Capítulo 7

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No sabía que hacer, no quería armar un escándalo, si Iván se daba cuenta iba a armar tremenda pelea con Felipe e iban a arruinar el evento de Eva.

- Amor- Dijo nerviosa, Felipe inmediatamente quitó su mano. -Voy al tocador, ahorita regreso, te encargo mi bolso.

- Si reina.- Se puso de pie y por educación Iván y Felipe igual.

Letizia cruzó el salón directamente a la salida sin mirar atrás, sentía una mirada fija en su espalda y sabía que era la de Felipe, entró a la puerta en la que reposaba una placa que decía "Damas", cuatro puertas después de donde estaba la del evento.

Ya no sabía que hacer con esa situación, quería decirle a Iván que Felipe estaba intentando algo con ella, pero también iba a tener que decirle que lo vio en la tienda de libros, que casi la besa cuando estaban en el súper y ella no hizo nada para evitarlo y que le acababa de agarrar la pierna estando él a lado.

No se lo podía decir, terminarían peleados no sólo ellos porque Letizia le ocultó cosas, sino Iván con Felipe y cancelaría el pre contrato con Eva, cosa que le traería problemas legales a Iván y afectaría la reputación de su empresa, pensó Letizia mientras se veía al espejo.

Había tomado una decisión, no le diría nada a su esposo, pero tenía que encontrar la forma de ponerle un alto a Felipe de Borbón sin que Iván y Eva se dieran cuenta de nada, pues debía mostrarse amable y normal con Felipe cuando ellos estuvieran cerca.

Salió por fin para ir de nuevo al evento pero se distrajo viendo en el pasillo una pintura al óleo impresionista de un paisaje del mar, tenía muchos años que no estaba en ese lugar y no se acordaba de aquella pintura.

- Buen paisaje ¿no?- No podía ser que Felipe de Borbón no se cansara de seguirla.

- ¿Qué haces aquí? ¡Déjame en paz!- Ni siquiera quiso voltear a verlo, ella siguió con la mirada fija en la pintura.

- Pero no es tan buen paisaje como verte a ti teniendo sexo en una oficina- Se atrevió a decir susurrándole al oído.

- Aunque para que sea perfecto yo tendría que estar ahí en medio de sus piernas y no tu esposo.- A Felipe ni siquiera le dio tiempo de quitarse cuando Letizia se giró furiosa dándole una cachetada, pocas veces en su vida le habían dado una, estaba seguro que esa era la que más fuerte había recibido de una mujer, pero eso sólo lo motivo a intentar algo más.

Sin pensarlo la jaló por la cintura y la beso a la fuerza, Letizia trataba de soltarse pero no podía, Felipe la tenía apretada a su cuerpo con un brazo por su cintura y la otra mano sujetando su cabeza hacía él para poder besarla mejor.

Letizia estaba demasiado nerviosa, sentía que en cualquier momento los verían besándose si salían su esposo o Eva, como no la quería dejar le propinó un rodillazo en la entrepierna para que la soltara y claro que funcionó.

-En tu vida se te ocurra volver a hacerlo- Le dijo Letizia limpiándose los labios con poca delicadeza.

- Aparte de lo guapa que eres y lo sexy que te ves haciendo el amor, tienes la manita y la rodilla pesada.- contestó Felipe doblado con las manos en las rodillas para tratar de quitarse el dolor que le había causado su rodillazo. -Pero nada es tan exquisito como tus labios.- Rió entre gemidos de dolor.

- Eres un estúpido.- murmuró puesto que un señor iba pasando a lado de ellos.- Supongo que es exactamente lo mismo le dijiste a la mujer con la que estuviste antes de venir.

- ¿De qué hablas? Si fui por la amiga de Eva- Contestó estirándose con dificultad.

- Pues vaya amigas que tiene tu novia- Se giró de nuevo a la pintura. -Cuidado con que la pobre de Eva no vaya a ver el labial color vino que traes atrás en el cuello de tu camisa.- Cuando Felipe se agachó ella alcanzó a ver la mancha del lipstick y no podía ser de Eva, porque ella traía un tono rojo intenso como el de su vestido.

A la deriva (adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora