29. La perfección en una persona.

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"Dejar salir al mounstro que vive en mí, no es necesario todavía".
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Jane:

Estaba trabajando atendiendo las mesas por la noche. Habían mucho borrachos, lo cuál odiaba.

—Te toca la mesa número treinta —me señaló Alana.

—Estoy súper cansada.

—Yo igual, no veo la hora en la que llegué las vacaciones de Halloween.

—¿Halloween? Es cierto, no me acordaba.

—Si, voy a hacer una fiesta con toda la universidad, por si quieres venir.

—Claro, ahí estaré.

—Recuerda el disfraz.

—Claro, iré con un disfraz de policía sexy o gata, ¿Cuál me quedará mejor?

—Yo creo que uno de vampiresa, te quedaría muy bien —me puse algo nerviosa. Ella sabría sobre los secretos.

—Claro —sonreí alejándome de allí rápidamente.

Iba caminando rápido, cuando choque con alguien. Haciendo que me cayera.

—¡Mierda!

—Esa es forma para dirigirte a tu jefe —levante la visita, era el señor Broussand. Mis ojos se abrieron como platos cuando me extendió la mano para levantarme. La acepté. —Que inusual collar.

—Si, era de mi abuela.

—¿Tu abuela? Yo la conocí.

—Ya lo sé —dije ignorando sus palabras.

Me jaló del brazo, me di la vuelta para enfrentarlo —No te imaginas lo que se va a desatar en unos días y créeme, tu guerra no es conmigo.

Tragué en seco al escuchar sus palabras.

—Recuerda que esto es un juego, y por más que el gato quiera proteger al ratón, se lo terminará comiendo —sus palabras me dejaron confusa, el lo noto y se alejó con una sonrisa.

Acaso, ¿se refería a Asher?, el era el que me protegía, supuestamente.

(...)

Horas después

Salí disparada del trabajo, llegué a mi casa prácticamente corriendo. Después de que me sentí a salvó, cerré la puerta detrás de mi y suspiré. Dejé las cosas encima del mesón de la cocina.

—¿Cómo te fue? —la voz de Asher resonó en la cocina, era normal que estuviera en mi casa, pero no tan tarde.

—Bien, ¿Y mi madre?

—Todavía no ha vuelto del trabajo.

—Ah bueno —añadí mientras tomaba la comida del microondas. Estaba caliente y tenía un olor increíble.

—Vengo, con un hambre.

—No comiste nada en el trabajo.

—No tuve tiempo, hoy el día estuvo cargado de gente. Habían muchos viejos verdes, borrachos. Lo cuál me dió ganas de salir rápido.

—Tengo que decirle a Aaron que no dejé entrar a ese tipo de personas.

—Hoy no estaba Aaron, era tu padre.

PERFECTA DESTRUCCIÓN [Parte 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora