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Algo no va bien, tal vez nada haya ido nunca bien, pero desde hace un periodo de tiempo inferior a diez años, pero mayor a cinco todo se siente... roto. Es como si el mundo entero aguantase la respiración en espera de que pase algo terrible ¿Qué nos quieren decir los ángeles? ¿No son ellos? Sea un Armagedón nuclear o una crisis económica mundial ¿Qué más da? Tu y yo somos hormigas, peones insignificantes de un juego de ajedrez del que no podemos empezar a entender las reglas, jugado entre las personas más ricas y poderosas del mundo ¿Y todo ello para qué? No lo sé, para ser aún más poderosas o más ricas, supongo. Pero no vengo a culpar a los poderosos de los problemas del mundo, bueno en parte sí, pero no es sólo culpa suya.
Tú habrías hecho lo mismo de estar en su posición, y yo también. La corrupción es inherente al ser humano. Y quien dijera aquello de que el hombre es un animal racional estaba profusamente equivocado, por muy sabio que fuera. El hombre es malo por naturaleza, y muy en el fondo lo sabemos todos. Asumimos con toda rapidez que vivimos en un mundo en que las madres, sin ninguna duda, antepondrían la vida de un hijo a la suya propia, un mundo en que la mayoría de las personas son buenas y sólo son víctimas de un sistema que las hace malas. Mentira.
El instinto de autopreservación es mucho más potente que cualquier otro, incluso el materno. La ambición nos consume a todos, solo que algunos la reprimen más que otros, es una farsa. El que es humilde no lo es de verdad, no te sientas mal porque parezca que todo el mundo es mejor que tú, no lo son. La humanidad en su conjunto es una engéndrica mente colmena que tiene por reina a sus líderes. Líderes humanos, igual de enfermos o más, pues lo que se ven atraídos hacia posiciones de liderazgo, o sobre todo, de poder, suelen ser la peor casta de la putrefacie.
