Ana
Aprieto las manos sintiendo como mi cuerpo se entumece, respiro hondo llenando mis pulmones de oxígeno. Mi corazón late con fuerza a mil por hora sintiendo la adrenalina del momento.
Observo a mi novio aumentar la velocidad, puedo sentir su euforia y cuando se escucha el último pitazo él ya ha golpeado el balón haciendo que esté entre al arco a tiempo y todos gritamos a todo pulmón.
—¡Gollllll! — Grito con todas mis fuerzas hasta que mis cuerdas vocales se quemaron.
Todo el estadio gritó levantándose de su asiento y celebran el triunfo de su equipo. Una vez más ha ganado gracias al talento de mi novio.
Daniel es abrazado por sus compañeros celebrando.
Recuerdo cuando todo empezó.
3 años atrás.
Río con fuerza al ver a Daniel esquivar con el balón al grupo de niños que están detrás de él tratando de quitar la pelota a mi novio. Él se mueve de un lado a otro, dando círculos y lo hace como una especie de baile, evitando que tomen el balón. Los niños gritan y se lanza sobre él tumbándolo en el suelo y empiezan a hacerle cosquillas haciendo que ría a carcajadas pidiendo clemencia por un grupo de niños.
—¡Ayuda! — Me levanto del césped y me acerco.
—Niños, déjenlo en paz—Digo entre risas.
—Ahhh—Cada uno se levanta de encima de mi novio, dejándolo libre.
—Gracias—Susurra Daniel y le extiendo la mano para ayudarlo a levantar.
—Tuvo que venir tu novia para salvarte—dice uno de los niños.
—Sí, sin ella no eres fuerte—Dice otro.
—¿Qué puedo decir? —Daniel se acerca pasando su brazo por mis hombros —Tengo una novia que siempre está dispuesta a defenderme.
—Cobarde—Sonrió cuando el niño le saca la lengua a Daniel y él lo imita.
—Deja de compararte con una criatura.
—¿Criatura? —Susurra mi novio en mi oído —Serán demonios—Le doy un codazo.
—Voy a demostrarle qué tan cobarde soy—Daniel me suelta y extiende las manos y gruñe como si se tratara de un monstruo haciendo que los niños griten y salga corriendo —Ves que yo también puedo ser el fuerte.
Niego entre risas y me doy la vuelta para salir de la pequeña cancha improvisada.
Observo de reojo como Daniel toma el balón y viene corriendo detrás de mí, de nuevo pasa su brazo por mi hombro y juntos caminamos hacia mi hogar.
—Estás sudado.
—A ti te gusta—Sonrió y dejo llevar.
Daniel y yo nos conocemos de toda la vida, él siempre ha sido mi vecino y su casa queda al lado de la mía. Él fue criado por su abuela, quien es una adorable mujer.
Ambos somos hijos únicos, no recuerdo a mi padre y era tan solo una niña cuando murió, pero sí recuerdo el día de su sepelio cuando Daniel tomó mi mano y prometió que siempre estaría a mi lado siendo tan solo unos niños.
Hemos permanecido juntos desde entonces, primero como amigos y luego como novios y después como parejas. Vivimos la primera experiencia juntos, tanto el primer beso como nuestra primera vez y siempre hemos planeado un futuro juntos.
Queremos tener una gran familia.
Pero sabemos que debemos esperar para empezar a construir una familia y tener hijos, aún somos jóvenes y también está el sueño de Daniel, quien desea ser un gran jugador de fútbol.
Sé que lo logrará porque es un gran jugador.
Venimos de una familia humilde, la abuela de Daniel me cuidaba mientras mi madre trabajaba como enfermera en un hospital. No teníamos mucho dinero y no disponíamos de ningún método de transporte, así que a Daniel le tocaba ir corriendo de un lado a otro para hacer los mandados.
Vivimos en un pueblo y mi novio tenía que correr calles para ir a la tienda o hacer mandados a la abuela o a mi madre y no solo a ellas, también lo hacía con los vecinos que le pedían cosas y así ganaba dinero.
Nuestra localidad queda a varios kilómetros del centro del pueblo, aunque es pequeña, la distancia a pie es enorme.
Eso hizo que tuviera un buen estado físico y su desempeño en el fútbol sea bueno.
Me abrazo a mi novio pasando mi mano por su cintura. Dentro de unos días habrá una convocatoria y estarán varios cazatalentos que vienen justamente a verlo a él.
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El gol de mi vida
RomanceDaniel es uno de los mejores jugadores del mundo y estuvo a punto de perder su carrera por culpa de malas decisiones. Aunque perdió lo que más le importaba y ahora hará todo por recuperarla. Ana entregó su corazón, apoyo a su novio desde siempre y e...