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Los elfos domésticos se afanaban por la Mansión Malfoy, preparando a todos sus invitados para partir. Renata estaba en la habitación de Peony, ayudándola a peinarse, como ya tenían por costumbre.

Renata terminó el último rizo, "Ya terminaste, Peony".

Peony miró su reflejo en el espejo.

"¿Se siente extraño? ¿Mirarte al espejo y ver algo diferente a lo que veías hace unas semanas?

Peony negó con la cabeza, "Tal vez un poco, pero ahora todo eso parece un sueño febril. Me sentía tan sola, Renata, tan miserable. No me importa si me veo un poco diferente. Vale la pena."

Renata le sonrió amablemente mientras tomaban sus varitas y sus bolsos y salían de la habitación.

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"Ven aquí Peonía".

Peony se reunió con Tom junto a la ventana de la sala del desayuno. Él le indicó que se diera vuelta y ella obedeció.

Tom le puso un collar con grandes esmeraldas y cadenas de oro sobre su cuello, abrochándolo por detrás. Ella se giró para mirarlo y él la vio.

"Mi bruja".

"Tuyo", confirmó.

Era un impresionante collar de cortejo. Debe haber sido de las bóvedas de la familia Slytherin.

"¿Cuándo recibiste esto?" Ella preguntó.

"Hace una semana."

Peony sonrió mientras él levantaba las manos, hasta que una descansó contra la parte baja de su espalda y la otra contra su nuca. Peony podía sentir el frío metal del anillo Peverell en su nuca.

Tom la acercó a él y presionó sus labios contra los de ella.

El beso amenazó con ahogarla bajo el peso de sus propias emociones, bajo la fuerza de su Magia.

Podía volver a sentir, podía vivir de nuevo, para esto. Por este beso, por su caricia, por su alma tan parecida a la de ella.

Tom se apartó y la miró a los ojos grises.

Él era suyo. Ella había reclamado con sus palabras y ganó la guerra con sus labios.

Abraxas entró en la habitación y se aclaró la garganta con fuerza. Tom dio otro paso atrás de Peony pero mantuvo su mano enguantada en la suya.

"¿Estas listo para ir?" -Preguntó Abraxas.

"Listo."

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Tom observó cómo la gente miraba a Peony mientras le colocaban el Sombrero Seleccionador en la cabeza.

Parecía sacada de Witch Weekly. Su cabello platino pálido estaba rizado alrededor de su rostro, sus labios rosados ​​y carnosos, sus ojos grises brillaban. Su vestido negro caía lo suficiente para mostrar su collar de cortejo. Las capas de su falda se acomodaron perfectamente a su alrededor.

La miraban como si fuera una princesa, y lo era.

La diferencia entre el mundo muggle y el mágico no podría ser más evidente que en este momento. Las copas doradas brillaban a la luz de las velas, un marcado contraste con los escombros de un Londres muggle bombardeado, apenas unos años antes.

Peony sabría sobre la guerra, por supuesto que sí, pero pocos de los de familias mágicas lo sabrían o les importaría. Ambos habían vivido guerras, aunque la de ella había sido más cercana y personal.

Un pedazo de mi alma [Tom Riddle | Voldemort]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora