo cuando estamos frente a frente.
Pero de todas formas, el efecto a la larga es el mismo.
Me tape la boca con ambas manos mientras sentia todo mi cuerpo caliente, nervioso por lo que acababa de decir.
Intente tomar aire pero el calor en mi rostro no me lo permitia.
Estaba demasiado agitada.
Me pare de la cama y agarre un vaso de agua de la mesa de al lado.
El agua estaba filtrada. No podia denotarla como insipida, pues, tenia un poco de sabor a cloro.
Me acerque a la persiana y abrí las cortinas.
Resulta que la luna daba directo a mi habitación. Se habian hecho las 7.
La hora a la que mi papá llegaba a casa.
Pero ya no habia nada que hacerle. No es como si pudiera pedirle a Paula que descarile y me lleve a casa por la vereda.
Asi que decidi acostarme en la cama de nuevo.
A los pocos segundos de acostarme, un mensaje llego.
"¿Donde estás?"
Como era de esperarse, era mi papa.
Se habia dado cuenta al segundo de abrir la puerta que no me encontraba en casa.
Los dos tildes del destino llegaron a su mensaje. Pero no una respuesta.
"Flor responde"
Escribió el.
Pero no iba a responder. No me salia.
"Flor donde mierda estás"
Sus mensajes se tornaron más violentos progresivamente al no recibir respuesta.
En ese momento, Paula entro a la habitación, con la cara lavada y el pelo atado.
Me vio con el teléfono, inmovil en mi cama.
Se acerco y me pregunto que paso, lo unico que faltaba es que me quede como un vegetal de la nada.
Vio que tenia el telefono entre mis manos, pero que no tecleaba. Mis manos palidas estaban congeladas en el acto, sin ningun mensaje en la barra de texto.
Ella me pidió permiso y no tuvo respuesta.
Agarro mi telefono y leyo el chat.
Automáticamente, mi cabeza se levanto a mirarla, pero no hice nada para detenerla.
Ella agarro el telefono y se lo puso al oido. Como si hubiera llamado a mi papá.
¿Que iba a decirle? Si de todas formas no tenia nada que responderle.
Ella salió de la habitación con el ceño fruncido, hablándole en un tono aspero a mi papá.
No lo conoce.
O talvez... El no la conoce a ella.
Ella salio de mi habitación y Priscilla entro, extrañada.
Priscilla se encontraba acompañada de una mujer mayor y muy grandota.
Mujer rubia con el pelo rizado, en sus 50, con varias pecas en la cara. Un maquillaje carmesi y unos aritos de anillo grandes y dorados.
La señora tenia una sonrisa timida en el rostro. Era como si se sintiera fuera de lugar.
Priscilla se sentó en la silla a mi lado y acerco una silla para la señora.
- "Flor, esta es mi mamá" dijo Pri.
La señora, sonrió y se acerco a mi, para saludarme.
- "Que lindo nombre, Flor."
-" Soy la mamá de Priscilla, un gusto"
Cuando la señora dijo eso, senti un pequeño calor en el pecho.
- "Nosotros tenemos que irnos porque se le hace tarde a Pri para sus clases de inglés. Pero quiero que sepas que estás más que invitada a comer a casa el dia que quieras."
Dijo ella, en un tono dulce y amigable.
La señora abrio su cartera y empezo a rebuscar entre sus papeles, tarjetas y pañuelos.
Ella saco un bonobon de su cartera, que me entregaría en manos.
- " Que te mejores mi amor." Dijo ella, con un dulce tono maternal.
La señora se levanto y me beso la frente. Para levantarse y ponerse en la puerta, como esperando a Pri.
- "Chau Flor, cualquier cosa avisanos ¿si?"
- " Te quiero mucho. Que te mejores"
Dijo Pri mientras movia su mano saludandome.
Me quede congelada, con el pecho caliente y una sonrisa en la cara.
Empece a saludarlas también. Habia algo muy reconfortante en tenerlas cerca.
Ellas salieron y la madre cerro la puerta muy despacito, para no hacer ningun ruido.
Gracias por el bombón, señora.
Agarre el envoltorio de ambos extremos y empece a torcer.
El bombón estaba un poquito derretido, pero nada muy extremo.
Lo agarre y me lo puse en la boca, comiendolo de un mordisco.
No se si cambiaron la receta de los bonobones últimamente. Pero...
Este era mucho más rico que de costumbre.
Escuche que alguien tocaba la puerta. Tampoco es como si pudiera decirle que no pasen.
Y ahi fue cuando entro Paula, con un poco de mal humor.
- "Tu papá es reverendo pelotudo"
Dijo ella, sacada.
- "Sin ofender."
Continuo.
" No pasa nada Pau. Es un idiota."
Dije yo, riendome un poco.
Ella se sonrio y cambio esa cara estresada que tenia.
- " Queria venir a buscarte pero le tuve que decir que no te pueden dar el alta todavia. Se calento y me insulto."
- " Dijo que iba a venir en cualquier momento a tener una charla seria con vos."
- " No voy a dejar que nada malo te pase. Estoy con vos Flor."
Dijo ella, poniendome la mano en el hombro.
Paula se sento en la silla de nuevo, y se quedo esperando a que mi padre, el cual estaba muy nervioso, llegue a "cagarme a pedos".
Me quedé sentada, quieta, mirando la ventana. Esperando que mi padre llegue.
No tenia ganas de escuchar a Paula malhumorada y menos a mi papa a los gritos.
Paula se paro y empezo a dar vueltas alrededor de la habitación, esperando la llegada de mi viejo ansiosa.
Estaba tan ansiosa que decidió salir de la habitación, para esperarlo.
Se iba a re armar la podrida.
El hospital nocturno era bastante silencióso de por si.
Pero eso estaba por cambiar.
Las dobles puertas de la entrada fueron embestidas por un cuerpo adulto furioso, incesante caminaba a donde creia era mi habitación.
Los de la recepción intentaron pararlo, pero simplemente los ignoro.
Golpeo las puertas con su cabeza al pasar, no tenia tiempo de usar las manos para abrir la puerta como una persona normal.
Desde el pasillo, las miradas de Paula y mi papá se enfrentaron entre si.
Sus gargantas empezaron a prepararse para escupir una tonelada de insultos ensalivados en odio y bronca.
Ella no estaba dispuesta a tolerar ningun tipo de violencia de nadie, y el, solo conocia la violencia como forma de interactuar.
Paula cerro la puerta detras suyo y se pusieron a discutir.
A los gritos, un baruyo increible.
Y otra vez me encontraba atrás de una habitación escuchando los insultos de mi padre.
Como cuando discutia con mi mama.
Como todos esos años que estuve fingiendo estar dormida para luego escuchar como se mataban a insultos y eventualmente mi padre la golpeaba.
Si es que se puede considerar mi padre. Eso era solo un violento. Nunca se preocupo por la familia ni nunca hizo nada por ella.
Solo vive con nosotros, en la misma casa. Pero vive de forma individual.
Hace su vida y nos obliga a nosotras a facilitarsela.
Con los años los "episodios violentos" se hicieron más recurrentes. Eventualmente desembocando en yo también siendo golpeada.
No teniamos visitas en casa por miedo a que el haga algo o no le caigan bien las visitas.
Realmente prefiero no pensar en eso. Porque siempre que pienso en la mierda de persona que es, me amargo.
Escuche como mi padre empujaba a Paula para pasar. El abrió la puerta furioso y me vio en la cama, con el yeso en el brazo.
- "¿Me podes explicar que carajo estas haciendo aca?"
Dijo mi papá, con un tono furioso.
El se acerco a mi y yo intente moverme. Pero no pude. El era demasiado rapido.
Vi sus manos esperando para estar en rango para arrancarme los pelos, asi que con la mayor velocidad que me permitia mi brazo bueno, tire la sabana arriba de mi.
No fue de mucha ayuda, pero por lo menos entorpeceria mi destino un poco más.
Con sus grandes manos peludas agarro la suave manta de felpa y la tiro hasta mis pies. Mi cuerpo instintivamente cubrio sus partes vitales con el unico brazo que tenia. Como si estuviera en el suelo siendo golpeada a morir.
Pero el no iba a golpearme.
Puso su mano en mi cabeza y enredó sus dedos en mi pelo, solo para empezar a tirar para arriba. Arrancaba los pelos desde la base de mi cabeza.
Aunque sinceramente no si siquiera queria hacerlo. Solo queria que me asuste con la idea de que iba a arrancarme el pelo.
Desde el momento cero en el que el entro a mi habitación mis quejidos comenzaron.
Mis inutiles suplicas bañadas en miedo y angustia eran muy poco filosas como para penetrar la densa capa de bronca en los oidos de mi papá.
Mis lágrimas empezaron a manchar el acolchado azul característico del hospital.
Ya no eran quejidos de porfavor. Si no que estaba rogandole que porfavor no me haga nada.
"Papa porfavor... Basta... Me lastimas"
Decia yo, con la voz afonica de tanto llorar.
Pero su mano firme nunca cedio. Estuvo estirando mi pelo al maximo, haciendo que cada fibra capilar sufra al maximo.
La piel de gallina invadio mi cuerpo al recordar todas esas veces que no tuve otra forma de calmar mi llanto más que orinandome encima.
"No me pegues papá"
"Te amo, papá"
¿Eran para el lo mismo?
¿Si quiera habia un remoto eco de lo que le suplicaba en su inmensa cabeza hueca?
¿Podias sentir algun sentimiento ademas de la ira?
La puerta se abrio de un portazo, era Paula.
En su mano, ella sostenia algo.
Entre gritos, mi padre exclamó.
"Usted si que es una mujer con carácter"
Mientras Paula extendia su brazo y posicionaba su dedo en el gatillo.
Si pudiera ver sus ojos, sabria que estaba completamente determinada a matarlo.
. . .
Pero entre tantos gritos de angustia y enojo, el hospital se calmo. Mi cuerpo en posición fetal ya no sentía dolor.
Finalmente entendí que no existia fuerza imparable como mi papá.
El era una persona, al igual que yo.
Y siempre, pero siempre, va a haber alguien más poronga que vos.
Escuche el agonioso quejido de mi padre cayendo al suelo, totalmente adolorido por lo que Paula le acababa de disparar.
Una buena dosis de gas pimienta en los ojos.
El ardor lo estaba matando. Tanto que tuvo que soltar su mano de mi pelo para intentar sanar el dolor en sus ojos.
Poco despues de que sus quejidos comiencen, senti como se levanto del suelo. Con los ojos cegados, se levanto.
No importaba donde sea que este parado. Empezo a golpear el aire, rezando por que algun golpe de esos, golpeé a Paula.
Sus puños errantes viajaban cerca de Paula pero nunca la tocaban. Nunca lograban rozarle ni siquiera el más minimo pliegue de su remera.
Pues Paula ya no estaba frente a el.
Ella estaba envolviendome con sus brazos, poniendo la espalda en dirección a el.
Pero, este terror no iba a tardar mucho.
Dos policias entraron y agarraron a lo que considere alguna vez mi papá del suelo.
Los policias tuvieron algunas dificultades en levantar a mi papa del suelo. No es que fuera precisamente una plumita.
Mi cuerpo estaba congelado en posición fetal.
Mis piernas estaban unidas, y mi brazo estaba envolviendo mi costilla.
Mi nariz moqueaba como nunca.
No puedo poner en palabras la impotencia que senti en ese momento.
Pero... Esa impotencia se alivio. Cuando senti tus brazos. Tus largos brazos de adulto dandome todo ese amor que nunca recibi por ninguna de mis contrapartes.
Besabas mi cabeza, llorando.
Todo va a estar bien, decías.
Ya va a pasar, me dijiste.
Y por un segundo, por solo un segundo, me lo creí.
Esos instantes en los que la seguridad de tus brazos me protegia del exterior, fueron los instantes más felices de mi vida.
Te separaste de mi y me miraste a los ojos de nuevo.
Con todo el amor del mundo en una sola mirada.
"Tengo que ir a hablar unas cosas mi amor. Espérame aca ¿Si?"
Paula agarro su chaleco y cerró la cortina de mi habitación.
Se acerco a mi, y me dio un abrazo.
Se separo y fue directo a la puerta. Movió su mano y me saludo.
Con mi unica mano sana, yo también la salude.
Y ella sonrió.
Sonrió con genuino amor.
Fue entonces cuando cerro la puerta y todo quedo a oscuras.
Mi cabeza cansada se reposo sobre la almohada.
Eran las 8, pero tenía muchisimo sueño.
Asi que, decidi prender el telefono para revisar que todo este bien.
Desde el grupo de la escuela, se asomaba un mensaje.
"Paro de colectivos mañana"
Empece a saltar sentada desde la cama, con la poca energia que tenia almacenada en el cuerpo todavía.
Otra pequeña victoria para mi.
Apague el teléfono y lo apoye en la mesa.
Cerre mis ojos, y a los pocos segundos, estaba dormida.
...
Me desperté por un extraño ruido muy tarde por la noche.
Sentia un fuerte dolor de estomago también.
Espero que no sea nada extraño...
Mi consternación se calmo cuando escuche a mi estómago rugir.
Cierto, no habia comido nada.
Misteriosamente, habia una luz encendida en la habitación.
Mire a mi izquierda y Paula estaba dormida en una silla.
Voltee hacia donde estaba la mesa y agarre mi teléfono, para ver que hora era.
Prendi el teléfono para ver la hora. Eran las 02:17 de la mañana. No había dormido una mierda, como siempre.
Me levante de la cama, con todo el estomago dolorido.
Vi en la mesa de enfrente, cerca de donde estaba Paula.
Habia un pequeño papel con 2 billetes de mil siendo sostenidos por una lapicera.
"Hola Flor, si lees esto me quede dormida, aca hay un poco de plata para que compres algo =)"
Y su firma, Pau.
Viendo un poco más lejos, vi la billetera de Paula apoyada sobre la mesa, totalmente abierta.
Me acerque a la billetera para cerrarla y la vi.
Habia una foto en la billetera.
La foto de una nena.
Me acerque y la vi. Era una nena de más o menos 12-13 años.
Asi que agarre la foto para verla mejor.
En la parte de atras, habia una fecha.
15/07/19.
Hace 5 años... ¿Que paso?
No podía haber nacido hace 5 años.
Parecia mucho más grande.
Es más, posiblemente tendria mi edad...
Cerre la billetera, extrañada.
Me acerque a su brazo, para checkear algo.
El mismo tatuaje se repetia en las venas del brazo de Paula. Ella tenia tatuada exactamente la misma fecha.
Me quede en silencio y sali de la habitación.
¿Quien era esa chica...?
Cuando abrí la puerta, todas las luces del hospital estaban apagadas.
Habia un inmenso silencio en los negros pasillos del lugar.
La única luz que habia era la de la maquina expendedora en el pasillo al fondo del hospital.
El ruido de la maquina expendedora, ese ruido feo que hacen las viejas luces de tubo de techo me taladraba la cabeza.
Y para colmo, no había ningun alma despierta a esas horas. Ningun enfermo tociendo y ningun paciente que haya ido al baño.
Estaban todos plácidamente durmiendo. Menos yo.
Mi hambre no me permitia dormir a mi. Necesitaba comer algo.
Pero el pasillo oscuro y la poca o casi nula luz no me daban la confianza suficiente para seguir avanzando.
Cuando mi pie toco el suelo fuera de la habitación, sentí un chucho de frio a lo largo de mi nuca, que recorrio todo mi cuerpo.
El estomago me rugió. Miedo o hambre.
Tenia que escoger mi veneno.
Mire a ambos lados del pasillo, como si pudiera ver a alguien viniendo.
Misteriosamente, no habia nadie en la recepción. Algo no estaba bien.
Olia a culo a medio kilometro.
Tenia una muy mala espina acerca de lo que podia pasar si salia del resguardo de mi habitación.
Pero... Tampoco podia esperar a que vomite agua por la falta de comida.
En el pasillo, comence a escuchar una voz.
Alguien estaba tarareando.
El aullido de su voz recorria los pasillos del hospital. Sin chocarse con ningun mueble, y sin producir eco.
Era un sonido claro y nitido. Un sonido que sintetizaba a la perfección con el silenció.
Tanto asi que era capaz de no despertar a nadie, pero si despertar mis instintos más primales. Mi sentido drl peligro.
Algo me decia que no tenia que salir.
Pero... Habia una mano invisible apoyada en mi hombro insitandome a salir.
Empujandome despacito.
Puse otro pie en el helado pasillo oscuro.
El canto no paraba de retumbar en el pasillo. Cada vez estaba más cerca.
Su entonación era cada vez más serena. Parecia estar disfrutando de su canto, como si se tratara de un niño silvando cuando va caminando a jugar a la pelota con sus amigos.
Puse mi otro pie fuera. Y sabia muy bien que no podia cerrar esa puerta.
De ninguna forma esa puerta podia quedar cerrada.
Era mi unica fuente confiable de luz.
Puse mi pie en posición y comencé a caminar en puntitas de pie, como si eso me salvara de lo que se me venía encima.
Tenia que intentar ser lo más sigilosa posible. Rezando que eso funcione, y que ese canto no se acerque a mí.
Encamine mi otro pie al suelo y cuando apoye el talon, el canto se detuvo. Como si me hubiera escuchado.
No podía ver más lejos que a 2 metros de distancia. Estaba todo el pasillo oscuro. Como si alguien hubiera cortado la luz en las instalaciones.
Empece a sentir comezón en las piernas bajo la bata de hospital.
Era como si hubiera un enjambre de mosquitos en la oscuridad picandome.
Sentia las ampollitas en mi piel arder. ¿Eran mosquitos?
Empece a sentir ganas intensas de ir al baño. Pero era todo psicológico. No pasa nada.
Mientras la luz de la maquina este prendida... Nada podia salir mal.
A pesar de que habia luz, esta no reflejaba en la oscuridad.
No se esparcia ni iluminaba sus alrededores. Pero si destacaba brillando en la oscuridad.
Como si se tratara de la luz roja de las zapatillas.
Segui avanzando.
La comezon era cada vez mayor. Sentia a los mosquitos pararse en mi piel y meter sus pequeños picos en mi carne.
Tragando mi sangre a gusto, como si fuera un naranju.
Mientras más me acercaba, más notorio se hacia un ruido entre la niebla oscura.
Un llanto humano se escuchaba detrás de esa invisible pared oscura.
Era un llanto de dolor. Lleno de quejidos y angustia.
Alguien estaba sufriendo.
Con cada paso que daba, mis pies se aferraban cada vez más al suelo.
Como si realmente, no quisiera avanzar.
Pero esos llantos... Me atraían. Necesitaba comprobar que era.
Que estaba pasando.
Mis pasos retumbaban y hacian eco, a diferencia del canto, que se mantenia nitido aún.
Los llantos empeoraban progresivamente.
Se escuchaba como si alguien estuviera intentando escupir algo.
Sinceramente, no queria prender el teléfono hasta llegar a la fuente de ese ruido. No queria arriesgarme a ver algo que nunca iba a poder borrar de mi mente.
Pocos pasos despues, la maquina expendedora estaba finalmente a mi lado.
Ya no había más pasillo que recorrer. Y el ruido, ya estaba a su máximo esplendor.
Mire a la maquina de la derecha y presione cualquier tecla que me diera algo de comer. Sin ponerme a iluminar que producto era.
Sin despegar la mirada de la maquina, los llanto de dolor que venia del suelo se intensificaban.
Mis pies sentian frio, y la comezón era inmensa. A la par de mi corazón, que latia sin parar. Aterrado por revelar lo que tenía enfrente.
Cuando presione las teclas, escuche como algo baboso caía al piso. Algo muy humedo y esponjoso estaba muy próximo a mis pies. Al recien caer, un poco de liquido caliente me salpico en un dedo.
Los llantos no cesaban. Era un escarmiento continuo.
Parecia haber algo debajo de la maquina expendedora, algo que estaba atascado llorando.
Empece a tocar rápidamente los botones de la maquina expendedora, como si esta fuera a darme mi comida más rápido. Desesperada por irme.
Golpee repetidas veces el boton, como si fuera un ascensor en una película de terror. De esos que no suben a pesar de que le estes dando al boton con todo.
Esa cosa babosa se arrastraba por el piso, llenandolo de algo y vizcoso y sangre.
Escuchaba las burbujas de vizcosidad estallar por cada centímetro que recorria esa masa sin forma que tenia enfrente. Que no veía, pero si imaginaba.
Era increible lo humedo que estaba eso. Como si fuera un slime. No parecia tener intenciones de secarse.
La maquina finalmente solto lo que sea que haya elegido, notificandome con el ruido de que ese algo cayó sobre algo "solido".
Ahora venia la parte difícil.
Prender la linterna para ver donde se supone que estaba el objeto.
Me daba más miedo intentar agarralo y meter la mano en un lugar que no debo, a prender la linterna y ver lo que fuese que sea ese ser agonizante.
Tome aire y suspire. Totalmente nerviosa. Sinceramente no queria perder esa comida. Talvez era lo unico que iba a poder comer en horas.
Asi que, prendi la linterna.
Gracias a Dios la linterna me alumbro el rostro y no al suelo.
El canto se aproximaba por los pasillos, y mezclado con el llanto, me ponía cada vez más nerviosa.
No sabia para que dirección correr. No sabia que venía de atras, ni que venia de adelante. Estaba totalmente a oscuras.
Con un leve movimiento de muñeca baje la linterna hacia donde creia que estaba la maquina, confiando en mi instinto.
Enfrente luz con luz, para asi no tomar ningun riesgo. Fui bajando por los productos, los cuales lucian muy apetitosos a simple vista.
Aunque, conforme mas bajaba, la maquina se estaba tornando más y más rara.
Cuanto mas abajo era, mas oxido tenia. Siendo la parte final un oxido negro desagradable. A la par de muchas "cicatrices" en el metal. Como si algo hubiera estado rasgando.
Finalmente, di lugar con el pozo de objetos. Esa trampilla estaba llamando a mi mano.
Sin mirar demasiado, la meti para agarrar el producto e irme lo mas rapido que podia. Intentando que ni el llanto ni el canto me dejen atrapada en los pasillos del hospital oscuro.
Cuando toque la fria compuerta de metal, senti como mi mano se humedecia. Habia algo liquido dentro de la maquina. Seguro era algun refresco... O algo que se volteo.
No pasa nada Flor.
Es una maquina expendedora.
Cuando saque la mano de la trampilla, con el producto en mano, senti como una especie de succion. Como cuando un bebe te chupa el dedo y no lo quiere soltar.
No parecia tener la fuerza suficiente como para detenerme pero... Talvez no lo estaba intentando con toda su fuerza.
Intente sacar la mano pero esa succion que subestime ahora me ganaba.
Habia algo que estaba haciendo mucha fuerza de succion en mi mano.
Algo que me queria mantener encadenada a ese liquido viscozo por siempre.
Intente sacarla pero me seguía chupando.
Sentia ese liquido vizcoso y caliente humectar mi mano por completo. Tenia textura como... Como saliva.
Empece a sentir arcadas cuando la "humectación" comenzo a esparcirae por mi mano.
Como no podia ver, imaginaba lo peor. Sentia cmo si le estuvieras metiendo la mano en la boca a un anciano decrepito apunto de morir.
Segui haciendo fuerza pero no habia caso. No me quedaba de otra. Tenia que alumbrar, o quedarme ahí, esperando a ser devorada.
Agarre la linterna y la apunte hacia la trampilla.
En esos instantes, fue cuando mas sucia me senti en mi vida.
La maquina expendedora tenia cara, o restos de ella.
Tenia dos grandes ojos azules y inflados, ridiculos. Estaban rojos, como si acabara de terminar de llorar.
Los grandes ojos saltones tenian pestañas largas y negras a sus costados, mientras que la trampilla tenia una capa de piel seca alrededor de los bordes de la trampilla.
Era como una especie de boca que contaba con un bigote canoso encima.
Juro que senti arcadas al pensar que le meti la mano en la "boca" a ese ser asqueroso.
Seque mi mano en la bata de hospital lo mejor que pude, con una mueca de asco por todo mi rostro.
El canto no paraba, y ahora empece a escuchar pasos en el pasillo.
- "Necesito chupar algo" dijo la maquina en un tono afonico y sin volumen, casi susurrando.
- " Tu mano es muy sabrosa" continuo la maquina.
Aunque, no sentía total honestidad en su tono. No era necesidad. Esa maquina tenia intenciones más sucias... Más...
Puaj. Me da asco de solo pensarlo.
Prendi la linterna y termine de iluminar la maquina de mejor forma.
Y asi fue como vi que en vez de patas metalicas, la maquina contaba con piernas humanas en miniatura, con sus zapatitos y medias ridículas.
Era como si fuese una especie de maquina expendedora humana.
Decidi no iluminar los bancos del costado. No tenia tiempo para andar explorando el entorno.
La voz se acercaba, y su respiración se empezaba a ser más notoria.
Me acerque un poco a la maquina. Con aun la expresion de desagrado y las arcadas tocandome la llaga.
- "Porfavor... Lo necesito... Si no, mi cuerpo duele." se quejo la maquina, gimiendo.
Me acerque un poco mas y escuche los ruidos desagradables de la maquina, feliz y contenta pensando que tenia algo para chupar.
- "Te gusto entonces eh... Yo encantado bombón."
Dijo la máquina, sacando la lengua y dejandola en el piso. Como un perro contento. También escuché sus gruñidos primales, como intentando mostrar su... ¿Su hombria...?
¿Que respeto puedo tener por algo tan bizarro como eso?
Continue acercandome, a pesar de los ruidos degenerados que hacia la maquina.
- "Ya tengo la lenguita afuera" dijo el viejo verde.
Pero no. Penso que iba a convencerme o que alguien alguna vez iba a sentir algun tipo de atracción por el.
Asi que levante la pierna y le meti un patadazo a la maquina expendedora. Mi pierna se quedo atascada en la carne, pero al menos le rompí el vidrio.
Con un poco de fuerza, la piel se despego de la carne y note el gran socavon que habia dejado en esa capa de piel. Me senti muy fuerte, pero también muy asqueada.
La maquina pego un chillido de dolor. Como si le hubiera roto algun organo vital. Se estremecio de dolor. Sacudiendose y quejandose, dejo que la luz de su interior iluminara los banquitos de al lado de la maquina.
Y en los banquitos , un hombre mayor se encontraba recostado en las sillas. Pero... No era cualquier hombre mayor.
No contaba con piernas ni con cara. Solo tenia un gran agujero donde se supone que va el rostro.
Solo habia un portal a lo que era su estructura craneal por dentro.
- " ¡MOCOSA DEL ORTO! VENI PARA ACA" grito la maquina, sacando la lengua y dejandola caer en el piso.
Luego del grito de la maquina, el canto se detuvo. Yempece a escuchar una respiración ahogada detras mío.
Ya era demasiado tarde.
La maquina se paro en sus patitas miniatura y empezo a correrme. Pero para cuando el empezo a correr, yo ya estaba 5 metros mas adelante. Asustada y gritando del miedo, rezando por haber esquivado a eso que cantaba y cualquier cosa que haya en mi camino.
- " ¡Era mentira linda! ... porfavor no apagues la lu-" Dijo la maquina para quedarse en total silencio al ser interrumpída un ruido de tracción.
No mire para atras. Solo entre a mi habitacion lo mas rapido que pude.
No me iba a poner a comprobar que había agarrado a la maquina de mierda.
De todos modos, lo que le pase seguro se lo merezca.
Cerre la puerta y abri las cortinas, para dejar la luz de la luna fluir sobre la habitacion y la calma entrar con la misma.
Escuche de nuevo, aullidos de dolor desde fuera del pasillo. Pero esta vez, estaban más cerca. Solo que... Eso que lloraba se estaba arastrando desde el suelo.
Y fue entonces cuando desde dentro de la habitacion escuche la voz de Priscilla afuera.
- "¿Flor? ¿Donde estás? No veo nada..."
¿Pri...? Que haces aca...
Fui directo hacia la puerta, lo más rapido que pude.
Puse las manos en el picaporte, pero "Priscilla" hablo
- " Flor abrime... Tengo miedo... Me clave algo en el pie al volver al hospital..."
Y en ese momento empece a dudar. Saque las manos del picaporte, desconfiada.
¿Porque volvería al hospital a las 2:40 de la mañana? No tiene justificación...
"¿Porque volviste...? Deberias estar durmiendo."
La voz respondio casi al instante, como si ya tuviera la respuesta preparada.
- "Porque te quería sorprender Flor... Después de la clase de ingles me puse a pensar en vos...Queria despertarte y ver como estabas... Dale abrí porfavor que aca afuera hace frío."
Mantuve el silencio. Tenía una mala espina, pero sentia ganas de abrir la puerta.
- "Flor tengo miedo..."
Su voz era identica. Ademas de que me habia hablado de inglés.
Tenia que ser ella... ¿No?
Puse las manos en el frio picaporte y escuche los llantos del otro lado de la puerta.
"Porfavor Flor... Hay algo detras mio..."
Empece a torcer lentamente el picaporte, para abrir paso a Priscilla.
Y entonces fue cuando escuche como su voz se distorsionaba y rogaba.
- "Porfavor... No... Dejame ir... Voy a pagarte, lo juro... NOO-"
Lo que pretendia ser Priscilla cayo al piso, gritando por su vida, mientras era arrastrado a la eterna oscuridad del pasillo.
Cuando el grito termino, un áspero silencio invadio toda mi habitación. Y el hospital.
Para poco después, ser interrumpido por un ruido metalico. Como si algo golpeara repetidas veces un metal hasta abollarlo por completo, dejándolo inutil.
Cuando me percate que era, respire aliviada de no haber abierto la puerta.
Saque las manos del frio picaporte y trague aire, pero me sentía muy estresada y nerviosa.
Puse las manos en mi pecho, para luego llevarlas hasta mi agitado corazón.
Tanta taquicardia iba a destruirme el corazón eventualmente...
Finalmente pude intentar respirar, agitada, pero lo intente.
Casi rozaba la hiperventilacion.
No creo nunca poder borrarme la imagen de la cabeza de ver a un señor mayor convertido en una carnosa maquina expendedora, teniendo ese tipo de intención conmigo.
Pero por lo menos, tenia mi chocolate.
Abri el envoltorio con los ojos cerrados y le pegue un buen mordisco. Segura de que iba a tener un sabor delicioso.
Pero... cuando empece a masticar, senti una textura chiclosa y caliente. Eso no era el chocolate que yo compre.
Asi que lo escupi.
El pedazo de "chocolate" cayo al piso.
A simple viste me percate que no era un chocolate, no tenias que ser un genio para darte cuenta que no era de frutilla.
Tenia un color rosa y una textura rasposa. Como...
Como una lengua.
Con el cuerpo pesado me avalance sobre el tacho de basura mas cercano y vomite todo lo que habia juntado en la odisea de ir a comprar algo para comer en la maquina expendedora.
Una vez terminado, intente recuperar la compostura respirando.
Pero simplemente volvia el recuerdo y las arcadas atacaban mi garganta.
Me levante del tacho y mire a la luna, sentada en la cama.
Respire despacito.
Intente inhalar y exhalar lo mejor que pude, como habia visto esa vez que perdi los estribos en esos cursos de "encontrar la paz interior" por internet.
Cerre los ojos y respire de nuevo. Ahora con mucha mas calma. Parece que habian servido de algo.
Hice lo posible para olvidar todo lo que acababa de pasar.
Y entonces lo vi. Habia un sobre en mi mesa. Un sobre negro con una estampa roja sellandolo.
Agarre el sobre y sin mucha delicadeza lo rompi.
Muy lindo y todo pero... sinceramente solo me importaba el contenido.
Habia un papel dentro. Un papel peculiar.
Era una hoja refinada de papel.
Parecia muy fina y delicada, y a su vez, con mucha clase y elegancia.
Con una letra y caligrafía excelente, la carta tenia indicaciones de adonde tenia que ir.
"En el cementerio de al lado. Te esperamos."
¿Espera-mos? ¿Eran dos...? Mi cabeza no estaba precisamente en blanco acerca de quien habia escrito esta carta pero... ¿Tenia un aliado...?
Lo que me faltaba... La puta madre.
Me puse la mano en la boca, para intentar calmar mi ansiedad.
Cerre la carta y la guarde en mi bolsillo.
Sacandome la mano de la boca.
Estaba determinada a seguir las instrucciones del hombre que me encerro en una caja humana y vomito un clon exacto de mi cuerpo.
¡¡Wuu!! ¡Vamos Flor! Cada día te superas más.
Me asome a la puerta de nuevo y al parecer ya no habia ningun canto ni ningun viejo merodiando la zona.
Ahora que la maquina expendedora estaba presuntamente muerta, no habia nada de que preocuparse.
O mejor dicho, si, si habia de que preocuparse pero...
Tampoco podia hacer mucho aunque quisiera.
Sali descalza de la habitación.
Con la misma bata de mierda que tenia puesta desde hoy a la tarde.
Prendi la linterna en mi telefono y ilumine el camino hacia la salida.
Los azulejos blancos del hospital tenian un rastro de sangre y coagulos que llevaban hasta la puerta. Que buen momento para estar descalza, la puta.
Cuanto más me acercaba a la puerta, más observada me sentia.
Como si alguien me estuviera siguiendo. Pero no... No es el.
El esta en el cementerio Flor.
Y en ese momento fue en el que se me ocurrio mirar a la puerta del hospital.
Fue ahí cuando me percate de un hombre apuesto y bien vestido mirandome desde la puerta.
A simple viste pude notar que tendria más o menos la edad de mis papas, pero de todas formas, era muy fachero.
A los pocos segundos de notar que estaba ahi, el tipo desaparecio en un abrir y cerrar de ojos.
Cerre los ojos en medio de la oscuridad y respire. Como si hubiera visto una alucinacion.
"Es todo mentira Flor. Vas a estar bien."
Se que nadie me recomendaria ir hacia donde esta ese tipo, ni siquiera usted lector... Pero es por el bien de la trama.
Tenia que hacerlo.
Talvez El Hombre tenia algo importante que decirme.
Camine de puntitas de pie hasta llegar a las puertas dobles que separaban al hospital de la sala de espera. Con una mano desconfiada, abri lentamente la puerta. Solo para encontrarme que ahora la sala de espera era mucho mas visible.
Entraba la luz de la luna desde la mayoria de angulos y ventanas.
Pero de todas formas, seguia todo oscuro.
Ahora si, no habia motivo para andar caminando en puntas de pie. Estaba en la sala principal.
Cuando apoye el talon en el suelo, senti el viento soplarme directo en la espalda. Como si estuviera intentando decirme algo. Se sentía pesado.
El viento cargaba con susurros. Con secretos y con mentiras. Los llevaba de oreja a oreja a todos los pacientes de aquel macabro hospital.
Eso lo se porque, cuando me soplo, escuche de cerca como varias voces hablaban mal de los otros.
Escuche como las voces se quejaron del escandalo de la habitacion 3 (mi habitacion) o como hablaban de que sus nietos no les prestaban atencion, etc.
Sentia que el viento me estaba hablando.
Si fuera otra cosa que no sea el viento, tampoco es como si pudiera verlo, siendo que estoy en casi completa oscuridad.
Desde las ventanas, comence a sentir una presion social juzgandome, un juicio que se cernia sobre mi por un jurado invisible, parado en cada una de las ventanas.
Senti más de un ojo clavado a mi espalda analizando todos los movimientos que hacia y como los hacia. No escuchaba sus prejuicios, pero sabia que se los susurraban al oido. Sabia que estaban diciendo algo. Como Abril y sus amigas.
Sabia que el viento estaba de su lado y les hacia el favor.
Les decia lo que realmente no podia escuchar, pero si imaginar.
En el hospital se sentia una vibra pesada. Era como si algo me dijiera que no tendria que estar ahi en ese momento.
Asi que, empeze a correr lo más rapido que pude hacia la puerta.
Sin mucho que pensar, la abri, para así poder salir a la calle.
Sinceramente me sentia mucho mas segura en la calle que ahi dentro, con todas sus miradas en mi.
Abri la puerta del hospital y no habia ni rastro del Hombre Guapo.
Pero tampoco habia rastros de civilizacion.
Cuando abri la puerta y aprecie el paisaje, note que estaba en un enorme pastizal de trigo, en medio de la nada. La clara luz de la luna iluminaba cada uno de los pastos que posaban frente a mi. Su color amarillo se veía apagado por la misma luz que los iluminaba.
El viento los hacia bailar, mientras los purgaba de todos sus problemas. Como una especie de ayuda divina.
¿En que estoy pensando? ¿El viento purgando trigos?
Dejate de joder, Flor. Vos no pensas en estas cosas.
Yo no escribo asi...
¿Que esta pasando...?
Senti un agudo dolor de cabeza en el instante que me di cuenta que algo no estaba bien.
Un dolor tan intenso que logro ponerme de cuclillas al instante.
El agudo dolor se localizaba en mi frente.
Puse mis manos en mis oidos, tapandolos.
Sentia que algo se iba a salir, algo vital.
Habia algo flojo dentro de mi cabeza. Algo estaba mal...
Que esta... pasando...
Me preguntaba yo, sintiéndome un poco mareada.
El dolor empeoraba cada vez mas, como el volumen de los susurros transportados por el viento.
Empece a escuchar la estatica de una radio. Una interferencia de ruido blanco que salio de la nada y se clavo en mi cabeza.
Era como una especie de distorsion en mi audicion. Habia algo que estaba camuflandose entre el silencio.
Un ruido que no podia escuchar.
Me empece a golpear la cabeza en el suelo, aun en cuclillas.
El yeso se me hizo mucho mas ligero de la nada. Era como si ya no pesara.
Empece a sacudir la cabeza, para ver si esa especie de "ilusion" desaparecia.
Supuse que los golpes y los movimientos bruscos iban a soluciónarlo.
Y si. Pude lograrlo facilmente al intentar.
Una vez la ilusion desaparecio, me di cuenta que estaba en la ciudad.
Donde tendria que estar.
Mire para mi izquierda y empece a caminar por el frio pavimiento de la calle Belgrano.
Las suelas de mis pies sentian hielo formandose en mi sangre.
Tenia demasiado frio.
La temperatura nocturna y mi vestimenta no eran cosas que precisamente se lleven bien en ese momento.
Por mucho que haya logrado desaparecer esa ilusion del campo de trigo, esa estatica todavia seguia resonando en mi cabeza.
Como un televisor sin canales, que muestra esos puntitos grises sin parar.
Segui caminando, cargando con el sonido de la estatica en mi mente.
Mi gran cabeza solo hacia eco. Era como si lo que sea que produjiera el ruido estuviera clavado dentro de mi cerebro. Entre alguno de mis pliegues.
Pocos pasos despues de salir del hospital, me encontraba en la puerta del cementerio.
Con mi ya practicamente bata caracteristica, que estuve usando durante todo el capitulo.
Entre al cementerio y vi a la distancia al Hombre Guapo esperandome.
Habia un pequeño puesto de vigilancia en el cementerio, como una especie de guardia nocturno. Pero parecia estar dormido.
El Hombre Guapo me miraba desde la distancia, sin despegar su mirada de mi. Su cara simetrica y barbuda era inquietante, estaba palida y sin emocion.
Iluminada por la luz de la luna, que reflejaba aún más su falta de sentimiento.
Conforme iba acercandome, la estatica aumento más y más dentro de mi cabeza.
Con cada paso que daba acercandome al Hombre guapo, el agudo dolor dentro de mi cabeza se profundizaba y se esparcia como una enfermedad.
La estatica casi que no me permitia escuchar. Era demasiada interferencia para mis oidos.
Tenia los ojos entrecerrados, por la incomodidad de tener ese ruido dentro de mi cabeza.
Conforme mas avanzaba, El hombre parecia ser más alto y robusto.
Dandome a entender que no podias apreciar bien su porte desde lejos.
¿Tendria que seguir acercandome a este hombre extraño?
¿Debo seguir ignorando mí miedo...?
Una vez cerca, a unos pasos, El hombre bajo su menton para mirarme.
Pude notar su buena vestimenta.
Una camisa negra y un jean negro ajustado, con un cinturon de cuero y un anillo de oro en la mano.
El tipo no me despegaba la mirada de encima. Era como si, fuese el dedo en el test de alcoholemia, ese que tenes que seguir.
Una vez a distancia de conversacion, tuve que abrir la boca y preguntar.
"¿Q-quien sos?"
El hombre permanecio callado. Con su mueca inexpresiva y su cuerpo inmovil. Posando amenazante ante mi. O eso entendia yo.
Sin despegar sus ojos de mi, pude apreciar como poco a poco su mandibula se empezaba a dislocar.
Era como si la estuviera abriendo, pero no voluntariamente.
Como si los ligamentos y huesos que la sostenian empezaran a romperse, como si ya no pudieran soportar más el peso.
Y... tanto tiro de la soga que... Finalmente se partio. Su mandibula ahora quedo colgando de su rostro.
En ese preciso momento, en el cual yo me impacte, el tipo puso una mano dentro de su boca y empezo a tirar de una especie de hilo que salia de su boca.
Con textura de pelo, y largo de una cabellera. Un color negro y apagado, sin vida.
La piel del hombre empezo a arrugarse, como si se tratara de un disfraz siendo doblado.
Un disfraz falso que podias sacar solo con tirar de aquel hilo sedoso y fibroso que salia de su boca.
Como si se tratara de una muda de piel, "El hombre guapo" saco por completo su "piel".
Extendio su larga mano carnosa en el aire y dejo caer la muda de piel sobre su boca. Como si fuera un snack, un aperitivo.
Y efectivamente, como lo habia sospechado, era El Hombre.
Su rostro calcinado me miraba con esos ojos negros y vacíos.
Dicen que los ojos son un reflejo del alma pero... Esos ojos no reflejaban nada más que angustia y sufrimiento.
El Hombre saco de su bolsillo un pañuelito, que luego coloco sobre su dedo, al extender su mano.
Una presencia familiar vino volando de la nada.
Era el Loro. Mi loro Barto.
¿Que hacia Barto en un lugar como este?
- " H-hola Flor."
Dijo el loro tartamudeando, muerto de miedo y frio. Parece que le faltaban algunas plumas.
El hombre, como siempre, no iba a esperar para hablar tambien.
- "Hola Flor"
Su voz de ultratumba era suficiente para erizarme todos los pelos del cuerpo.
Su sonrisa macabra de dientes blancos y mandibula quebrada solo hacian mas inquietante que me salude y no tenga nada mas para decir.
- " Contale lo que viste hoy, Lorito"
Dijo el hombre, volteando a ver a Barto.
- " V-voy a ser breve Flor. Leo te b-beso porque estuvo hablando con Loco. Y este le dijo q-que deberia arriesgarse más y probar cosas que le gusten. Q-que nada podia salir mal. Y que... Se deje llevar."
- " Hoy se volvieron a llamar y Loco consolo a Leo diciendole que vos seguro e-estabas enamorada de el. Que no habia nada de que preocuparse y que... Solo te pusiste n-nerviosa. Que a-ademas... Si ellos d-dos eran pareja el p-podria acercarse más a P-pri..."
Me quede en silencio. Procesando la informacion.
No era un noticion pero... Bueno. Tampoco era tan malo.
El Hombre toco al Loro con su mano carnosa y le devolvio todas las plumas que le faltaban.
- " Habia pensado que... Talvez... Si Leo no esta seguro... Le vendria bien un "empujoncito" "
Dijo El Hombre. Con una sonrisa macabra de oreja a oreja.
Mi cara automaticamente se convirtio. ¿De que habla? ¿Quien carajo se cree que es? Senti la pregunta totalmente fuera de lugar.
¿Piensa que voy a dejar que le haga algo a Mi Leo?
" Me parece que te estas equivocando. No quiero que le hagas nada a L-leo."
Dije yo, tartamudeando de miedo. Se sentia muy extraño contestarle.
- " ¿Es que acaso son todos iguales?" pregunto el.
" Yo no soy igual a nadie..." Dije yo, insegura de que quiso decir, pero con muchas ganas de contestar.
- " Ustedes son todos iguales. Nunca se dejan ayudar por mi."
- " Es como si... me tuvieran miedo." Dijo el.
Hubo un silencio espantosamente largo en el cementerio.
No habia pájaro o grillo que cante a esas horas. Pues estaban todos escondidos. Muertos de miedo de revelar su posición.
Pero lo que no sabían, es que el los tenia en la mira. Sabia exactamente donde estaban. Sabia todo.
Sus madrigueras/escondites, y de cuanta frecuencia eran sus cantos.
No podias esconderte de el.
- " Cada vez que aparezco, me atacan... Yo solo busco ayudar Flor."
Dijo el hombre, intentando conectar con mi empatia.
" N-no te vayas haciendo de pobrecito... Sos un bicho horrible... Que da miedo y acosa gente... ¿Que esperas q-que hagan?"
El Hombre no respondio a mi afirmacion. Solo se quedo en silencio, mirandome. Respirando.
El cementerio estaba completamente a oscuras, solo iluminado por la escasa luz de la luna.
- "Te estoy ofreciendo... Una mano..."
Dijo El Hombre. Extendiendo su mano esqueletica hacia mi.
Naturalmente, extendi mi mano tambien, aunque con un poco de mala espina. ¿Porque querría un apretón de manos justo ahora?
Su anillo de oro destacaba de su esqueletico color blanco, haciendo que resalte y brille con la luz de la luna.
Desde el hombro del Hombre, el loro comenzo a sacudir su cabeza, indicando que no toque esa mano.
El Hombre se percato de esto y sacudio su brazo, para sacar al loro por los aires. El loro intento escapar volando pero, El Hombre lo apunto con su mano esqueletica y todas las plumas del loro desaparecieron al unisono. Dejandolo inutil para volar.
Su cuerpito rosa cayo al frio piso de tierra. No tenia plumas. No me imaginaba el frio que estaba sintiendo en ese momento.
Deteniendo a mirarlo por unos segundos, note que tenia todo el cuerpo llenos de marcas de dientes. Como si lo hubieran mordido mas de una vez.
¿Pero... que clase de castigo es morder a tus aliados...? ¿ Masticarlos hasta marcar todo su cuerpo?
No me extrañaria que alguien tan macabro mastique por diversion a su unico "amigo".
El loro ya no podia volar. Estaba en el piso caminando. O mejor dicho, arrastrandose. De una forma muy miserable y penosa.
Era evidente la humillación que era para el loro ser privado de lo que lo hacía unico.
Se puso en los zapatos del Hombre y mimo su cabeza contra ellos. Como rogandole.
- " Negar un apreton de manos... Es de mala educacion."
Dijo el hombre, con un poco de odio en su voz.
" N-no pienso tocarte l-la mano."
" N-nada de lo que hiciste me ayudo... Solo... Solo buscas perjudicarme..."
El hombre cerro su puño y torcio su cuello, para mirarme de costado.
Evidentemente molesto por mi actitud.
- " No me gustan estas actitudes Flor... Existe algo que se llama "respeto". "
Dijo el hombre, acomodandose el sombrero para que no le pueda ver el rostro.
- " Deberias agradecer las cosas que te di. No ves que estoy intentando ayudarte... No todavia..."
" ¿¡D-de que hablas!? n-no hiciste nada para ayudarme... sorete..."
Dije yo. Temeraria.
- " Siempre es lo mismo..."
El hombre comenzo a acercarse a mi, con sus piernas torcidas y huesudas.
Mi corazón comenzo a latir rápidamente. Sentua muchos nervios y incertidumbre de que era lo que podia hacer.
- " Intentas ayudarlos y te devuelven nada a cambio..."
El Hombre se quedo parado frente a mi. Respirando.
Su aliento caliente olia a muerto.
- " Puedo ayudarte en lo que sea... Y sin embargo, rechazas mi ayuda..."
" No voy a recibir más ayuda de alguien como vos..."
Dije yo. Olvidandome de todo lo que significaba la palabra miedo.
" Voy a eliminarte de mi vida como a esa droga de m-mierda que haces... No te necesito."
- " PUEDO CURAR TUS HERIDAS FLOR, PUEDO AYUDARTE A MEJORAR"
Dijo el.
" No necesito tu ayuda inexistente y vacia... No haces nada mas que confundirme y asustarme..."
Cuando pude procesar que me tenia agarrada del cuello ya era demasiado tarde. El Hombre me habia agarrado del cuello y me tenia contra el tronco de un arbol.
- "PORQUE SOS TAN CABEZA DURA. QUIERO AYUDARTE"
Dijo el hombre, en un tono más profundo que lo habitual. Al colmo de su paciencia.
" NADIE TE PIDIO QUE ME AYUDES, MOUNSTRUO"
Dije yo, a los gritos.
Los grumos de carne y las visceras que colgaban de su brazo estaban ahora entrando en contacto con mi cuello. Las arcadas no tardaron en venir.
El putrido olor de su mano carnosa era demasiado para mis fosas nasales.
- " ¿Pensas que no puedo matarte ahora mismo?"
- " ¿Pensas que no puedo arrancarte los ojos y comerte viva en este instante?"
- " ¿Que pensas que te hace especial soretito?" Dijo el Ser, apretando con aun mas fuerza mi morado cuello.
- " No me niegues. Nunca mas."
Dijo el mounstruo, dejandome caer al suelo.
Una vez en el suelo, me puse las manos en el cuello para empezar a toser. Senti que me iba a desmayar en cualquier momento. Mi cuello estaba completamente negro, como si me hubiera atado una soga en el cuello.
Por fin el aire pasaba con normalidad por mi cuello.
" Estas obsesionado conmigo... Por eso no me mataste todavia..."
El Hombre voltio su cabeza y quebro su cuello para mirarme a los ojos. Puso su mano en su cabeza y se volvio a quebrar el cuello para mirar hacia delante.
Sin darse vuelta, estiro su mano y me tiro un rosario. Pero no cualquier rosario. Un rosario distinto.
La cruz negra estaba manchada de sangre y tenía un extraño grabado de letras deformes.
Un hombre asustado y en uniforme aparecio de la nada, gritando "Que esta pasando aca"
Parece que era el guardia de turno del cementerio. Se ve que tanto ruido logro finalmente despertarlo de su sueño profundo.
El Hombre miro al Loro y este camino despacito hacia donde estaba el guardia, el cual permanecio inmovil.
Congelado por el miedo de el horror que estaba frente a el.
El loro levanto su ala y saco 3 monedas de oro. Las puso en el piso y le hizo seña al guardia para que las agarre, como si se las entregará.
El guardia las agarro y se las guardo en su bolsillo, extrañado.
Yo, de costumbre, agarre mi telefono para revisar que hora era.
El brillo del telefono era la unica luz clara en aquel oscuro cementerio decrepito.
El guardia miro extraño al Hombre. No podia entender que era pero estaba profundamente perturbado por el.
El Hombre se acerco lentamente al guardia.
Este empezo a acercarse y amenazo con sacar su arma. Como si fuera a hacerle efecto.
Pocos segundos despues, El hombre acerco su mano esqueletica y lo toco, convirtiendolo enteramente en ceniza en aproximadamente 1-2 segundos.
El Hombre voltio y me vio con el telefono en manos. A la par de escuchar unas sirenas de policia al unisono en las cercanias.
Eran dos patrulleros a las 3:20 de la mañana en un cementerio. Era medio dificil no escucharlos.
El Ciruja comenzo a temblar al verme con el telefono y hacerse la idea de que yo habia sido quien habia traicionado su confianza.
El loro empezo a dar brincos hacia mi direccion, moviendo la cabeza, completamente asustado. Tenía cara de que algo terrible se aproximaba.
- " No a los traidores..."
Los policias de dentro de los patrulleros pasaron atraves de la reja a altas velocidades y se desplegaron casi al instante. Todos se pusieron detras de las puertas de sus autos y sacaron sus pistolas para apuntarle con laser al Mounstruo.
Los policias vieron al Ser enorme parado en medio del cementerio, con una gran estatura.
Las luces de sus autos patrulleros iluminaron directo al Mounstruo. Lo que parecio no agradarle mucho precisamente.
El mounstruo dejo su cabeza caer, para que la luz no le de directo a los ojos.
- "Manos arriba y quieto"
Gritaron lo que parecia ser un grupo de policias cadetes sin experiencia. Nerviosos y sin idea de lo que acababan de hacer.
El estomago del Hombre comenzo a temblar, y el se puso en cuclillas poniendo sus manos en la boca de su estomago.
Era como si intentara cubrir el corte de cadera a cadera que tenia en el cuello.
El cuerpo del Hombre cayo al piso, dejandolo puesto en una posición de cuatro patas inversa.
De su estomago, se podian apreciar algunos bultos intentando salir.
Era como si intentaran forcejear la salida de su estómago podrido.
Y finalmente, ese tajo sellado estallo en un monton de pedazos de carne podridos volando por los aires, liberando asi un torrente de cuervos eterno desde su estomago.
La Bestia levanto su mano esqueletica al cielo y todos pudimos presenciar como los cuervos empezaron a volar rápidamente hacia arriba con la mayor velocidad posible.
El cielo y la luna comenzaron a moverse en velocidades astronomicas, y como en cuestion de un segundo, la luna se postro sobre la parte oscura de la tierra. Los cuervos empezaron a rondar el cielo en una bandada de tamaño astronomico. Ya de por si, el color negro de la noche era suficientemente oscuro como para no ver nada. Pero ahora, habia una gran linea negra en movimiento por los cielos.
Los cuervos graznian a toda intensidad, despertando a todos los posibles seres y anunciando su inminente muerte.
Dando asi, lugar a un eclipse lunar total.
Logrando la oscuridad sobre todo lo que el ojo humano pueda ver y el silencio en cada cosa que pueda escuchar.
La poca luz que habia en el cementerio se apago.
Las unicas luces que quedaban eran las luces de los patrulleros, que iluminaban a la bestia retorciendose de dolor en el suelo.
Desde el suelo, de la espalda de la bestia, dos tendones negros y huesudos se extendieron de la nada, rompiendo su traje.
Como los cuervos no podian salir por el estomago de La Bestia, que ahora estaba apuntando al suelo, empezaron a salir por su espalda a toda velocidad.
Destruyendo y removiendo todos los pedazos de carne restantes que aun había en su espina dorsal.
A los pocos segundos de que estos tendones se expongan, la luz de los autos comenzo a hacer interferencia.
Las comunicaciones por radio se cortaron al instante. Dejando asi, una fuerte estatica que se complementaba con el horrible y ruidoso silencio del cementerio.
Hasta que finalmente se apagaron. No habia luz ni comunicación disponible en ninguno de los rincones de la tierra.
Pues lo que este bajo la oscuridad ahora era parte de su reinado.
Estaba en su control.
Los policias no entendian nada. Estaban temblando y gritando que se muestre. Y que no querían tener que hacer nada.
Pero los unicos recuerdos de los policias fueron sus gritos de dolor en la oscuridad total.
Un policia comenzo a gritar, diciendo que algo estaba creciendo dentro de el.
Decia que algo se estaba expandiendo y no era ningun organo.
Era una persona.
Poco despues, se escucho un ruido de una mandibula siendo resquebrajada por un par de manos violentas.
Su quejido de dolor se vio interrumpido por el ruido de lo que parecian ser una o varias cabezas estallando.
Con el telefono de las manos, pense que era mi unica salvacion, mi unica posible luz.
Y fue entonces cuando mi telefono encendido se apago de la nada, dejandome a total oscuras. Sumiendose al control del Mounstruo.
Abrace al Loro, quien estaba al lado mio. Puse mi manito para protegerlo.
Aunque estaba más asustada que el.
Intente tragar aire pero mi corazon me delataba, resonaba en mi caja toraxica.
Los cuervos en el aire se callaron, dejando porfin, a toda la creación en silencio.
No queria que el mounstruo escuche mis quejidos nerviosos, o si quiera.
Mi tonto corazón delator. Que no paraba de llorar a gritos que lo saquen de ahí.
Estaba super agitada.
Pero... más agitada me senti cuando senti un putrido aliento caliente resoplando en mi cara.

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