Niña Mala 1

243 3 0
                                    


                                                                                       Niña mala 1


    Beatriz es una chica muy guapa y muy sexy, y también una creída engreída. Es mi prima, y solo tenía dos años más que yo. Nos teníamos que ver todos los fines de semana, y aguantarla sus desprecios, mandoneos y miradas de superioridad. Todo lo que tenía de guapa y sexy, lo tenía de mala leche conmigo.

Pero no había nadie más con quien jugar, era una casa de campo que habían heredado mi madre y mi tía, su hermana. Y los fines de semana eran un suplicio, la tenía que aguantar, y jugar a lo que ella quería. Y cuando se cansaba o perdía, cambiaba de juego.

-Ya estoy cansada. - vamos a ver si están los "bocatas". - me dijo, después de un rato jugando al voleibol, sin perder de vista sus pechos duros danzar a cada salto. Como ella tenía que mirar la pelota para darle, pues aprovechaba y se las admiraba, porque si me pillaba me lanzaba sus rayos mortales por los ojos, y alguna pedrada o patada.

Como también le admiré ese culo de pera perfecto y muy levantado, que se encaminaba hacia la casa. Tenía que esperar un poco para que se me bajara el medio empalme, y entrar en la casa. Era un suplicio con mis hormonas revolucionadas.

Así siempre, con las noches en la casa dedicándole todas las pajas. Intentaba darle charla y caerle bien. Pero no tardaba en cortarme la conversación, diciéndome que si era un crío todavía, o que no sabía de qué hablaba. Me cabreaba y la mandaba a la mierda, hasta que volvía a buscarme porque se aburría, y como si no hubiera pasado nada, me obligaba a jugar con ella.


Crecimos, y por fin podía quedarme en casa solo el fin de semana, y claro, ella también que era más mayor. Enseguida la olvide, me enrollaba con las tías que más se parecían a ella, y siempre acababa mal la cosa, en cuanto las follaba sin piedad, ni miramientos, pensando que era ella y me vengaba. Pero lo hacía sin darme cuenta, nunca pensaba en ella, simplemente me gustaba darles caña sometiéndolas, y si no les gustaba, a por otra.

Un día me follaba a Andrea, una a las que recurro si no encuentro a otra esa tarde. La tenía con el culo en pompa, agarrado a su cabeza contra el sofá del comedor, y oyendo cómo chocaban mis pelotas con sus partes empapadas, con ella gozando y protestando a la vez.

-Te has pasado tío, me ha dolido un poco. - me dijo Andrea, la que siempre se quejaba después de follarle sin piedad, pero siempre volvía.

-Ya. Pues bien, que no me soltabas el brazo ¡jejeje!. - le dije sentado a su lado, después de llenarle el coñito de lefa y dejárselo palpitando. Jugando con un pezón suyo, y ella resoplando muy mimosa con caricias en mi brazo.

- ¿Quién es Bea? A veces me llamas Bea. - me preguntó al recordarlo.

No lo recordaba, pero no le iba a decir que era la cabrona de mi prima. Y le mentí:

-No sé, ¿seguro que decía Bea? Porque suena igual que Andrea entre jadeos ¡jejeje! -le dije riendo los dos.

- ¡Jajaja! no, tonto. Si no es la primera vez, por eso me he dado cuenta. - me dijo viendo cómo me levantaba y le ponía la polla que volvía a despertar en la cara.

Me la cogió sonriendo, y esperaba mi respuesta.

-No sé, no caigo ahora en ninguna Bea. - le mentí, viendo cómo se la metía en la boca golosa, sabiendo que se la follária.

Niña malaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora