Ghostfang One-Shorts +18!

One Short 3-Royal AU.

[Castillo de la Familia Real/Tierra 928]

Miguel O'Hara al ser el hijo de los reyes de New York, uno de los reinos más grandes y fuertes del planeta tierra obviamente siempre tuvo centenas de sirvientes a su disposición desde que era prácticamente un bebé.

Pero el príncipe tenía un gran secreto y este era que solía tener sexo con su sirvienta personal, Gwen, de manera diaria, esto era prácticamente parte de su rutina.

Y esto no comenzó a ocurrir de la noche a la mañana, no... Ambos tenían un gran trayecto juntos, desde que eran niños.

Cuando tenía 10 años, Miguel conoció a Gwen, la hija de una de las sirvientas del palacio que tenía 7. Ella vivía en el palacio para poder ayudar a su madre con los quehaceres.

Y por más que ninguno mostró mucho interés hacia el otro.
Pero con el paso de los años, Gwen se volvió su sirvienta personal cuando Miguel tenía 22 años y ella 19, la chica se encargaba de hacer casi todo por él.

Entonces, al conocerse desde hace tiempo y al empezar a compartir más tiempo juntos, empezó a haber una atmósfera sexual entre los dos.

Después de unos meses, ninguno de los dos se resistio, terminaron teniendo relaciones sexuales.

Luego de unos días de ese suceso, volvieron a hacer lo mismo, y luego otra y otra vez. Así hasta que se volvio algo prácticamente diario.

Inclusive ella dejó de usar sostén por orden del propio Miguel.

Volviendo al presente, era una noche de invierno, Miguel estaba sentado en un sofá en su habitación, hacía mucho frío.

-¡Gwen!
Exclamó Miguel sentado en su sofá, era una noche fría de invierno y se estaba congelando a pesar de estar en un lugar cálido.

-¿Si, señor?
La mujer se asomó por el marco de la puerta.

-Traeme una manta y prende la estufa ahora.
El hombre se estaba con su carácter antipático y severo, era algo muy común en el porque era muy frío y distante, lo cual siempre ponía de nervios a su mucama.

-E-Entendido, de inmediato su majestad.
Gwen corrió a buscar una manta para Miguel.

Regreso rápidamente. Le entrego la manta al hombre.

-Tome su alteza.

-Gracias.

El príncipe se envolvió con la cobija, mientras la mujer prendía la estufa.

-Gracias, Gwen.

-De nada, su majestad, es un placer para mí servirle.

La sirvienta hizo una pequeña reverencia, se estaba a punto de ir pero su jefe la agarro de la muñeca.

-Espera. Quedate, es una orden.

Dijo Miguel en tono severo.

-O-Ok.

La mucama no se resistio. Sabía que no debía desobedecer al príncipe.

El hombre se sentó en el sillón de nuevo. Le hizo una señal a la mujer para que se acerque.

-¿Te importa si...?

Miguel tomó con una mano la falda de Gwen y la levantó un poquito, ella asintió con la cabeza y él sin esperar ni un segundo, le levantó la prenda exponiendo su ropa interior.

La sirvienta desvío la mirada y se sonrojo.

El hombre soltó su falda y la miró a los ojos.