¿Cuánto tiempo, eh? ¿Unos cuantos años?
Esta historia lleva un muy largo tiempo en borradores, creí que su momento había pasado y lo guardé en el baúl como un recuerdo especial de mi adolescencia. Sin embargo, anoche en el The Last Party Tour me embargaron de vuelta todos esos sentimientos de la etapa tan preciosa que ustedes y yo vivimos, y decidí compartir eso con ustedes una vez más.
No estoy segura de cuánto tiempo estarán publicadas porque estoy escribiendo otras cosas (si les gusta Percy Jackson, pueden pasarse a mi perfil, jé), pero disfrutemos de esto mientras tanto.
Comenten, por favor, ¡interactuemos como en los viejos tiempos! Y hay que divertirnos con el cringe que seguro nos va a dar con esto. Tengo un par de historias que podría publicarles también, como El Diario de Freddy, así que si quieren leerlas, ¡háganmelo saber! Estaré feliz de compartirlas de nuevo con ustedes.
Sin más que decir, les dejaré la sinopsis y el capítulo uno para que lo disfruten. Gracias por ser parte de mi adolescencia y dejarme ser parte de la suya, embarquémonos de nuevo en esta aventura encabezada por CD9.
Cuidado con los pájaros en el alambre.
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Jos se encontraba sentado en su pupitre, solo, y observando al chico de sus sueños; Alonso. Parecía como si el niño con preciosos ojos azules no se percatara de su existencia, y eso le dolía. La razón era la fuerte atracción del mayor hacia Villalpando desde un par de años atrás. Y en ese tiempo jamás le había hablado, ni una sola palabra.
Él tenía novio, un musculoso y popular chico. El clásico cliché del novio ideal. Su nombre era Bryan; el causante de sus pesadillas. Odiaba sentirse intimidado por él y su séquito de idiotas, pero no había nada que pudiera hacer, según lo pensaba.
Dio una última mirada al chico, quien reía adorablemente junto a sus amigos y abrazaba fuertemente a su novio. Sintió que las lágrimas saldrían en cualquier momento, la sensación de dolor en su pecho por la escena lo hacían sentir miserable.
No quiso seguir más tiempo ahí sentado, así que se puso de pie dispuesto a retirarse del aula. Ver a un chico tan dulce como Alonso compartiendo sus labios con alguien que no era él le hacía perder la estabilidad.
—Quítate, imbécil. —escupió Bryan con enfado al sentir el accidental choque de brazos con Jos. Los nervios se le pusieron de punta, la apariencia del castaño era bastante intimidante.
—Yo... Lo siento. —murmuró cabizbajo, rogando por que su voz no fuera a traicionarlo en ese momento.
—Pedazo de mierda.—insultó en tono agresivo, aun más molesto de lo que ya parecía estar. —A la próxima...
—Bryan, tranquilízate. —la dulce voz de Alonso sonaba igual a la de un ángel, pero Canela evitó mirarlo por el simple hecho de sentirse avergonzado. —¿Estás bien, Jos? —posó su mano en el hombro del ojimiel y éste lo miró sorprendido.
¿Él sabía su nombre? ¿Desde cuándo? Hasta ese momento creía ser invisible a sus bellos ojos.
—Y-yo... —tartamudeó, mientras que en el rostro del menor permanecía una sonrisa. No podía decirle ninguna palabra, tenía los nervios a flor de piel, y más al sentir esa delicada mano sobre su hombro.
—Cariño, deja que se marche el idiota o yo mismo me encargare de destrozarlo. —dijo Mouque con recelo, Alonso rodó los ojos fastidiado.
—Eres un desgraciado, Bryan. —se quejó sin verlo, pues su vista aún estaba fija en Jos.—Espérame a la salida, ¿va? Prométeme que no te irás.—susurró suavemente a su oído, y el ojimiel casi pudo sentir su corazón salirse del pecho.
Asintió y luego salió torpes pasos del aula con el alma arrastrando. Alonso Villalpando, el chico de sus sueños, acababa de hablarle. Quería que alguien lo pellizcara para asegurarse de que todo era real.
Con amor, JosyanBlue. [SparkIn_Blue ahora, ¿debería volver a mi antiguo user?]