"Tirano del Ultimatrix: La Oscura Transformación de Izuku"

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Descenso a la locura Capitulo 3.

Izuku cayó de rodillas, abrumado por el peso de sus emociones y la amargura de su situación. Sus palabras resonaron en el vacío, cargadas de dolor y desesperación, buscando respuestas en un universo que parecía sordo a sus súplicas.

"¿Por qué a mí? ¿Por qué me pasa todo esto?", murmuró entre sollozos, su voz temblorosa con el peso de su angustia. "¿Qué hice yo para merecer una vida tan miserable?".

Las palabras se perdieron en el aire, sin respuesta alguna que pudiera calmar su tormento interior. Izuku se sentía atrapado en un torbellino de desesperación, incapaz de encontrar sentido o consuelo en medio de la oscuridad que lo rodeaba.

Con el corazón roto y el alma llena de dolor, Izuku se aferró a la esperanza frágil y fugaz, anhelando encontrar una luz en medio de la tormenta que lo consumía. Pero en ese momento de desolación, parecía que incluso la esperanza más pequeña se había desvanecido, dejándolo solo en la oscuridad de su propia agonía.

Pobre chico, has sufrido toda tu vida - dijo una voz, y cuando Izuku volteó a ver de quién era esa voz, se horrorizó. Era un humanoide cuyo cuerpo entero era completamente negro, excluyendo sus manos, que eran blancas. Tenía diminutas manchas blancas como estrellas en todo el cuerpo, lo que le daba la apariencia de un cielo nocturno estrellado. Sus ojos eran verdes y carecían de pupilas, y su frente tenía tres protuberancias en forma de cuerno.

Además parece llevar en varias parte de su cuerpo varios reloj redonda y tiene una combinación de colores blanco y negro.

Izuku se quedó helado al ver a la extraña figura que se materializaba frente a él. El aura misteriosa y siniestra que emanaba la criatura lo llenaba de una sensación de temor y asombro. Observó con fascinación los detalles de su forma, desde su piel negra salpicada de estrellas blancas hasta los cuernos en su frente y los ojos sin pupilas que lo miraban con una intensidad penetrante.

La voz resonó de nuevo, su tono calmado y melodioso contrastando con la apariencia inquietante de la criatura. "Pobre chico, has sufrido toda tu vida", repitió, sus palabras llenas de compasión y empatía.

Izuku no sabía qué hacer ni qué decir. Estaba desconcertado por la presencia de esta figura misteriosa que parecía conocer su dolor más profundo. ¿Quién era esta criatura? ¿Y qué quería de él?

Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Izuku se atrevió a preguntar: "¿Quién eres tú? ¿Y qué quieres de mí?".

La figura misteriosa sonrió o eso parecía ya que no tiene boca "Soy un ser de otro mundo, un observador de los destinos entrelazados de los seres vivos", respondió con voz serena. "He presenciado tu sufrimiento y he venido aquí para ofrecerte una oportunidad de cambio".

Las palabras de la criatura resonaron en la mente de Izuku, llenándolo de una mezcla de esperanza y desconfianza. ¿Podría esta figura misteriosa ser la respuesta a sus oraciones, la clave para escapar de la miseria que había plagado su vida? O ¿era solo otro enigma en un mundo lleno de incertidumbre y peligro?

Con la mente llena de preguntas y el corazón lleno de dudas, Izuku se preparó para enfrentar lo que sea que este ser misterioso tenía reservado para él. Porque en ese momento de incertidumbre, una cosa era segura: ya no podía permitirse quedarse atrapado en la oscuridad de su propio sufrimiento. Era hora de tomar su destino en sus propias manos y buscar la luz que había eludido durante tanto tiempo.

La criatura se quitó uno de los relojes que tenía en su cuerpo y habló: "Este se llama Ultimatrix. Es un arma muy poderosa". En ese momento, una explosión de luz y energía envolvió al Ultimatrix, deslumbrando a Izuku con su resplandor deslumbrante y llenándolo de asombro y temor. La energía ardiente se arremolinaba alrededor del dispositivo, manifestando su poderío en una exhibición impresionante de fuerza y ​​potencia. Izuku apenas podía apartar la mirada, hipnotizado por el espectáculo de luz y fuego que se desplegaba ante él. Era evidente que el Ultimatrix era mucho más que un simple reloj; era una herramienta de poder inimaginable, capaz de cambiar el curso del destino con un solo movimiento. Ante la magnitud de su poder, Izuku se sintió pequeño y vulnerable, pero también emocionado por las posibilidades que se abrían ante él.

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