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ㅡ¡Un heladito más! ¡Por favor! ㅡ suplica el rubiecito, dando saltitos en su sitio, mientras un puchero se posa en sus labiecitos.
ㅡMorirás de diabetes si te lo doy, Ikeu. ㅡ demanda su grandote novio, con un aspecto preocupadoㅡ. ¡Si ya te compré tres hace menos de una hora! Acaso, ¿no te da miedo morir a tan temprana edad?
ㅡPrimero, que dramático que eres, yo no moriré de diabetes ㅡdice, mientras alza su dedo índice en dirección a su novioㅡ. Y segundo, ¡fueron solo tres helados! ¡Eso no es suficiente! Aún falta que me compres el sabor de mi helado favorito ㅡ y cruza sus bracitos en su pecho, de forma berrinchuda.
ㅡAhora sí, no caeré, perdóname mi amor, pero no ㅡ dice Sunghoon, mientras adelanta su paso por aquel parque, dejando atrás al contrario.
ㅡPero, ¡Yo quiero! ㅡchilla el rubio, mientras trata de alcanzarle el paso al mayor.
ㅡNo insistas mi amor, siempre caigo en tus súplicas, esta vez ya no será así ㅡ termina diciendo, mientras sigue su paso a quien sabe dónde.
Y como había dicho el mayor, él siempre caía en sus súplicas. Y esta vez, no sería la excepción.
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