Capítulo 1.

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—No deberías ser tan cruel, Bryan. El chico no te ha hecho nada malo.—el ojiazul posó su vista sobre el castaño, quien suspiró con fastidio y apoyó la espalda en la pared.

—No le puse una mano encima, no veo por qué el problema. —susurró encogiéndose de hombros, restándole importancia.

—Pero ya lo has hecho, ¿no?  Además, es un ser humano, tiene sentimientos y no merece que lo trates de esa forma.

—No le veo el lado malo, Alonso. Y tampoco entiendo por qué repentinamente te molesta esto, no es algo nuevo.

—¿Que pasaría si yo estuviera en el lugar de Jos? ¿Te pondría igual de orgulloso de molestarme? —Bryan torció ligeramente los labios y ladeó la cabeza.

—Por supuesto que no, cariño, pero es como comparar una piedra del suelo con un diamante. —el gesto de disgusto de Alonso le causó risa al mayor. —Eres mejor en todos los aspectos, jamás te pondría una mano encima. A menos que...—Mouque sonrió con malicia y tomó al ojiazul por la cintura, juntando sus frentes y logrando sentir el pesado suspiro del más bajo.

—Vamos, Bryan, sólo déjalo ¿si?—pidió casi como ruego, esperando una respuesta distinta a la más probable.

—No voy a mentirte, y ambos sabemos que no lo cumpliré. Lo siento, Alonso, pero no puedo cambiar quien soy. —depositó un casto beso en sus labios y acercó más sus cuerpos.

—Está bien...—respondió para nada convencido, pero fue lo suficiente para satisfacer a Bryan. —Te amo. —dijo alzando la vista hasta sus ojos.

Su respuesta no fue más que una sonrisa, para que después los labios de ambos se juntaran como tanto esperaban.

Y ahí estaban ellos, besándose como siempre.

¿Por qué Bryan merecía probar los suaves y preciosos labios de Alonso? ¿Por qué podía tomarlo de la cintura y sentirlo tan cercas? ¿Qué había hecho Bryan para merecer tocar esa tersa piel?

La pareja no era para nada discreta en ciertas ocasiones al hablar de roce de pieles. Ya un par de veces los han atrapado casi teniendo sexo en los laboratorios, e incluso es común ver a Bryan con las manos debajo de las prendas de Alonso en puntos ciegos de los pasillos.
Aún así, Jos podía jurar que Bryan no le hacía sentir como él lo haría.

Las lágrimas amenazaban con salir de sus grandes ojos mieles, pues saber que el corazón de Alonso le pertenecía a un idiota sólo lograba romper el suyo.

—Jos, por tu bien, deja de hacerte esto. —el pelinegro giró sobre sus talones y sus ojos se toparon con Freddy, su mejor amigo.

—¿Cómo quieres que no lo haga si su casillero está a 5 metros del mío? —preguntó con un hilo de voz a nada de reventarse. El rizado decidió sacarlo de ahí, así que luego de tomarlo del brazo lo llevó hasta la cafetería. Una vez ahí buscaron una mesa alejada de todos, necesitaban privacidad para la charla que se venía.
El rizado miró a Jos con una mueca en los labios, cada vez que se ponía en esa situación le revolvía el estómago.

—Vamos, Miguel, esto en serio te está afectando. Han pasado muchísimos meses y tú aún no cruzas palabras con él. ¿Pretentes hacer algo algún día? —aquél discurso ya comenzaba a agobiar a Jos, así que lo interrumpió antes de que continuara.

—Fred, cállate por un momento, ¿quieres? —el rizado acató la orden y guardó silencio para darle la palabra. —Hace un rato, él...uhm...

—José, habla claro. —pidió con seriedad haciéndole soltar el aire acumulado en su pecho.

—Habló conmigo... —murmuró por lo bajo. Freddy alzó las cejas sorprendido, queriendo saber todo del momento.

—Cuéntame. —Jos se acomodó en su sitio y respiró hondo, armándose de valor.

—Fue en el aula. Estaba con Bryan, como siempre, se abrazaban con fuerza y...

—Ve al punto, por favor. —pidió el rizado.

—A eso voy. —aclaró. Quería salir de ahí lo antes posible, pero cuando estaba por salir rocé el hombro de Bryan y ya sabes, reaccionó como si le hubieran lanzado un balón a la cara. —se quejó y Freddy soltó una leve risa. —Estaba a punto de partirme la cara hasta que Alonso lo apartó. Él sabe mi nombre, Freddy, y suena tan increíble cuando sale de sus labios. —sus labios formaron una leve sonrisa, pues el hecho de recordar la manera en que lo miró le subía un poco los ánimos.

—¿Y tú le dijiste algo? —Jos negó. —Dejaste ir una buena oportunidad, amigo.

—Las palabras no salían de mi boca, apenas y logré salir de ahí respirando. —luego de un corto silencio, al pelinegro se le escapó una animada risa. Apesar de lo agobiado que lo tenía el tema, en verdad lo animaba.

—Me alegra verte sonreír.

—Quiero a ése imbécil lejos de mi chico—escupió el castaño con recelo mientras caminaba de lado a lado en el pasillo.

—Canela está lejos de Alonso, Bryan. Ahora deja de caminar, estás mareándome. —se quejó Alan, provocando que Bryan lo mirara con ira. Alex suspiró harto y los miró a ambos.

—Ya basta, Mouque. ¿Puedes dejar tus estúpidos celos a un lado y confiar en él? —dijo con simpleza, haciendo enojar aún más al mayor.

—Mira, Hoyer, deja de decir...—antes de que pudiera terminar, Juanpa lo interrumpió. (wtf qué hacen Alex Hoyer y Juanpa aquí JAJAJAJA, voy a revisar esto a ver di lo cambio)

—Alex tiene razón, estás desconfiando demasiado de Alonso. —escupió mirando a Bryan con la barbilla alzada. —¿O acaso tienes miedo de que ese insignificante chico te quite a Alonso? —el castaño lo fulminó con la mirada y apretó los puños. Aquella forma tan socarrona de burlarse de él lo hacía enojar bastante, pero se limitó a darse media vuelta e irse caminando.

Nadie, absolutamente nadie le quitaría a Alonso, y mucho menos el imbécil de José Canela.

I Would [Jalonso Villalnela ♥]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora