━━━━001|ディパロ

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━━━━001|Disparo

━━━━Capítulo largo

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━━━━Capítulo largo

Llegó a la agencia de detectives

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Llegó a la agencia de detectives. Un desierto total.

El joven ingresó a la oficina con la ilusión de hallar a su jefe ocupado en sus labores o a su amigo Ranpo deleitándose con golosinas en su escritorio, sin embargo, se encontró con un espacio desolado y silencioso.

Paseó su mirada cansada por las mesas a su izquierda, deslizando los dedos con desinterés sobre sus bordes mientras ansiaba la llegada de algún interlocutor que pudiera saciar su sed de información o entretenimiento. Cada segundo de espera parecía eterno, y la impaciencia empezaba a germinar en su interior.

─Dazai

Al escuchar su nombre susurrado en el aire como un murmullo fugitivo, detuvo su labor con una elegancia natural que parecía propia de una danza milimétricamente calculada. Lentamente, giró su cuerpo con la gracia de un ágil felino, manteniendo las manos en los bolsillos de su larga gabardina de color arena. Sus mechones castaños parecían cobrar vida propia, enmarcando su semblante con una delicadeza que contrastaba con la solemnidad del momento.

A unos escasos pasos de distancia, Suehiro contemplaba con asombro al joven, aguardando con anhelo cualquier indicio de su reacción.

Mientras la dama esperaba con paciencia, él inspeccionaba con meticulosidad cada detalle de su atuendo, las largas pestañas que enmarcaban sus ojos penetrantes y los labios carnosos que resaltaban en su rostro.

Su melena oscura estaba recogida en un sencillo moño improvisado, adornado por la sujeción de un bolígrafo. Entre sus manos, sostenía una carpeta repleta de papeles, al sacar estos, sus uñas azules resplandecían con un brillo casi hipnotizante.

El azul, color que aquel día había elegido deleitar al mayor.

─¿No se une al grupo en el viaje a la playa?

─Oh. ¿Es hoy? ─la sorpresa se dibujó en los rasgos de la mujer, con sus labios entreabiertos, mientras él adoptaba una mirada de inocencia fingida. Disfrutaba recreando esa apariencia de ingenuidad, provocando en ella la contención de la risa al fruncir los labios. ─¡Ah! ¡Lo olvidé!

𝐈𝐍𝐒𝐀𝐍𝐄━━━━ Dazai Osamu, Fyodor Dostoyevski x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora