Día 4: Humanos

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Millie arrastró por el sucio callejón del centro de New Jersey a Moxxie, lo jaló de la cola y lo ocultó detrás de unos botes de basura. Ella siempre se tomaba esa mierda con calma, pero que una pandilla de narcotraficantes humanos los estuvieran acechando con armas de fuego ya no era divertido. Ellos llamaban la atención, ¡eran muy diferentes a las personas en todo tipo de aspecto! ¡Y si se seguían descuidando, algún día iban a dispararles y les iba a ir realmente mal!

—¿Por qué siempre terminamos así?! ¿Por qué tenemos que someternos a ESTO?! —le gritó a su jefe, quien se ocultó detrás de los mismos botes de basura y recargó su pistola. No iba a responder o prestar atención, sin embargo, Millie lo agarró por el cuello y lo penetró con una temible mirada asesina—. ¡BLITZ, TIENES QUE COMPRARNOS DISFRACES HUMANOS!

Blitz sintió el verdadero terror porque la perra era peligrosa cuando estaba enojada. Y tenía la firme creencia de que era mejor asesina que él si se trataba de lucha cuerpo a cuerpo. Empezó a balbucear una respuesta torpe, pero no pudo terminar, los tres volvieron a escabullirse cuando una docena de humanos gangsters pasaron corriendo frente al callejón buscándolos.

La misión estaba saliendo mal.

—¡Si! ¡Tal vez si tuviéramos unos malditos disfraces humanos, NADA DE ESTO SUCEDERÍA! —Moxxie se unió a la queja de su esposa, encajó su dedo sobre el pecho de su jefe y le reclamó totalmente histérico.

Y una vez Blitz se aseguró que la mitad de la pandilla dejó el perímetro, se indignó como nunca y contestó de la misma forma grosera e irracional.

—¡CIERREN SUS PUTAS BOCAS! ¡SON MUY COSTOSOS! ¿ACASO PIENSAN QUE CAGO DINERO?! —se excusó de una forma patética. Pero era la realidad.

Estaban por entrar en una discusión candente en el peor de los momentos, no obstante, el destino no lo quiso así. Los gritos de los mafiosos de turno entraron en escena, dispararon contra los botes de basura, los hicieron volar como chatarra y dejaron en descubierto a los tres imps.

Blitz maldijo, les indicó que se separaran para despistarlos porque la tropa de humanos era abundante y sus armas eran escopetas poderosas.

El jefe salió corriendo por el lado contrario de sus dos empleados. Trató de mezclarse entre la multitud de la ciudad, saltó por un paredón que lo conducía a un callejón que finalizaba con unas rejas lo suficientemente bajas para escalar. Y cuando sintió los disparos por detrás, se apresuró. Saltó hacia las rejas, tenía cinco segundos para huir si no quería ser el blanco directo de los sujetos.

—¡WOOHh?!

Una mano lo tomó de la muñeca cuando se abrió un portal desde un metro de distancia de su cuerpo. Lo jaló hacia el interior del vórtice, y lo hizo desaparecer del callejón.

La mejor forma de despistar humanos era convertirse en uno de ellos.

—Los voy a sacar de aquí —Stolas, cargando con su disfraz humano, arrastró a Blitz de su lado del portal, esparció su poder sobre su cuerpo gracias a los eficaces hechizos que esta vez si memorizó para salvar a Blitz—. Solo quédate bien calladito y haz todo lo que yo diga para poder...

Pero cuando Blitz fue envuelto con su propio disfraz humano gracias a la magia de Stolas... El búho de la realeza dejó de hablar. Blitz se apartó, se sentía raro y diferente. Se sentía horrible, se sujetó el rostro y se alteró al darse cuenta de que sus manos eran anormalmente pequeñas. Observó su alrededor, otro estúpido callejón, aunque alejado del centro.

—Oh... No pensé que tú... te verías tan... —Stolas tragó. Ni siquiera podía poner en palabras lo que estaba viendo. Su corazón latió con fuerza, sus mejillas se sonrojaron al ver lo jodidamente apuesto y varonil que se veía Blitz en su forma humana.

Y lo miraba de una forma tan pasmada y atónita que Blitz reaccionó. Se acercó a un charco de agua sucia, observó su reflejo y se llenó de pánico en menos de un segundo.

—Ay no, NO, NO, NO —siendo bastante estúpido, pensó que se quedaría así para siempre y no fue consciente de que solo era un disfraz—. ¿En qué cosa espantosa me has convertido, Stolas? ¿DÓNDE ESTÁN MIS CUERNOS?

Blitz llevó sus manos a su cabeza. Trató de estirar una larga y delgada cola que no tenía. Y luego observó a Stolas en crisis. Pero el príncipe no lo escuchaba, seguía admirando lo absurdamente atractivo, fuerte y caliente que se veía como humano.

—Tan sexy...

—¡Mierda! ¡No es el momento! ¡Quiero que me devuelvas a la norm-

Carajo, sus piernas de humano eran más largas y sus pies eran más pequeños. Blitz solo dio dos pasos y tropezó sobre el cuerpo largo y estilizado de la versión humana de Stolas. Ambos cayeron al suelo, y Blitz se desparramó contra su pecho.

Y cuando se levantó solamente un poco, se estremeció al tener al búho tan cerca. El príncipe abrió sus ojos de pupilas rojas, los cuales brillaron con intensidad. Cara a cara, la belleza del contrario fue cautivadora. Tal vez eso era lo único que jamás habían probado mutuamente. Y aunque Blitz había gritado hacía cinco segundos atrás que no era el momento apropiado... Le sonrió con altanería al ver lo nervioso y afectado que se veía Stolas al tener su cuerpo tan cerca del de él.

—Se me acaban de ocurrir mil ideas muy buenas y todas incluyen jugar con tu verga de humano —se rio intrépido, gesto que hizo que el contrario se sonrojara furiosamente. Blitz le abrió un poco las piernas con las manos, conociendo a la perfección cuáles eran sus debilidades—. ¿No sería genial coger así? ¿De esta manera?

Stolas se le quedó mirando. Y ya no pudo más. Si volvía a hablarle de esa forma descarada y sexy, se lo comería ahí mismo. Sujetó desde la nuca a Blitz, le encajó un salvaje beso y sostuvo su mandíbula con ambas manos. El imp correspondió el beso con tal pasión que se sintió irreconocible. Le mordió los labios, haciéndolo jadear desesperado, y luego le tomó las muñecas para estamparlo contra el suelo y aprisionarlo por debajo de su cuerpo.

—Tal vez esta situación sea hilarante... —le susurró con voz ronca al separarse, mientras Stolas se derretía del placer debajo de su cuerpo y le sonreía con su misma lujuria—. Pero mi verga de humano está dura como roca.

—Estoy igual, Blitzy... —le respondió el príncipe con su encantadora voz excitada y con una sonrisa seductora y perspicaz. Blitz se acercó otra vez a sus labios, para volver a besarlo y morderlo como tanto le gustaba, pero...

—¡SEÑOR! ¡TENEMOS QUE IRNOS!... Qué carajos...

Moxxie llegó al callejón junto a Millie luego de ver el brillo del portal abrirse a unas calles de distancia. Ambos dejaron de correr, se quedaron petrificados al verlos de esa manera: siendo humanos calientes.

—¡MIERDA, BLITZ! ¿QUÉ MIERDA LE PASÓ A TU CARA?! —Millie lo señaló con asombro y espanto, y se escandalizó al igual que Moxx.

—¿Mi cara?! ¿Qué CARAJO tiene mi cara?!

Blitz se apartó de Stolas, se sostuvo el rostro y volvió a sentirse un monstruo poco atractivo. A su lado, el príncipe solo suspiró frustrado y, con un solo movimiento de su mano, abrió un portal hacia el infierno.

—De verdad espero que sigamos con esto en casa, cariño —le advirtió a Blitz luego de salvarlo de un grupo mafioso en el mundo humano.

Stolitz week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora