Niña mala 4

112 2 0
                                    



                                                                                      Niña mala 4


Siguen mis andanzas en la casa familiar en la montaña, con mi prima como objetivo. Mientras, disfruto de mi tía, con su pique de dominación, y de la entregada María, con su descubrimiento en el sexo de verdad. Aunque Ana no aparece, pero miedo me da el día que me la encuentre.

    María y mi prima reían al rato de explicarle a mi prima el polvazo que le había pegado, y los incontables orgasmos. No le contó sus inicios en el anal, pero solo con lo que oyó mi prima, ya cerraba los puños celosa y enfadada, al no haber dado la talla tampoco, uno de los pocos chicos "pasables" que tenían moto en el pueblo. Me buscaba, pero enseguida recordó lo poco que me gustan los barullos, y sintió alivio al no tener que ver mi cara de triunfo.

-Vale tía, vale. Me alegro por ti, pero no te cuelgues, mi primo es un picha loca, y se olvidara de ti en cuanto volvamos a casa.- le explicaba después de un par de gin-tonics , viendo que María ya me buscaba para llevarme al baño.

-No, que va, no me cuelgo ¡jajaja! pero me ha prometido uno en los baños, y no lo veo.- le decía, buscándome entre la gente.

-Se habrá vuelto a casa, ya vendrá a la hora de buscarme.- le dijo mi prima, deseando que fuera verdad y pidiendo otros dos gin-tonic.

-¡Pues bebamos! Ya lo pillare mañana ¡jajaja! - dijo María, riendo las dos bastante "chisposas" ya.

Yo fuera, a la fresca de la noche, me tomaba mi cerveza absorto en mis planes, hasta que me sorprendió una voz nasal molesta, que enseguida recordé de quien era:

-Eres un sinvergüenza, Ana no quiere salir por no verte.- me dijo la amiga estrecha, pillándome pensativo.

-Anda, la estrecha. Pues dile que no fue culpa mía, tuve una urgencia.- le dije, con ella de pie con su cara de asco.

-Todos sois iguales. Mejor pasa de ella, que igual la dejas embarazada. - me soltó sin moverse.

La pobre no tenía mucho donde agarrarse, unas tetitas a juego con su delgado cuerpo, pero el pequeño culo si lo tenía levantado y dispuesto. Aunque su cara te cortaba el rollo. Una mezcla entre cacatúa y mono, con una nariz como un pico, y los labios exageradamente gruesos, que daban su morbo si solo te fijabas en ellos.

-¿Me acompañas y me dices donde vive? Va, no seas asi, es tu amiga.- le dije después de pegarle un repaso con descaro, y ella empezando a ponerse colorada y nerviosa.

Seguí mirándole los pechitos, adivinando enseguida donde tenía los pezones, y alargaba la cabeza para ver la curva de su culo. Ella se lo pensaba, y al final me contestó:

-Pero solo a medio camino, que no me fio de ti.- y se giró andando, dejándome ver ahora bien su culito, roja de vergüenza, y notando su coñito mojarse a cada paso.

-Tienes un culito bonito, lo tendrías que enseñar más, como ahora con este pantaloncito tan pequeño.- le dije al alcanzarla, tirándole del pantalón hacia arriba.

-¡Uy! ¡Oye! ¿Qué haces? No me toques.- me dijo pegándome un manotazo.

Pero su pantaloncito al chafarle el coñito le confirmó que se estaba mojando, imaginando que le podría pasar en la oscuridad de los callejones.

-Tranquila joder, solo te enseño moda. Para que te miren como yo, y así te puedas estrenar de una vez. - le dije acariciándole la nuca mientras nos adentrábamos por la oscuridad.

Niña malaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora