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-¿Una.. cita?- sus ojos asombrados irradiaban emoción, cosa que le pareció muy linda al mayor quien asintió como respuesta -¿cuando?

-Si quieres puede ser ahora- respondió también entusiasmado.

No esperaron mas tiempo y el mayor fue en busca de su carro mientras Seungmin iba a la parte trasera del local para buscar y ponerse su cambio de ropa e ir a avisarle a Changbin que por favor le cubriera el turno, cosa a la que el mayor acepto sin rechistar.

Al salir, no tardo mucho tiempo buscando al mayor ya que estaba justo fuera y desde que lo vio, abrió la puerta del copiloto para que entrase y luego dio la vuelta al carro para sentarse el en el asiento del piloto.

-¿Dónde vamos?- pregunto mirando a su mayor.

-¿A donde quieres ir?- devolvió la pregunta entrelazando su mano con la del castaño y apoyándolas en la palanca de dirección, cosa que saco un notorio sonrojo en los cachetes del castaño pero el rubio no se dio cuenta ya que miraba hacia el camino.

-Vamos a mi casa y veamos películas todo lo que queda de la tarde mientras comemos palomitas- propuso -o si no, podemos salir a donde quieras.

-No hay problema con quedarnos en casa- dijo mirando de reojo la sonrisa que llevaba plasmada el lindo chico a su lado.

El camino fue en un silencio cómodo para ambos y al llegar a su casa, Seungmin se dirigió directamente a la cocina y se percato de que no había maíz para hacer las palomitas o algunas que solo hayan que ponerla en microondas.

El mayor le propuso salir al supermercado a comprarlas y el acepto casi de inmediato, no iba a dejar que su tarde-noche con el rizado se arruinara solo por un paquete de palomitas de maíz, claro que no.

Al entrar al super, Seungmin tomo en manos una de las canastas que habían por si eran comprar pequeñas y fueron hacia el pasillo siete en busca de bocadillos pero antes tenían que pasar el pasillo seis, golosinas. Pasaron por este pasillo para llegar al siete pero aunque a nuestro protagonista no le gustaran mucho los dulces, las gomitas eran algo que lo hacían volverse loco.

Y claramente, al momento de pasar al lado de estas no pudo contener su mirada y el mayor lo noto.

-¿Las quieres?- pregunto recibiendo una negativa del menor a pesar de que se habia quedado mirandola.

El mayor no hizo mucho mas que tomar tres tipos diferentes de gomitas y echarlas a la canasta ganandose una mirada confusa del menor.

-No era necesario, vinimos por las palomitas.

-Ya estamos aqui, compremos lo que quieras que yo te invito- respongio con la cabeza en alto.

El menor le sonrió de labios sellados al notarlo y no dijo nada.

Cuando por fin llegaron al pasillo de bocadillos buscaron las palomitas hasta encontrarlas, compraron unas cuantas cervezas también y después fueron a la caja registradora a pagar.

Ambos salieron del establecimiento siendo el mayor quien cargaba con la funda a decisión propia hasta llegar al carro y conducir a casa.

-Gracias por las gomitas- dijo Seungmin abriendo uno de los paquetes.

-Se veía lejos a un kilómetro que las querías, a la próxima si quieres algo solo dilo- respondió sin quitar su mirada de enfrente doblando en la esquina de la casa de Seungmin.

Entraron y se cambiaron de ropa a una más cómoda, Chan usando de las prendas más grandes del menor. Prepararon las palomitas, algunas gomitas y también tomaron las cervezas para poner todo en la pequeña mesa frente a la televisión para su noche de películas.

Después de unos minutos buscando que ver, se decidieron por un drama romántico que Seungmin quería ver desde hace mucho pero siempre lo olvidaba.

-¿De qué trata?- curioseó el mayor.

-Si mal no recuerdo el protagonista principal se llama Elio y se enamora del ayudante de su papá- explicó recibiendo un asiento confuso del mayor.

Tras un corto asentimiento del mayor, empezaron a ver la película, ninguno sin hacer ningún tipo de comentarios por lo concentrados que estaban en la película, hasta que terminó y el mayor pudo escuchar que Seungmin se absorbía la nariz.

Quedó atónito cuando volteó a verlo y notó que de sus ojos salían pequeñas lágrimas que al parecer llevaban un tiempo bajando a juzgar por la naricita y ojos hinchados que portaba.

-Seung, ¿estás bien, lindo?- el mencionado se volteó a verlo con sus ojos llorosos mientras negaba con la cabeza lentamente, el mayor no hizo más que abrazarlo.

-¿Por qué los separaron? Tenían que tener su final feliz.- murmuró entre sollozos, sacando una leve sonrisa en el mayor al saber el motivo de su tristeza.

-Es una película, no tienes por qué llorar.- explicó mientras se deshacía del abrazo para verlo a sus ojos llorosos y secar cada una de sus lágrimas depositando besos en cada para de su rostro que tocaban sus lágrimas.

Una pequeña sonrisa se le escapó al castaño con esta acción que a pesar de que ya no habían más lágrimas seguía pasando.

Luego de una sesión de besitos por todo el rostro del castaño, tuvieron que dejar los mimos al escuchar el timbre de la puerta sonar, deben haber sido las pizzas que habían pedido cuando casi terminaba la película ya que a ambos les había picado el hambre.

Chris se paró a abrir la puerta tomando el pedido, pagando y agradeciéndole al delivery para finalmente cerrar la puerta y encontrar a Seungmin llevando dos vasos al comedor, mismo donde luego puso las cajas de pizza.

Se sentaron a comer y entre anécdotas y risas, terminaron de comer bastante después de que les haya llegado la comida.

—Es tarde, quédate— dijo Seungmin.

—No te preocupes, tengo carro, puedo volver sin problemas— le sonrió el rubio.

—Quédate, no te estoy preguntando si tienes como irte o no, te estoy pidiendo que te quedes.

BangChan duró unos segundos procesando las palabras del contrario pero al instante le brindó una linda sonrisa que dejaba ver sus hermosos hoyuelos.

—Bien— respondió simple mientras era guiado por el castaño hacia su habitación.

Al llegar apagaron las luces y se acurrucaron, Seungmin siendo completamente envuelto por los brazos del mayor como si fuera un koala.

Seungmin se sentía realmente a gusto en los brazos de BangChan como si su sola presencia fuera suficiente para calmar todas sus angustias. BangChan sentía algo similar, pero también sentía que quería cuidarlo, mimarlo y consentirlo como si de un niño pequeño se tratase.

Ambos se querían de forma romántica pero ninguno tenía el valor de declararse ante el otro y hacerle saber que sus sentimientos no eran de simples amigos cariñosos, ambos querian más, ser exclusivos del otro y poder llamarse “novios” sin importar a quien le moleste o no.

Lamentablemente, ninguno se quería arriesgar a perder esa amistad que habían formado luego de que esa linda perrita había llegado a los brazos del castaño.

Finalmente ambos tenían sus respiraciones calmadas, habían caído en el mundo de los sueños sin deshacer el abrazo con el que se habían acostado.

Finalmente ambos tenían sus respiraciones calmadas, habían caído en el mundo de los sueños sin deshacer el abrazo con el que se habían acostado

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