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Se despertó por el sol asomándose por la ventana que daba justo enfrente de su escritorio. Era su último día en el Campamento Mestizo, por un lado, estaba ilusionada por ir a una academia de magia y aprender, pero por otra parte no quería dejar aquí a toda su familia, ni a sus amigos que son siempre su fortaleza y no sabe que haría sin ellos. Se levantó de la cama, se duchó y se cambió ya que tenía que llegar pronto a Gran Bretaña. Bajo las escaleras de la cabaña para dirigirse a la puerta principal de está, abrió las puertas y se encontró con muchísima gente llevando sus cosas, dándole los buenos días y otros despidiéndose de ella.
Cerro las puerta con tranquilidad, cuando alguien le tocó el hombro, asustándola en el proceso. Se giró y se encontró con Quirón.
― Lo siento, mi intención no era asustarte.―dijo con una mirada serena.
― No pasa nada, ¿Qué pasa?¿Por qué estás aquí?―inquirió nerviosa.
― Tu tío requiere tu presencia en su despacho.
― ¿Por?―preguntó confusa.
― Eso ya no lo sé Angelina, solo me dijo que quiere tú presencia en su despacho.
― Gracias Quirón.
- De nada, espero que tengas un buen viaje y que disfrutes de la vida fuera de aquí.―se despidió con una sonrisa.
Angelina asintió con una sonrisa para después dirigirse al despacho de su tío. Llegó al despacho de su tío, el dios Dionisio que se encontraba sentado tomando el sol, con sus gafas de sol y una lata de Coca Cola en su mano. Iba a golpear la puerta, cuando su voz la detuvo
― Puedes pasar, sobrina.―dijo mirándola con una sonrisa.
― Me ha dicho Quirón que querías verme.―habló sentándose en la silla que estaba enfrente de su tío.
― ¿Quién te ha dado permiso para sentarte?―preguntó alzando la ceja.
― Yo misma.―respondió con una sonrisa.
― Buena respuesta.―comentó con una sonrisa―. Le he mandado a Quirón que te busque, para decirte que tengas cuidado en ese nuevo mundo. No olvides que eres una semidiosa y tienes peligro en cada sitio que vayas.
― Tío, no te preocupes se defenderme bien, además estaré bien, te lo prometo.―respondió con una sonrisa por su notable preocupación.
― No lo dudó, pero si te pasa algo tú padre me mata y lo sabes. O por lo menos lo intentará.―dijo riéndose contagiándole la risa
― Lo sé.―dijo riéndose.
― Y la otra cosa es que, tú padre te acompañará en el viaje y en tú compra de materiales, por lo demás que tengas un buen viaje.―se levantó para darle un abrazó a lo que le correspondió.
