mi alma Gemela

me trae loco

Gabriel: Esa mujer me trae loco. Solamente pensar en ella así que pierda el control.

Cora: Mamá, ya llegué.

Danna: Hola, hija. ¿Cómo te fue?

Cora: Lo bueno es que pude estar un rato con el doctor y pelear como cinco veces con él.

Danna: Eso ya es normal en ti, corazón. Debes dejar de ser tan impulsiva. Lo vas a espantar.

Cora: Lo sé. Simplemente que hice unos comentarios que no me gustaron. Yo me los tomé mal, pero no los quise decir con esa intención. Creo que estoy loca. Necesito terapia.

Danna: Solamente tienes que tranquilizar tu mal genio, amargada.

Cora: Ya, mamá.

Danna: Mira, te hice la cena.

Cora: No estoy exhausta. No tengo hambre. Mejor me iré a dormir. Los pies me duelen, y eso que estuve todo el rato sentada. Seguramente es porque no estoy acostumbrada a durar tanto tiempo en la calle.

Danna: ¿Eso qué tiene que ver? Estuviste sentada.

Cora: Pues sí, pero no sé. Tal vez será por las pinches cosas que me hiciste ponerme. No vuelvo a ponerme sandalias.

Danna: Pues obviamente te tenías que poner eso para el vestido. Ni modo que te ibas a poner unos zapatos.

Cora: Bueno, en fin. Lo cierto es que el doctor se veía tan pero tan guapo...

Danna: Uyyyyy.

Cora: Por cierto, me invitó a otra cita el fin de semana.

Danna: Yo te lo dije. Ese doctorcito te trae ganas.

Cora: No, no, no, no, no, no, no. Claro que no. Simplemente es amable...

Danna: ¿Cuándo dejarás de ser inocente?

Cora: No es eso. Simplemente que el doctor es amable y ya... Aunque hoy es un comentario que me pareció muy extraño. Sabes lo que me dijo?

Danna: A ver, cuenta. Quiero el chisme completo.

Cora: Pues me dijo que le encantaba mi carácter.

Danna: Uy, es un chico rudo.

Cora: ¿Crees que debería ir también el fin de semana?

Danna: Pero por supuesto que sí. Obviamente.

(Entra una llamada)

Cora: Es él. Me está llamando.

Danna: Anda para tu cuarto y contéstale.

Cora: Hola.

Gabriel: ¿Cómo estás?

Cora: Obviamente que bien. Me acabaste de llegar a mi casa hace como 20 minutos.

Gabriel: Solamente bromeaba. Era para ver qué me decías. Pero ya veo que ese carácter es bien potente, mi reina.

Cora: Oye, no me vuelvas a hacer enojar, eh.

Gabriel: Tranquila, tranquila. Solamente estoy jugando.

Cora: Muy comediante, no.

Gabriel: Dios mío, por qué mujer más candela. _piensa_ Nada más me imagino esa boquita gimiendo en mi cama.

Cora: Me voy a ir a dormir. Tengo muchísimo sueño. ¿Te parece si nos vemos el fin de semana?

Gabriel: Por supuesto. Nos vemos en un restaurante.

Cora: No se supone que nos veríamos en el café de nuevo?

Gabriel: No, claro que no. Te voy a llevar a cenar.

Cora: Ok, menos mal me avisaste.

Gabriel: No se te vaya a ocurrir llevar dinero para pagar la cuenta, porque no te voy a dejar pagar nada.

Cora: Pero no vas a pagar todo tú.

Gabriel: Mi reina, por favor. Yo te estoy invitando, así que no vas a pagar nada.

Cora: Bueno... Buenas noches. Nos vemos el sábado.

Gabriel: Buenas noches. Adiós.

Gabriel: _piensa_ Pensar en ella se ha vuelto mi pasatiempo favorito. Esa mujer me ha vuelto loco. No puedo dejar de pensar en ese carácter. Rayos, quisiera calmárselo con besos.