Harry estaba perdiendo la paciencia.
Hermione no dejaba de hablar sobre el comportamiento de Ron y, aunque al principio también le preocupaba, no paraba de discutir sobre su "investigación" para descubrir quién había enviado la carta. ¿No era eso una violación de la privacidad de Ron? ¿No estaba haciendo un gran problema de algo pequeño? Ya habían pasado cuatro o cinco semanas desde ese incidente y Ron parecía haber vuelto a ser el mismo de siempre. Harry había dejado de preocuparse.
Sí, Ron acosaba a Ginny para que le diera sus apuntes de POCIONES y Hermione enviaba comentarios velados a Ron ofreciéndole 𝘁𝘂𝘁𝗼𝗿𝗶́𝗮𝘀 constantemente. Era insoportable estar en medio de todo eso.
En la opinión de Harry, Ron no había cambiado mucho. Es normal que un estudiante con dificultades quiera mejorar sus calificaciones cuando está casi al final de su educación, según su tía Petunia.
La tía Petunia exigía una carta diaria, relatando todo lo que Harry comía y cómo lo trataban los Weasley. Aunque Harry lo encontraba molesto, era la única condición para que pudiera pasar las vacaciones con la familia de su amigo. Incluso Hermione enviaba cartas a sus padres de vez en cuando.
La última carta de la tía Petunia mencionaba que Dudley tenía fuertes dolores de espalda debido a su obesidad y que estaba bajo una dieta estricta. Harry se quedó atónito al leer "dieta" y "Dudley" en la misma frase. La carta también decía que una familia nueva se había mudado y parecían ser muy agradables, lo cual, según Harry, era totalmente cierto si la tía Petunia lo decía.
Esta vez, la carta fue breve, ya que Harry no tenía mucho que contar, reportar o quejarse. Apenas llegó a la mitad cuando la terminó. La dobló y buscó a su lechuza para que llevara la carta a la tía Petunia. Amarró la carta a la pata izquierda de la lechuza y la dejó volar.
La lechuza se perdió en la bruma de la mañana, mientras Harry se dedicaba a la única tarea que lo hacía sentir satisfecho: preparar una poción de calmante para la tos. Bajo a la cocina y se encontró a sus amigos, aunque esa fue la segunda vez que veía a Hermione ese día.
Ron observaba, absorto, los movimientos de Harry. Parecía fascinado por cada gota de ingrediente que agregaba al caldero pequeño que tenía Harry desde el primer año. Incluso intentó imitar los movimientos de Harry, sin dejar de mirar su rostro con una intensidad que rozaba lo espeluznante.
Hermione, sentada en una silla, se mordió el labio, observando la escena con una mezcla de fascinación y horror. Ron no solo se había pasado toda la mañana pegado a Harry, sino que también le había regalado una pequeña colección de conchas marinas, "para que no olvidara el verano".
— Ron, ¿por qué le diste eso a Harry? —, cuestionó Hermione con un susurro que rozaba la desesperación. — Es un gesto tan... Extraño.
Ron, ajeno al drama interior de Hermione, simplemente sonrió. — No es tan extraño, 'Mione. Solo quería decirle que me acuerdo de él. Y de las conchas, claro.
Hermione se encogió de hombros, pero no pudo evitar una sonrisa. — Está bien, Ron. Solo... Asegúrate de que Harry sepa que no es un gesto romántico. —, comentó con una pizca de sarcasmo.
— ¿Romántico? —, preguntó Ron, frunciendo el ceño. —Por supuesto que no. Son solo conchas.
Harry, ajeno a la danza de miradas y comentarios de sus amigos, se concentró en su poción. Un poco de asfodelo, un toque de raíces de valeriana, y listo. Una vez que la poción tomó un tono morado intenso, la dejó enfriar en un frasco pequeño, contento por haber completado su tarea.
— ¿Qué te parece, Harry? —, preguntó Ron, con una mirada casi de admiración.
— Está bien. —, respondió Harry, sin dejar de observar la poción. — Pero podría mejorar.
Hermione y Ron intercambiaron miradas, ambos con la sensación de que Harry había perdido por completo el punto.
Ron se quedó absorto, casi en trance, observando la poción morada que Harry había preparado. Sus ojos recorrían el frasco con una intensidad casi obsesiva, susurrando los ingredientes que había escuchado a Harry mencionar:
— Asfodelo, raíz de valeriana... un toque de... ¿qué era? Ah, sí, trébol de cuatro hojas...
Mientras tanto, Harry y Hermione conversaban sobre la extraña colección de conchas que Ron le había regalado.
— No entiendo por qué te dio esas conchas, Harry, — dijo Hermione con un tono de voz ligeramente más agudo de lo normal. — Es un gesto tan… peculiar. ¿No te parece?
Harry, sin percatarse de la creciente frustración de Hermione, bromeó: — Tal vez estoy conquistando a Ron con mi encanto. Quién sabe, quizás me esté preparando para una propuesta de matrimonio con conchas marinas.
Hermione casi explota.
— ¡¿Propuestas de matrimonio con conchas?! ¡Harry, por favor! Ron está actuando de forma muy extraña, no lo estás conquistando. ¡Es como si estuviera… hipnotizado!
— Hipnotizado por una poción? — Harry la interrumpió, divertido. — Me gusta la idea. Quizás Ron es un mago de pociones en potencia y no lo sabemos.
Hermione se cruzó de brazos, mirando a Ron con desconfianza.
— No es tan sencillo como parece, Harry, — murmuró, sin apartar la mirada de Ron. — Me preocupa su comportamiento. Ha estado actuando de forma extraña desde que le llegó esa carta.
En ese momento, Hermione se dio cuenta de que Ron estaba murmurando en voz baja, con la mirada fija en el frasco de la poción. Su rostro se iluminó con una expresión de entendimiento.
— Ah, Ron está estudiando la poción. —, dijo Hermione, con una sonrisa casi pícara.
— ¿Estudiando? —, preguntó Harry, confundido. — No entiendo, ¿se está preparando para un examen?
— Quizás... — respondió Hermione, sin apartar la mirada de Ron. — O quizás, solo quiere aprender de un maestro.
Hermione se acercó a Ron con una sonrisa.
— Ron... — dijo, con voz suave. — ¿Te gustaría que te diera algunas clases particulares de pociones? Soy muy buena en eso, y podría enseñarte todo lo que sé.
Ron se sobresaltó, dejando de murmurar y volteando a mirar a Hermione con una expresión de sorpresa.
— Tú… ¿podrías enseñarme?"
— Por supuesto. — respondió Hermione, con una sonrisa radiante. — Y también podría ayudarte con cualquier otra asignatura que necesites.
Harry, observando la interacción de sus amigos, sintió una punzada de aburrimiento. Le molestaba que Hermione estuviera tan obsesionada con Ron, y la idea de las clases particulares le parecía innecesaria.
— Bueno, me alegra que se estén ayudando mutuamente... — dijo Harry con un tono de voz cansado. — Pero yo tengo otras cosas que hacer.
Harry se levantó y se dirigió hacia la habitación que compartía en esa casa, sin esperar respuesta y llevándose su poción para beber más tarde. Tenía la sensación de que Hermione y Ron estaban a punto de embarcarse en un viaje sin fin de tutorías, y él no tenía ninguna intención de ser parte de eso.
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Las Actitudes Preocupantes de Ronald Weasley
FanfictionEn las vacaciones de verano del Trío Dorado, su amigo Ron Weasley, está teniendo unas actitudes... Preocupantes. Todo empezó una mañana, cuando Ron recibió un pedazo de pergamino que, después de leer su contenido, la quemó. La primera en notarlo, po...