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Resumen: Nie Mingjue llega a un acuerdo con Lan Xichen: pasar una noche con el didi de Mingjue a cambio del apoyo político de la Secta Lan.
Nie Huaisang no tiene voz y voto al respecto.
(y se lo pasa genial)
Huaisang llamó silenciosamente a las puertas de las habitaciones de su hermano. Era tarde en la noche y Huaisang había estado holgazaneando en su habitación después del baño, pero había visto las velas aún encendidas en la habitación de su hermano y decidió aventurarse. A veces, cuando Nie Mingjue tenía que quedarse despierto hasta tarde leyendo los diversos informes de los discípulos, Huaisang lo acompañaba, generalmente sentado junto a la mesa baja leyendo o pintando. Era bastante común que Mingjue guardara un juego de pinturas de Huaisang en su habitación, a pesar de que amenazaba con tirarlas de vez en cuando cuando Huaisang una vez más eludía la práctica del sable.
Un paso familiar de pasos se acercó a la puerta cuando Huaisang llamó, y la puerta se abrió para mostrar a Nie Mingjue. Pero en lugar de la habitual exasperación y las quejas a medias, los ojos de Mingjue se abrieron con un destello de genuina molestia antes de que sus cejas bajaran con una expresión atronadora. "¿Qué estás haciendo aquí? Vuelve-"
"¿Por qué, ese es Nie-er-gongzi? Qué buen momento".
La inesperada segunda voz llamó la atención de Huaisang hacia otro hombre en la habitación, sentado en la mesa baja de la cámara delantera donde su hermano recibía visitas. Huaisang reconoció a Lan Xichen, el líder de la secta Lan.
El rostro de Huaisang se coloreó de vergüenza al darse cuenta de su error. "Lo siento, Da-ge, no me di cuenta de que tenías un invitado". Se sentía muy consciente de su estado de vestimenta, con una bata de dormir vieja y gastada, mientras que los dos hombres mayores estaban completamente vestidos, presumiblemente habían estado hablando de negocios antes de que él irrumpiera.
Huaisang se inclinó rápidamente ante ambos hombres. "Me iré."
Mingjue estaba a medio camino de cerrar la puerta sin ceremonias en la cara de Huaisang cuando la suave voz de Lan Xichen lo detuvo en seco.
"No hay ningún problema, ¿verdad, Nie-zongzhu? De hecho, ¿por qué no te unes a nosotros, Nie-er-gongzi?" La expresión de Lan Xichen era una imagen de calma y agrado, su rostro no revelaba nada. "Sólo estábamos hablando de ti."
"Lan-zongzhu, esto no es lo que acordamos", intervino Nie Mingjue, con tono duro. Había un hilo de oscura advertencia en la voz de Nie Mingjue que Huaisang no pudo interpretar.
En lugar de sentirse intimidado, Lan Xichen permaneció perfectamente plácido. Sus labios se curvaron con una inclinación divertida mientras tomaba su té. "Pero Nie-zongzhu, ya hemos decidido los términos, ¿por qué importa si es esta noche o alguna otra noche? Y tal vez, podría ofrecer algunos... incentivos adicionales".
