Astrid
02 En este mundo hay más capullos que agua.
Un día antes...
Odio muchas cosas en esta vida, pero hay un top 5 que te juro que me desquician.
#1 Los hombres.
#2 Los hombres borrachos.
#3 ¿Ya mencioné los hombres?
#4 Los hombres machistas.
#5 Los hombres que se creen superiores a nosotras.Y aquí, en este bar de mala muerte en el que tengo el Gran privilegio de trabajar, tengo todo eso en un solo paquete, en un mismo día. Y más si ese día de trabajo es viernes o sábado y este cuchitril esta al rebosar.
Odio mi existencia, Diosito ya puedes llevarme.
Lisa pasa por mi lado dándome un codazo que me hace entrar en sí.
–¿Tengo que recordarte que tienes 6 mesas por atender?De las cuales ya tuve que atender una– susurra alandome por el brazo hacia la cocina. Coje un pedido y me lo coloca en mi bandeja– Lleva esto a la mesa 17, a menos que quieras al Señor Philips pegado a tu trasero la noche entera.
Mi mirada lo dice todo, cualquier cosa menos tenerlo arriba de mi toda la noche. De por sí odio este trabajo y no quiero sumarle aspectos desagradables a mi día.
–Está bien, ¿alguna otra cosa?
Creo que va a negar, pero parece acordarse de algo.
–Ah, atiende la mesa 15. Es la única que te queda sin pedido.
–Como digas, abuela.– imito un saludo militar mientras salgo riéndome de la cocina.
Después de entregar el pedido a la mesa 17 y tomar algunas órdenes más me dirijo a la 15. Es la última, esta y terminaré el día.
–Aquí no se puede fumar, no se si tengas ojos para ver la señal tan enorme en la entrada.– arqueo un ceja mientras él se limita a mirarme de reojo. Suelta otra calada de humo antes de apagarlo contra la esquina de la mesa. ¿Será gilipollas?
–Creo que el dueño de este lugar debe enseñarle modales a sus sirvientas. Esta no es la mejor manera para atender un cliente– me mira directamente a los ojos mientras pasa la lengua por sus labios– piccola ragazza.
Lo miro detenidamente por más tiempo de lo debido, su mirada es desafiante, incitadora; pero yo soy anti-chicos y eso él no lo sabe. No importa si es francés o italiano, tampoco si no entendí nada de lo que dijo, es insoportable y eso me basta.
–Déjame explicarte algo, “señor sabelo todo”. Tengo la educación necesaria como para tratar bien a aquellas personas que se lo ganan, y tú no eres una de ellas. Además creo que no acabas de entender algo, es viernes por la noche y esto está echo un caos. Llevo más de ocho horas de trabajo soportando la indecisión constante de clientes borrachos; como para que ahora, cuando me faltan solo minutos para que sean las una de la mañana y termine mi turno, vengas tú con tu gran discurso de modales. Créeme, por tu bien, es mejor que vallas a molestar a otra.
Tiene una pequeña sonrisa casi imperceptible en los labios. ¿Que le causa gracia?
–Eres una chica ruda, ¿no? De esas que van por la vida con su actitud de “odio al mundo y a la raza varonil”. – me da un repaso deteniéndose en mi labios y luego en mis ojos– Sí, eres exactamente de ese tipo.
No necesito arruinarme el día aún más, por lo que decido ignorarlo y concentrarme en hacer mi trabajo.
–¿Vas a pedir algo o no? – arqueo la ceja en su dirección. Me echa un rápido vistazo antes de hacer su pedido. No lo pienso dos veces y me pierdo de su vista entrando a la cocina. Me exaspera su presencia.
Puede que haya sido un poco ruda, pero que más da solo necesito dormir. Aprovecho el tiempo en que preparan su orden para salir a coger un poco de aire. Estoy exhausta, y mi apariencia en estos momentos es deplorable. Si no es por la gran dependencia que tengo de ese dinero, ya hubiera dejado este trabajo. Adam, el casero, lleva dándome vueltas desde dos semanas atrás. Dice que necesita el dinero del alquiler, dinero que no tengo aún y dudo mucho que tendré de aquí a unos días.
La razón principal por la que no me he mudado a un pequeño apartamento que si pueda pagar con mi sueldo, es porque en esa casa están todos los recuerdos de mamá. Todas aquellas cosas que no me puedo permitir perder. Paso rápidamente por el baño, lavo mi rostro y retoco mi maquillaje, el pelo lo recoloco en una la coleta y salgo a por mi último cliente.
Dos raciones de pollo azado y tres de papas fritas. ¿Quién en su sano juicio se come esto a las una de la mañana? Bueno, de seguro ahí esta la respuesta, este chico no tiene juicio alguno.
–Aquí tienes– levanta la mirada de su celular y me inspecciona. Lleva otro cigarrillo a su boca para prenderlo, ¿será gilipollas?– Creo haberte dicho que aquí no se puede fumar, ¿no entiendes el español.?
Suelta una calada antes de responder. – También me dijiste sabelotodo, y te ignoré por completo.
–En este mundo hay más capullos que agua.– suspiro resignada, lo último que necesito es discutir con este imbécil y que me echen del trabajo– Tú solo pagame y largate de aquí, y felices los dos.
Me da una última mirada antes de pagar. Después de unos minutos ya estoy recogiendo mis cosas y cerrando el local junto con Lisa. Nos encaminamos hacia mi auto, pasaré a llevarla antes de ir a mi casa.
–Te vi conversando con ese chico hoy– se había tardado mucho en sacar el tema, conociéndola la curiosidad ya le picaba hace rato.
–Yo diría troglodita, y no, no estábamos conversando.
Siento su mirada en mi perfil mientras sonríe.
–Era guapo.
–Y gilipollas.
–Lo que no le quita que sea guapo.
–Pero si le quita lo interesante.
Se resigna desinflandose en su asiento.
–Ningún chico es interesante para ti.
Aparto la mirada un segundo de la carretera y la observo.
–Eso no es verdad– ella arquea una ceja. Pensándolo bien, sí que es verdad– Pero eso no es mi culpa Lisa. Los tíos son todos unos capullos.
–No juzgues a todos por uno o dos idiotas que te hayas topado en tu vida.
–Aún no he encontrado al indicado, eso es todo.
La siento reír, algo trama y presiento que no me va a gustar.
–Como tampoco has salido a buscarlo eso va a cambiar mañana. Me vas a acompañar a la fiesta de Paula mañana en la noche– no es una pregunta ya lo dio por echo. Al ver mi cara de incomprensión añade– ya le dije que ibas a todos nuestros amigos.
–Tus amigos...
–Porque tú quieres, insistes en cerrarte en tu burbuja.
Sigo conduciendo hasta aparcar frente al apartamento de Lisa. No me gusta admitirlo pero así es, siempre me encierro en mi burbuja.
–Nos vemos mañana por la noche– planta un pequeño beso en mi mejilla y abre la puerta del coche.– Descansa tienes cara de mapache.
Le saco el dedo del medio mientras ella sonríe. No puedo impedir que la risa se me contagie mientras la veo alejarse dando saltitos. Cuando la pierdo de vista arranco el motor y conduzco de camino a mi casa. Pongo la radio tratando de alijerar el silencio de la madrugada, suena una canción de trap que me gusta mucho y no puedo evitar tararearla. Estoy cansada y solo quiero dormir. Dormir y no despertar.
Si encuentran faltas de ortografía perdónenme, escribo desde el celular y se me hace difícil.
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INEFABLE
عاطفية"Inefable : Algo tan increíble y repentino que no se puede explicar con palabras."