1. Silencio en la oscuridad.

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18/04

Abrázame-Cosmic kid
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"Silencio en la Oscuridad"

El sol apenas asomaba entre las cortinas cuando Gustabo abrió los ojos. La habitación estaba sumida en la penumbra, envuelta en un silencio sepulcral que pesaba en el aire como una losa de plomo. Freddy, su amado, no estaba a su lado, igual que en las ultimas semanas. La ausencia de su presencia se hizo sentir de inmediato, como un vacío en el pecho que amenazaba con ahogarlo una y otra vez

Se incorporó lentamente, dejando que la manta cayera sobre sus piernas mientras se sentaba en la cama. Un suspiro escapó de sus labios mientras recorría la habitación con la mirada, buscando algún indicio de la presencia de su novio. Pero las paredes mudas y los muebles inertes le devolvieron solo el eco de su propia soledad.

Con gestos mecánicos, se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño. El agua fría de la ducha golpeó su piel, arrastrando consigo el cansancio y la melancolía que lo envolvían. Se vistió con uniforme de policía, cada prenda ajustada con precisión militar, como si la rutina pudiera brindarle algún consuelo ante la ausencia de su compañero de vida.

Después de un desayuno solitario y poco apetitoso, Gustabo salió a la calle. El sol de la mañana iluminaba tímidamente las calles, pero para él, el día carecía de brillo al llevar tanto tiempo encerrado.

La comisaría lo esperaba con sus pasillos fríos y sus murmullos que nunca saciaban. Era hora de enfrentarse al mundo, de sumergirse en su trabajo como inspector de policía y dejar atrás los fantasmas que lo acosaban en la oscuridad de su hogar.

Al llegar a la comisaría, el ambiente estaba cargado de tensión. Los compañeros de trabajo intercambiaban miradas furtivas y susurros nerviosos, como si algo estuviera a punto de estallar en cualquier momento. Gustabo ignoró las miradas curiosas que se posaban sobre él y se dirigió hacia su escritorio.

Freddy, el comisario y su novio, lo recibió con una sonrisa tensa que no llegaba a alcanzar sus ojos. Gustabo intentó disimular su incomodidad, tratando de enfocarse en los informes y los casos que tenía pendientes. Pero cada vez que levantaba la vista, encontraba la mirada esquiva de Freddy, como si estuviera evitando algo que no quería enfrentar.

El día transcurrió lentamente, marcado por una serie de atracos fallidos y pistas que parecían desvanecerse entre sus dedos. Gus se sumergió en su trabajo con la determinación de un hombre en busca de redención, pero cada fracaso parecía alejarlo más de su objetivo. La frustración y la impotencia lo consumían como un fuego devorador, dejando un rastro de desolación a su paso.

El almuerzo fue una mera formalidad, un trámite que cumplir entre informes y llamadas telefónicas. Freddy lo evitaba descaradamente, refugiándose en su despacho como si temiera enfrentarse a la verdad que se escondía tras sus miradas. Gustabo intentó acercarse, buscar una explicación a su extraño comportamiento, pero cada intento fue recibido con excusas vagas y evasivas. No había mas que hacer.

Después del almuerzo, el rubio se refugió en los vestuarios, buscando un momento de paz en medio del caos que lo rodeaba. El silencio de aquellos rincones oscuros era su único consuelo, su único refugio en medio de la tormenta. Se sentó en un banco, dejando que el peso de su cuerpo descansara sobre sus hombros mientras cerraba los ojos y respiraba profundamente.

El tiempo pareció detenerse en aquellos momentos de soledad, como si el mundo entero estuviera suspendido en el vacío. Gustabo se dejó llevar por la calma que lo envolvía, tratando de alejar los demonios que lo acechaban en la oscuridad de su mente. Pero incluso allí, entre las sombras y el eco sordo de sus pensamientos, la tristeza lo perseguía como un espectro implacable. Ese sentimiento era uno más en él.

Al regresar a su escritorio, se encontró con una montaña de informes y expedientes por revisar. Se sumergió en su trabajo con una determinación renovada, tratando de mantener la mente ocupada para evitar caer en la espiral de la desesperación. Pero cada palabra escrita, cada línea trazada sobre el papel, parecía recordarle el vacío que había dejado en su vida la ausencia de Freddy este último tiempo, haciendole caer en un vacío de soledad, confusión y tristeza.

El día llegó a su fin con la misma rapidez con la que había comenzado, dejando a Gustabo sumido en un mar de confusión y desesperanza. Se despidió de sus compañeros de trabajo con gestos automáticos, sin poder evitar sentirse como un extraño en su propia piel. Freddy lo evitó una vez más, desapareciendo entre las sombras antes de que pudiera acercarse a él.

Al llegar a casa, el peso de la desolación se hizo insoportable. La oscuridad de la noche lo envolvía como un manto, dejándolo a merced de sus propios demonios. Se sentó en el borde de la cama, dejando que las lágrimas corrieran libremente por sus mejillas mientras se hundía en el abismo de la tristeza.

En un acto de desesperación, Gustano buscó refugio en un bote de pastillas que había guardado en el cajón de la mesita de noche. Las manos le temblaban mientras desenroscaba la tapa y vertía el contenido en la palma de su mano. La tentación de rendirse ante el dolor era abrumadora, como un susurro seductor que lo arrastraba hacia la oscuridad.

Con manos temblorosas, García llevó las pastillas a sus labios y las tragó sin dudarlo con algo de dificultad. El sabor amargo se mezcló con las lágrimas que inundaban su boca, dejando un rastro de desesperación en su garganta. Se dejó caer sobre la cama, sintiendo cómo la tristeza lo envolvía como un abrazo mortal.

El silencio reinaba en la penumbra de su habitación, solo interrumpido por el sonido de su respiración entrecortada y el latido frenético de su corazón. Las lágrimas seguían brotando de sus ojos, pero ya no sentía nada más que un profundo vacío en su interior.

Con cada momento que pasaba, Gustano se sumergía más y más en la oscuridad, hasta que finalmente el peso del cansancio y la desesperación lo arrastraron hacia un sueño sin sueños, hacia un descanso que prometía ser eterno.

La noche se extendía sobre la ciudad, envolviendo todo a su paso en un manto de sombras. En la comisaría, los relojes seguían marcando el paso del tiempo, ajeno al dolor y la tragedia que se desataba en la vida de uno de sus propios guardianes.

Y así, en medio del silencio y la oscuridad, la historia de Gustabo y Freddy llegaba a un trágico final, dejando tras de sí un reguero de preguntas sin respuesta y un vacío imposible de llenar. Pero en el corazón de aquellos que los amaban, su recuerdo seguiría vivo para siempre, como una luz en la oscuridad que nunca se extinguiría.

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infinitas formas de morir//Spainrp Oneshots Gus García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora