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Sus ojos bailaban sobre las facciones del chico, no había podido dejar de verlo desde que había entrado, este no parecía tomar y disfrutar más de simplemente hablar y reír con sus amigos

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Sus ojos bailaban sobre las facciones del chico, no había podido dejar de verlo desde que había entrado, este no parecía tomar y disfrutar más de simplemente hablar y reír con sus amigos. Eso era muy atractivo para William. Sus ojos grises, contrastando con su bella piel morena lo estaban volviendo loco, su sonrisa y el lunar sobre su labio era solo una excusa para ocultar lo mucho que realmente quería ver esos labios de cerca, tocarlos, sentirlos, chocarlos contra los suyos. Pero obviamente no, el lunar era su excusa "hetero" para estar viendo los labios de ese chico que lo había hecho sentirse atraído con solo entrar en su campo visual.
Su margarita se meneaba en su mano mientras el daba pequeños mordiscos a su pie de queso, al darse cuenta de lo que hacía sus mejillas se pusieron de un rojo obscuro.

– ... Cómo... ¿Cómo puedo estar pensando eso sobre un chico? No, enfócate William, piensa en culos de mujeres. - Dijo en un suspiro.

Miró a su alrededor para encontrarse con que ahora ninguna mujer le parecía tan atractiva como ese chico, Dios, que estupidez, ninguna de las chicas se comparaba a la sonrisa del lindo morenito.
Su mente comenzaba a abrumarse con pensamientos sobre ese chico, sus ojos grises, tan extraños como tan hermosos, como los ojos de una muñeca, su belleza era intoxicante, lo único especial en el eran sus ojos, según sí mismo, pero el sabía que no era así, sabía que ese chico tenía algo, algo que lentamente lo volvía loco.
"Es una estupidez." Pensó, argumentandose a sí mismo que solo era atracción momentánea, que el chico solo era lindo y por ello su mente estaba en caos.
Su mirada se quedó clavada en el chico por todo el tiempo en el que este se quedó en la mesa, más cuando lo vió levantarse no pudo evitar hacerlo el también, caminando hacía el con cierta timidez, lo miró y lentamente estiró su mano para alcanzar el brazo del chico.

– Hey...

El moreno se volteó, mirando al chico con curiosidad, más antes de que pudiera responder algo cubrió su boca, claramente disgustado por el fuerte hedor de alcohol del chico, salió rápidamente, una mueca de arrepentimiento se dibujó en su cara rápidamente, suspiró suavemente antes de pararse a pensar si debería ir detrás de el chico o no; terminó decidiendo que no, volvió a su mesa y pidió la cuenta, claramente excesivamente costosa, pagó con su tarjeta y se levantó, saliendo para ir a su departamento en silencio, pensando una y otra vez en ese chico, esperaba poder volver a verlo algún día.
Aunque ese día quizás no fuera pronto.

Aunque ese día quizás no fuera pronto

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;;Pinche alcohólico.

𝘈𝘭 𝘖𝘵𝘳𝘰 𝘓𝘢𝘥𝘰 𝘋𝘦 𝘓𝘢 𝘊𝘢𝘯𝘵𝘪𝘯𝘢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora