Palabras vacías.

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Querido Luka:

  ¿Recuerdas cuando solías alimentar mi imaginación con tus promesas vacías?
  Solías poner tus grandes manos en mis hombros y susurrarmelas para después dejarme con mis ojos esperanzados esperando por todo aquello que me murmurabas.

Te presenté a mamá y papá y lo tomaste totalmente por alto, dijiste: ¿Y a eso le llamas andar en serio? Me hiciste sentir como si mi acto no hubiese valido nada. Como si conocerlos no hubiese causado estragos en ti.

Esa noche intentaste llenarme de besos y los rechacé. A la mañana siguiente no estabas junto a mí. Recuerdo tus palabras agrias haciéndome creer que era dramática. Besaste mis lágrimas y me pediste perdón, y pensé: Dios, es el mejor, realmente me ama.

Pobre ilusa de mi en esos días. Pero mírame ahora, sin ti y viendo como la invitación de tu boda llega a mi correo. Dile a tu futura prometida que quite las malezas de tu jardín.
 
                                      Vittoria.

Cartas que nunca enviaré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora