*Kennedy
Todo pasó tan rápido.
Solo sé que salí corriendo del baño sin poder siquiera respirar, mi vida no podía ir peor ¿no es así? Además, le mentí sobre mis padres, ellos no están muertos pero no quería que se saliera con la suya.
Tomo mis cosas y salgo del edificio para irme a mi casa a pensar y a aclarar mis ideas, había enviado el manuscrito porque Román me lo había pedido, después de estar horas comiéndome las uñas de las manos llamo a mi oficina y me dijo que estaba dentro, ¿Pero dentro de que? Fácil “alguien” necesitaba ayuda y querían que fuera su tutora por así decirse, no quise preguntar más porque me dijeron que si salía todo bien, podrían publicar alguno de mis libros y es lo que quiero.
Pero la cosa es que a quien debo enseñar es a la última persona con la que quiero estar en el mundo entero. Mi némesis y ustedes dirán, ¿Por qué lo odias tanto? Porque soy una romántica empedernida y él odia el romance, siempre dice que es ridículo y le parece de lo más irreal. Lo que me hace preguntarme, ¿Quién te hizo tanto daño, Hudson Wagner? Para que odies así el romance. No me quiero imaginar como se pone en San Valentín.
Lo que me hace recordar que falta muy poco para la fecha, tengo en mis manos el contrato, había tenido una reunión de lo más rara y de la que ya me había hecho parte sin siquiera notarlo. Hablamos sobre el género y sobre lo cliché y sin notarlo ya tenían una idea. Pensaba que tal vez ya tendrían una base para que “aquella persona” escribiera sobre ello.
Resultaba que querían montarlo, como un show, uno del que no quiera ser parte. Así que aquí tengo el contrato que dice que aceptaré todo este circo y que si digo algo sobre esto a alguien, me demandarán. Todo sea por mi sueño, no me agrada para nada ese hombre pero soy capaz de soportarlo dos meses, esto es solo un obstáculo para lograr lo que tanto he soñado.
Un pitido me hace despertar de mi trance y veo el auto amarillo chillón de mi mejor amiga, así que me monto en el para irnos a casa.
—Vale, ¿Entonces está tan bueno como dicen todas?—me pregunta Anna.
Le conté lo que pasó, es mi mejor amiga. Y se que no le diría a nadie, porque nos metería presas (si firmo el contrato) Le conté sobre mi encuentro con dicha persona en los baños y como le mentí descaradamente sobre mis padres. El problema es que detrás de nosotras está Víctor, mi novio, quien vino a traernos algo de cenar y a decirme que no está de acuerdo con lo que quieren hacer.
Tomo los platos de la mesa para llevarlos al lavavajillas sin decir nada, porque está Victor aquí y porque no se que decir, el chico es odioso y egocéntrico pero, tampoco soy ciega ni de palo y si tiene lo suyo, aún se reproduce en mi cabeza la imagen de él limpiando el café de su abdomen, y como quedé boquiabierta al ver los tatuajes que tenía en su brazo izquierdo, siempre se lo veía con camisas de mangas largas o chaquetas y ya se porque. Quito esa imagen de mis pensamientos y pongo mi mente en poner los platos en su lugar.
Levanto mi vista y veo a Anna viéndome con su sonrisa de complicidad del otro lado de la mesa y miro a donde me dice que mire con su mirada, Victor no nos presta atención está fijo en su teléfono, como siempre. Cuando doy vuelta me sobresalto al verla a mi lado.
—Así de bueno estará, que te quedaste en las nubes. Tienes que firmar el contrato, hazlo por mi y por tu sueño de publicarte claro, pero más por mi.
Pose mi vista nuevamente a Víctor, quien no está contento, el contrato dice que debo vivir con Hudson los dos meses, a él no le parece necesario que vivamos juntos y yo estoy de acuerdo, puedo quedar si es posible todos los días para enseñarle algo nuevo, estoy entre la espada y la pared. No quiero que Victor se moleste conmigo por aceptar pero necesito hacer esto y que salga bien, por mi futuro.
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NUESTRO QUERIDO CLICHÉ
Teen FictionLa vida de Kennedy Jenkins cambia rotundamente al mudarse a Alemania para cumplir su sueño de ser una novelista. Pero el destino tenía otros planes preparados para ella. Ahora trabaja para una de las editoriales más importantes y no como lo que quer...