ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟜

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- Es flor tiene un olor muy similar al tuyo - Dice el alfa. Jeongin se acercó con curiosidad y inspeccionó con el olfato. Frunció el ceño. El no sabía cual era su propio olor, así que no podía asentir.

— ¿En serio? Yo no sé a qué huelo - Rió levemente - Mi papá siempre decía que era como a rocío o tierra mojada.

Christopher negó lentamente. - Tú olor es muy suave y dulce, como una manzana o un damasco, llegué a confundirlo con una fruta más de una vez. Pero entonces me dí cuenta que la Rosa tiene muchos componentes con esos olores, sólo que son mezclados. Tienes un olor muy atrayente.

Jeongin se ruborizó y le regaló una tierna sonrisa. El alfa caminó junto a él por el largo campo rodeado de aquel sitio boscoso. El invierno ya casi estaba palpable, por lo cual muchas flores estaban empezando a marchitarse o caerse. Aún así, la fría brisa sutil era como una caricia en la piel de el Omega. Erizando cada extremidad de su cuerpo.

Sabía que su bebé le encantaría. Lo sentía.

- Atí... ¿Te gusta mi olor? - Inquirió ruborizado, pero ansioso a su pregunta.

- Me encanta, y siempre te lo he dicho - Respondió con una sonrisa de medio lado.

Jeongin asintió lentamente enganchándose de su brazo para continuar con la caminata.

Estaba tan agusto, tan cálido ahí. Le gustaba como era mimado por él, como era tocado por él. Cómo no era tratado menos por su raza, si no, como un igual. Estudiaba ya desde hace unas semanas. Los alfas, los betas y los Omegas en una sola aula, recibiendo la misma educación.

Lo adoraba. Era como si estuviera en otro mundo, como si estaba viviendo una de sus fantasías. En un lugar donde no tiene miedo de expresarse porque sabe que será escuchado
antes de ser juzgado.

Jeongin ya no tenía que correr para ir a su casa después de la escuela para llegar a tiempo y hacer la cena rápido para su papá, ahora podía estar todo el tiempo que quisiera estudiando o tomando clases extra. Porque Christopher le dijo que su educación es primero.

Practicaba defensa personal y espadachín con jisung por las tardes, muchas veces a la cinco hasta las siete de la noche. Había ganado más confianza y cariño con aquel Omega. Se habían hecho muy cercanos.

Aquellos que estuvieron haciendole daño a jisung, ya fueron castigados y muchos exiliados por Christopher. No toleró tener escorias asquerosas en su tripulación.

Y el Omega estaba más tranquilo, se veía más sano, con un brillo en su mirada y su sonrisa. Aunque su fuerte carácter no se iba. Ya era parte de él por los duros años que ha tenido que pasar.

Jeongin cada vez más perfeccionaba sus habilidades en el combate. Pero no se ejercía mucho por su embarazo, ya que el doctor le recomendó que como padece de un pequeño cuadro de anemia, podía ser algo delicado. El hacía caso y se cuidaba. Estaba muy feliz por su bebé y por darle un hijo a Christopher. Eso tenía al alfa contento y amoroso. Jeongin amaba verlo así.

Ese día estaba tan de buen humor que decidió salir a pasear con su alfa. Había llovido la noche anterior, y el olor de el rocío, el pasto húmedo debajo de sus piecitos y las nubes grisáceas le encantaba. Era algo que deseaba contemplar antes de que llegue la nieve.

-Chris ¿Te puedo hacer una pregunta? - Habló el Omega mientras atravesaban el bosque. El hizo un sonido asintiendo. - ¿Por qué no me muerdes...? Digo, ya estoy preñado de tu cachorro, así que eso me convierte en tu Omega ¿No? Dijiste que podía salir cuando tenga tu
mordida

El alfa se quedó callado unos momentos, sin expresión alguna. Habían muchas razones. A pesar de que deseaba con toda su alma clavar sus dientes en su tierna carne, no podía, no se atrevía. Lo había pensado bien

Captain BangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora