El café es mejor con amor (Final)

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—¿Puedo hablar con Lulu? —Saludó.

—Claro, pasa.

Harry caminó detrás del invitado, hasta llevarlo a la pequeña sala donde recibían a los clientes, justo cuando aparecía Louis.

—Nos dejas solos, por favor. —Exigió con voz golpeada, mirando a Harry como si fuera un gusano.

—¿Disculpa? —Cuestionó Louis. —Modera tu comportamiento o puedes irte.

—Solo pedí privacidad. Los empleados deben mantener su lugar, —contestó a la defensiva.

—Muy bien. Toma, esta es tu carpeta. Antes de pedir una traducción, asegúrate de cumplir con las reglas básicas de un escrito. No puedo hacerlo y no quiero hacerlo tampoco, no puedes jugar con nuestro tiempo. No quiero verte de nuevo por aquí, a no ser que tengas ganas de disculparte con Harry, mi novio, con quien estaba anoche cuando supuestamente te invité un café.

La cara de Oscar era un desastre. Pensó ingenuamente, que sería muy fácil seducir a Louis por los rumores que decían que era un hombre bastante libre en temas sexuales, además de atractivo, con dinero, y muchos contactos. No pensó que todo saldría mal, ni que terminaría humillado.

Sin decir una sola palabra, salió, cerrando la puerta despacio.

Si bien Harry se quedó más tranquilo, no podía dejar de pensar que estas escenas se seguirían repitiendo. La cabeza le dolía, y se sentía desganado, no estaba acostumbrado a sentirse así y tampoco quería ser un novio molesto ni problemático.

Louis caminó hacia donde estaba Harry, semi sentado en el escritorio y con sus brazos cruzados, su cabeza gacha. Se paró delante de él, y lo abrazó, pero Harry no cambió su postura.

—Amor, ¿quieres hablar?

—No, no quiero. Solo quiero terminar pronto lo que tenemos pendiente y poder irme a dormir.

—Entiendo, —dijo alejándose. —Solo hay que corregir cuatro párrafos del ensayo, puedo hacerlo solo. Vete.

—Es mi trabajo, voy a hacerlo yo.

—Deja de ser tan infantil. Si no quieres hablar y vas a estar con esa actitud, es mejor que tomes tus cosas y salgas, no tengo por qué aguantar tu mal humor. Te estoy pidiendo amablemente que te vayas, no es pregunta.

Caminó hacia la habitación del fondo, donde estaba su lugar de trabajo y se sentó a leer y corregir. Harry seguía de pie, sin saber qué hacer. Quedarse podía significar que todo empeorara, irse también. Solo podía sentir que uno de sus mayores temores se había hecho realidad, que los problemas de pareja estaban interfiriendo en lo laboral. Suspiró y tomó su mochila, salió en silencio. El resto del día no se hablaron.

A la mañana siguiente, Harry llegó sintiéndose más tranquilo. Grande fue su sorpresa cuando vio que Louis lo estaba esperando con un precioso ramos de rosas blancas, rojas y rosadas.

—Buenos días amor, ¿cómo estás hoy?

—Bien Lou... Lo siento, te extrañé mucho... 

—Y yo a ti, ojalá te gusten, —dijo entregándole las flores.

—Me encantan, son hermosas, —dijo sonriendo. —De verdad lamento toda mi mala actitud, no me gusta que estemos separados. Voy a intentar comunicarme mejor, ¿me crees?

—¿Podría no creerte si me miras así? Lo hago amor, voy a intentar ser más paciente, pero ahora, ¿puedo besarte?

—No... Yo voy a besarte a ti...

Y dejó las flores en el escritorio, su mochila en el suelo, junto con su abrigo, y se lanzó a los brazos de su novio, mientras le comía la boca con ganas.

Coffee?, History Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora