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Namjoon y Jungkook trabajaban en el mismo centro, aunque esa semana, Jungkook no asistió en el, y hacia teletrabajo desde casa de sus padres debido al estrés. No lo "sufría" frecuentemente, pero últimamente le ocurría.

Mientras tecleó en su Mac, escuchó en el fondo de la habitación la melodía de su teléfono, la favorita del omega.

Sí, no podía olvidarlo después de tres años.

Le estaban llamando, y eso no era común a esas horas, pues todos sus amigos y conocidos estaban trabajando, y sus padres probablemente durmiendo.

Sin prisas se levantó de la cama matrimonial, agarrando su teléfono y viendo un par de mensajes y llamadas perdidas de Namjoon.
Sabía de que se trataba.

Ayer por la noche Jungkook quedó en casa de Namjoon, mientras los padres de ambos dormían. Estuvieron toda la madrugada planeando un "plan" para conseguir contactar con Jimin, almenos el Alfa. El plan era realmente bueno, pero suponían que Jimin no lo creería tan fácilmente.

¡Fue todo lo contrario!

Ahora Namjoon tenía el número del omega, un gran paso. A pesar de que era el mejor amigo de su ex, nunca encontraron necesario tener ambos números, o hablar como si se conocieran de toda la vida; aunque se llevaran bien.

-¿Joon?-. Pregunto el pelinegro confundido.

-Claro que soy yo, ¿Esque no me tienes agendado?-.

Jungkook espero a que siguiera hablando.

-Bueno, te llamo para decirte que no recordaba a Jim tan... ¿Ingenuo?-

-Repítelo, imbécil-. Jungkook se ofendió, sabía que él lo decía con humor, pero; "Con Jimin no te metas".

-No lo haré, tranquilo. Solo llamaba para decirte que tengo su número, y ese adjetivo lo usé para referirme a que tardé menos de cinco minutos para convencerlo-.

Jungkook relajó su expresión facial, y se estiró en la cama, dejando atrás todas la llamadas que debía atender, los correos entre otras cosas. Jimin era su prioridad.

-¡Vamos! ¡Sabía que lo conseguirías!-. Jungkook parecía frío por fuera, pero era todo lo contrario, y en este momento se podía notar.

Tenía una gran sonrisa en sus labios, adornados por un piercing. Sus ojos brillaban de felicidad, podía sentir el hormigueo en su pecho, cómo si mil mariposas rozaran sus alas contra su pecho.

 Sus ojos brillaban de felicidad, podía sentir el hormigueo en su pecho, cómo si mil mariposas rozaran sus alas contra su pecho

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Horas antes

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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄 ♡ 𝗄𝗈𝗈𝗄𝗆𝗂𝗇 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora