𓏲 ๋࣭ ࣪ ˖ 𝒀𝒐𝒖𝒓 𝑨𝒓𝒎𝒐𝒓 | 𝑳𝒖𝒄𝒊𝒇𝒆𝒓 𝒙 𝑶𝒄 ˚. ᵎᵎ

𖦁ׅ ࣪ ׂ 𝘛𝘸𝘰 ៵ ☁️ ࣪ ִֶָ ⋆

Pasaron algunos días hasta que Elysium comenzó sus entrenamientos. Hoy sería su primer día, y se encontraba caminando junto con Samael hacia el lugar de entrenamiento donde Diana, la primera guardiana creada, había entrenado anteriormente.

—Me siento un poco nerviosa, ¿Cree usted que podré luchar bien, amo?—preguntó la joven sin alzar la mirada, pues la tenía fija en el suelo debido a que sentía que no lo haría bien.

—En primer lugar, no me hables tan formal, Ely—ordenó Samael—Más que una simple guardiana, también te considero mi amiga, así que las formalidades desaparecen entre nosotros. En segundo lugar, claro que lo creo. Y no solo lo creo, te aseguro que lo harás muy bien. Yo diría que incluso excelente.

—Es mi primer día—cuestionó la guardiana, que se ponía más nerviosa cada vez que se acercaban al lugar—¿Cómo podría usted tener tantas esperanzas en mí?

—Me encantaría decirte mis razones, pero ya llegamos—Samael sonrió y entró al lugar de entrenamiento. Pero se detuvo al no escuchar los pasos de Elysium—¿Pasa algo, Ely? Sé que estás nerviosa, pero a pesar de eso, no sueles detenerte—el muchacho caminó de vuelta a donde estaba la chica, la cuál estaba estática, no movía ni un pelo. Casi parecía que ni siquiera respiraba

—No es nada, estoy bien, joven Samael—ella alzó sus dos pulgares, tratando de convencer a Samael. Sin más, entró lentamente al lugar de entrenamiento, donde estaba la guardiana del arcángel Miguel, esperándolos.

—Llegan tarde—replicó Diana con su típica voz arisca—Deberían empezar a manejar mejor sus tiempos. Para ser una persona organizada, es importante aprender a ser puntual—Diana se acercó peligrosamente a Elysium—Y más aún si se supone que serás una guardiana.

La joven dio un leve brinco y se escondió detrás de Samael. No le gustaba nada la presencia de Diana, le resultaba intimidante debido a la gran diferencia de altura: ella medía 1,50 cm, mientras que Diana alcanzaba los 205 cm. Aunque no quería decirlo, siempre pensó que Dios había tenido favoritismo al crear a Diana. Aparte de eso, la actitud de la mujer hacia ella era muy brusca, como si la odiara. Sin embargo, Miguel y Samael siempre le decían que eso no era verdad y que simplemente así era su personalidad.

—¿Se supone que esta criatura lo va a proteger, joven Samael?—Diana miró a Elysium con cierta repulsión. No le agradaban las personas cobardes—No me gusta presumir, pero hasta yo podría protegerlo a usted y a mi amo Miguel a la vez, sin ningún problema—puso una mano en su pecho y se alejó un poco de ambos.

—Diana, te pido con respeto que no hables tan despectivamente de Elysium. Ambas son lo mismo, vienen del mismo creador y están hechas con el mismo material—exigió Samael, el cual tenía el ceño fruncido—Además, ten en cuenta que tú fuiste creada mucho tiempo antes, y te apuesto que debiste haber estado en la misma posición que ella en tu primer día—pronunció con tono hostil. Esto hizo que Diana entrecerrara los ojos, como si fuese a desafiar a Samael.

—Nunca estuve en la posición de ella—afirmó Diana con firmeza—Siempre fui fuerte e independiente, muy diferente a ella. Parece que va a depender de usted en vez de cuidarlo—Diana sacó una espada de la gema que tenía en su mano—Sigue escondida detrás de usted como si fuera un cachorro. Si quiere protegerlo, deje de actuar como una cobarde y venga a entrenar—su espada apuntaba directamente a Elysium.

La segunda guardiana suspiró. En parte, Diana tenía razón: terminaría dependiendo de Samael si no entrenaba. Su existencia estaba hecha para lo contrario a eso. Decidió salir de la espalda de Samael y se puso frente a Diana, manteniendo una distancia considerable. Samael se sentó en unas gradas cercanas y le sonrió a Elysium, tratando de darle ánimos.
La joven de la gema en el pecho sacó una espada, muy similar a una claymore pero sin llegar a serlo. El arma tenía una hoja afilada de color rosa, y su empuñadura era algo curiosa pero no parecía incómoda.