Prólogo.

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Ahí estaba William, otra vez enfrentando su problema con el gusto de tomar

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Ahí estaba William, otra vez enfrentando su problema con el gusto de tomar. Él aseguraba que no era alcoholismo, no, claro que no, después de todo, nunca había llegado borracho a clase.
Con una margarita en una mano y un pedazo de pie de queso en la otra sus ojos vagaban por todo el lugar, a veces cayendo en los traseros de ciertas meseras con ropas reveladoras, una sonrisa dibujandose en su cara cada vez que una de ellas se acercaba para preguntarle de sus nuevos pedidos.
Pero eso cambió en cuestión de segundos.
Su mirada cayó sobre cuatro personas que entraban, un chico alto de raíces negras y puntas moradas, alto, quizás 1.87, quizás un poco más, detrás de él una guapa rubia de ojos verdes y un maquillaje extravagante, algo alta, podría calcular que medía 1.76, tomada de la mano junto a una chica bajita, quizás 1.67 si estábamos generosos, ojos color avellana y una sonrisa tan brillante que podría dejarlo ciego, y finalmente, un chico alto, de unos 1.70, ojos grises, morenito y de cabello negro, sus ojos se quedaron clavados al chico, sintiendo sus mejillas calentarse, pero ¿Qué significaba eso? Si el no era gay.

70, ojos grises, morenito y de cabello negro, sus ojos se quedaron clavados al chico, sintiendo sus mejillas calentarse, pero ¿Qué significaba eso? Si el no era gay

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;;Así empiezan todos.

𝘈𝘭 𝘖𝘵𝘳𝘰 𝘓𝘢𝘥𝘰 𝘋𝘦 𝘓𝘢 𝘊𝘢𝘯𝘵𝘪𝘯𝘢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora