Un final siempre trae un comienzo

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Es un día oscuro y lluvioso, y Harry está a punto de tomar una decisión que puede cambiar su vida. Debe decidir entre su carrera, y el amor de su vida.

Está indeciso, parado frente a la puerta del rector de la universidad. Sabe que tendrá que dar explicaciones, no es normal que un estudiante destacado como él quiera congelar su carrera para empezar otra completamente distinta.

Recuerda en ese momento todo lo que significa Jack en su vida, y golpea para entrar. Entrega su formulario, donde pide que su carrera de Literatura con especialización en autores rusos, quede congelada de manera indefinida. El señor Willster lo miró asombrado, pero no quiso preguntar, bastante decían los rumores de pasillo.

Harry recién había finalizado su tercer año de manera brillante, pero debía empezar cuanto antes el curso de preparador físico para poder estar con su gran amor.

Conoció a Jack en los pasillos de la universidad. Fue difícil no notar su presencia, cuando era un hombre fuerte y robusto que levantaba pesas y había empezado a ganar algunas competencias. Jack era muy coqueto y no le costó hacer que Harry cayera a sus pies, incluso cuando le pidió que se cambiara de carrera para poder estar más tiempo juntos y no separarse, Harry aceptó.

No era su primer amor, pero sí el más importante hasta ese momento. Harry siempre fue un chico atractivo, demasiado dulce tal vez, pero sincero hasta la médula. Amaba su carrera, estudiaba día y noche, había leído una cantidad impresionante de libros, novelas, cuentos, ensayos y estudios, pero cuando Jack a los dos meses de relación le sugirió que se cambiara, simplemente no lo dudó. Quería intentarlo, quería que fueran felices y estaba en sus manos que lo fueran. No podía ser egoísta, y quizás, algún día podría retomar su amada carrera.

Mientras estudiaba para preparador físico, tuvo que viajar demasiado, cambiar sus rutinas, ser estricto y riguroso con las horas de descanso y la alimentación de su novio, aunque él fuera todavía un simple ayudante del entrenador titular. Un mes después se dio cuenta de que Jack casi siempre estaba de mal humor, era desagradable, mañoso y comenzó con los malos tratos hacia todos, en especial con Harry. No le hablaba por días, lo trataba de tonto si hacía algún comentario ignorante, según sus palabras; A veces coqueteaba descaradamente con otros competidores y dejó de besarlo y hacerle cariño. Harry lo disculpaba porque se decía que era el estrés y la presión de las competencias, no es que fuera un mal novio, solo que en ese momento debía entenderlo y mantener la relación por los dos. 

Muchas veces estuvo a punto de renunciar, pasaban los días, las semanas y los meses, y entre los estudios y la rutina, entre pruebas y malos tratos, sentía que no podía más. En esos momentos recordaba cuánto amaba a Jack y lo que había dejado atrás, lo había hecho por casi un año, podría seguir haciéndolo porque su amor alcanzaba para eso y mucho más.

Lo que sacó definitivamente a Harry de su burbuja, fue un día en el gimnasio en el que estaba limpiando la barra curva para la práctica del día, y Jack le dio un empujón al mismo tiempo que le gritaba que era un inútil. Harry se golpeó con fuerza en la espalda y la cabeza, pero no pudo articular ni una sola palabra. Se levantó sin hacer caso de las palabras de disculpa de Jack y salió del lugar para ir a hacer su maleta. No se despidió, su vergüenza era aplastante.

Vergüenza con él mismo al darse cuenta de cómo actuó, de cómo permitió que alguien lo maltratara de esa manera, de cómo se enamoró de alguien que nunca lo vio realmente, que olvidó quién era y de dónde venía. Que dejó todo por nada.

¿Le dolía? Por supuesto. Se había enamorado profunda y sinceramente, tanto que podría haber seguido a Jack hasta júpiter por solo migajas. Entendió que quien te ama te cuida, te respeta, y le hace feliz tu felicidad. ¿Cómo se demoró casi un año en darse cuenta?

Coffee?, History Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora