linda chica

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Gabriel: Qué linda chica De dónde habrá salido tanta belleza... Sin mentira, es la paciente más guapa que he tenido. Vaya ese cabello castaño, esos ojos preciosos ¡Dios, es un ángel!

Cora: Emm... ¿Es idea mía o el doctor estaba bien guapo?

Cora y Gabriel quedaron flechados el uno con el otro. Al llegar Cora a la casa, su madre Danna la miró extraña.

Danna: ¿Te sientes bien?

Cora: Wow, sí. Pero ojalá me sintiera mal todos los días para tener que ir a ese hospital.

Danna: ¿De qué estás hablando, hija?

Cora: El doctor... El doctor de ese hospital es un hombre de lo más guapo.

Danna: -se ríe- ¿En serio, Cora? ¿Te enamoraste del doctor?

Cora: No exageres, mamá. No me enamoré. Simplemente me pareció un hombre guapo, eso es todo.

Danna: Bueno, hija. Yo te apoyo. ¿Qué te parece si conocemos mejor al doctorcito?

Cora: Pues sí... Pero yo no sé si es un hombre casado o está comprometido. Tal vez no me sea de su tipo. Solo fui una paciente, y ya.

Danna: Bueno, tienes razón...

Cora: Aunque él me dio su número...

Danna: ¡Eso es perfecto! De allí puedes ver si publica fotos con alguna mujer o algo.

Cora: ¡Qué acosadora, mamá! Jajaja.

Danna: Y lo sigo siendo. Pregúntale a tu padre.

Martin: Confirmo. Tu madre aún revisa mi celular con 20 años que tenemos casados.

Danna: Pero nunca he descubierto nada, así que estoy tranquila.

Cora: Bueno, mami. Lo cierto es que ese doctorcito está bien bueno.

Danna: Haz lo que te dije. Agrega su número y allí sabrás. -le guiña el ojo-

Cora decidió guardar el número del doctor y así escribirle.

Cora: Buenas tardes, doctor. Soy la paciente del dolor del pecho.

Gabriel, cuando vio el mensaje, su corazón latió rápidamente.

Gabriel: Me escribió esa chica...

Gabriel: Hola, buenas tardes, querida. Perfecto. Voy a guardar tu número. Cualquier cosa, no dudes en avisarme.

Cora: Téngalo por seguro. Si me siento mal, simplemente acudiré a usted, doctor. Que pase feliz tarde.

Gabriel: Igualmente, señorita.

Gabriel sonrió al ver la foto de perfil de Cora.

Gabriel: ¡Dios! No puedo con tanta belleza. ¡Qué mujer!

Cora: Ya tengo su número...

Después de unas semanas, Cora decidió ir de nuevo al hospital. No se sentía mal, estaba completamente sana. Solo quería acercarse a Gabriel.

Cora: Buenos días.

Gabriel: Buenos días, señorita Cora. Cuénteme, ¿cuál es el motivo de su visita?

Cora: Emm... -Cora no sabía qué decir porque no sentía ningún dolor y mucho menos estaba enferma.

Cora: Es que... Me duele la espalda, sí.

Gabriel: La espalda?

Cora: Sí, sí. La espalda me duele mucho.

Gabriel: Bueno, voy a levantar un momento tu camisa para examinarte.

Cora: Emm... Ok, ok.

Gabriel levantó la camisa de Cora muy despacio mientras tocaba su espalda.

Gabriel: ¿Te duele aquí?

Cora: Sí, sí. Me duele mucho... Piensa: Por favor, no me duele nada, pero sentir esas manos tan suaves es como... Sentirse en el cielo.

Gabriel: Umm, valla. Voy a ponerte un momento el estetoscopio a ver si se trata de presencia de flema.

Gabriel se puso el estetoscopio en los oídos y lo puso en la espalda de Cora.

Gabriel: No escucho nada. Respira un poco.

Cora: *Respira*

Gabriel: Dudo mucho que se trate de eso. No te has dado ningún golpe?

Cora: Emm... No, doctor. Creo que ya no me duele nada. Ya se me quitó. Me voy.

Gabriel: Pero...

Cora salió del consultorio sin decir nada.

"¿Qué estupidez? Finjí un dolor solo para ver al doctor. ¿Qué vergüenza?"

Gabriel: No entendí nada. Se supone que le dolía. ¿Cómo se le puede quitar el dolor así como así? Se me hace que su dolor era mental.

mi alma Gemela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora