Día 3: Lenguaje de amor

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Stolas se colocó su bata sobre los hombros. Refregó su cuello en la punta de la cama y trató de aliviar algo del dolor del día siguiente. Percibía el aroma a cigarrillo que se impregnaba en la habitación, Blitz estaba fumando desde su rincón de la cama y observando su espalda a medio metro de distancia. La mañana era fría, y aún estaban juntos después de pasar la noche.

—¿Quieres darte un baño?

El príncipe escuchó la voz del contrario desde atrás. La madrugada juntos fue un poco extraña a su parecer. Las actitudes del imp solían ser predecibles, él ya entendió su manera de manejarse cuando estaban juntos. No había muchas consideraciones, o besos.

Pero aquella noche fue corta. Blitz se acostó con él, usó varios juguetes para darle placer, solo para luego abrazarlo y quedarse dormido a su lado.

Que Blitz fuera así, era algo fuera de lo común. Stolas se volteó un poco hacia atrás, justo al momento en el que el imp lo miraba a los ojos y arrojaba su cigarrillo apagado y consumido.

—Solo si vienes conmigo y tomamos un baño juntos —el búho sonrió con algo de gracia. Sin embargo, Blitz no respondió su sonrisa, se le quedó mirando por unos segundos. Aquello causó que Stolas se sintiera un poco inseguro, volvió a girar al frente solo para enfocarse en el ventanal de su habitación—. Oh, es verdad, es de mañana y tienes que-

—No, está bien —aceptó Blitz, casi de inmediato—. Puedo tomar un baño contigo. Tengo tiempo —su tono bajo también se oía inseguro—. Además, soy un desastre, no puedo salir así.

El imp observó cuidadosamente al búho, se dio cuenta de la manera en como colocaba una mano en su vientre y frotaba con lentitud. Blitz se levantó, dio algunos pasos para rodear la cama y finalmente sentarse al costado de Stolas.

—Jugar con tantos vibradores a veces no es tan divertido, ¿ah? —estiró su mano para posar sus dedos sobre la delgada espalda del príncipe y también frotarlo un poco. Sabía que sentía dolor. Stolas nunca le hablaba de las secuelas, o de todo lo que podía arder.

—No lo es cuando me dejas sin caminar por días enteros, cariño —el búho suspiró exhausto. Definitivamente... Blitz estaba actuando diferente. Él no lo cuidaba, no era esa clase de persona—. Dame un momento, hasta que pueda ponerme de pie.

—Te llevaré, descuida. Eres muy liviano.

Stolas no tuvo el privilegio de reaccionar. Jadeó sorprendido cuando Blitz lo atrajo hacia su pecho, lo alzó entre sus brazos y lo llevó con facilidad por los pasillos de su enorme mansión luego de abandonar su cuarto. El príncipe estaba en aprietos, sus plumas se alborotaron un poco ante el gesto romántico, siendo cargado como un rey solo para no sentir dolor.

Y cuando Blitz lo colocó dentro de la gran bañera y comenzó a cargar el agua tibia, pudo ver el rastro que dejó en Stolas durante la noche en su cuerpo. La luz violácea era más deslumbrante, era mucho más clara. Tal vez fue una noche corta, pero lo mordió en los lugares que le gustaba y acató sus órdenes de ser rudo. Blitz suspiró al ver la sangre seca en algunas zonas de su lindo plumaje brillante.

Stolas se sintió tan observado en ese instante que se sonrojó y se cubrió el pecho por instinto. Su inseguridad se volvió más grande, no pudo evitarlo. Debía verse realmente horrible como para que Blitz no dejara de mirarlo de esa manera. Sonrojado por la vergüenza, bajó su mirada y se revolvió un poco debajo del agua tibia. Incluso retrocedió, porque no quería mostrarle esa versión suya a Blitz.

—Tranquilo, Stolas. No voy a morderte, no otra vez —Blitz se rio un poco ante lo tímido que estaba actuando. El príncipe le sostuvo la mirada aún con sus mejillas ardiendo, sin poder comprender la razón por la cual Blitz era amable. El imp entrecerró sus ojos y ladeó su rostro hacia él— ¿Qué haré contigo si me sigues mirando de esa manera? De acuerdo, voy a cuidar de ti hoy.

Stolitz week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora