| Alonso |
—En verdad, gracias. —lo miré y sonreí.
—Bebé, ya dijiste eso unas 20 veces. —dijo riendo.
—Ya ya. —reí leve.-Perdón
—Descuida... Por cierto, ¿Iremos a comer hoy? —lo miré un poco confundido.
—¿Hoy?... —él asintió y entonces lo recordé, justamente a las 4:12am Bryan me había dicho que iríamos a comer.
—Lo olvidaste, ¿cierto? —suspiré y asentí.
—Ya hice planes para hoy... En verdad lo siento. —hice una mueca.
-Tranquilo, no importa. También deberías descansar, no es bueno dormir tan tarde hablando conmigo por teléfono. —sonrió, me abrazó y besó mi frente.-Te veo mañana.
—Te amo. —sonreí y besé sus labios, él sólo asintió y se fue. Caminé hasta mi casillero a dejar unas cuantas cosas. Al abrirlo saqué solamente unos chocolates que Lía me había dado en la mañana y metí un par de libros. Cuando estaba a punto de cerrarlo sentí unas manos en mi cintura y unos besos en mi cuello. Por una mierda. Sabía quién era, y también sabía que no era Bryan. Me separé inmediatamente y me di media vuelta con el ceño fruncido, ahí estaba el idiota de Alan Navarro.
—¿No soportas ni unos cuantos besos, Villal?. —dijo con una sonrisa de satisfacción que me daba náuseas.
—¿Podrías dejar de joderme? En verdad estoy harto de ti, Alan. —crucé mis brazos a la altura de mi pecho.
—Puedo apostar que esa preciosa boquita que tienes sería perfecta para hacerme una buena mamada—mordió su labio y me miró de pies a cabeza.
—Y yo puedo apostar que te duele la mano después de tanta "ayuda" que seguro necesitas. —volví a darme la vuelta y cerré el casillero. Puse mi mochila de nuevo en mi hombro y caminé hacia el final del pasillo.
—Algún día estarás debajo de mi gimiendo por más, Alonso. —dijo en un tono bastante alto, afortunadamente estábamos solos.
—Quizás en alguna de tus fantasías sexuales, Navarro.-—después de haber dicho esto salí de ahí.
| Jos |
Mis manos estaban sudando, mis piernas estaban amenazando con dejarme caer y en mi cabeza sólo estaba creando posibilidades de lo que pasaría con Alonso. En realidad, eso había sido lo único en mi cabeza las últimas horas. No podía dejar de pensar que todo esto podía ser un completo desastre.
Estaba de pie a un lado de la puerta. Veía a todos salir del edificio, a todos menos él. También vi salir a Bryan junto con otro de sus amigos, tenía unos ojos bastante lindos.
Ya casi no salía nadie. Suspiré, comenzaba a pensar que él había salido antes que yo y al ver que no estaba se había ido. O también que todo esto no tenia sentido. O también que yo no era nadie con quien el gran y perfecto Alonso Villalpando quisiera convivir. O también...—Hey, ¿todo bien? —levanté la vista y lo miré, como siempre con esa gran y perfecta sonrisa que podía iluminar la habitación más oscura.
—S-sí... —hablé lo más alto posible, aunque mi voz se negaba a salir.
—¿Seguro? —sólo sonreí leve y asenti. —De acuerdo. Quiero hablar varias cosas contigo, pero tranquilo, no soy igual a Bryan. Mira, en verdad lamento todo lo que él hace y he tratado de evitarlo muchas veces, pero creo que no da mucho resultado. —dijo soltando un suspiro y recargandose en una pared. Yo no pude evitar sonreír de solo imaginar que Alonso había estado tratando de defenderme.