𝐼 𝐿𝑜𝑣𝑒 𝑌𝑜𝑢: 𝐹𝑎𝑏𝑟𝑖𝑐𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝐿𝑎́𝑔𝑟𝑖𝑚𝑎𝑠

₀₃

I wanted to leave him,
I needed a reason.

Unos pequeños toques en puerta escuche.

-¿Si?

Anna entro con una sonrisa.

-¿Sigues estudiando? - se sentó a mí lado-

-Paso apuntes

-¿Sabes por qué Nica y Rigel no quisieron cenar con nosotros esta noche? ¿Hubo un problema en la escuela?

Si supieras Anna.

-No. Solo están cansados -le regale una sonrisa despreocupada-

-Que bella. ¿Quién la tomo? -agarró la foto que estaba junto a mis cuadernos-

-Billie. Del comité de bienvenida

-¿Ya hiciste amigos? ¿Te sentiste bien?

- Aquí los profesores son muy gentiles

-Te dejo estudiar. No te duermas tarde -se levantó de la cama-

-Buenas noches

-Buenas noches

-¿Anna? -la llame cuando llego a la puerta-

-¿Si?

-Gracias - le agradecí-

Debía agradecerle por todo lo que estaban haciendo por los tres.

Aunque seguía pensando que era un juego para Nica y Rigel.

-Gracias a ti

[...]

Fui a buscar un vaso con agua. Pero no pensé encontrarme con Nica poniendo hielo en sus nudillos.

¿Con qué se había lastimado? Ella no participo en la pelea.

-¿Piensas continuar viéndome?

-¿Por qué? ¿Por qué dejaste que te eligieran?

Era mejor no preguntar que le había sucedido en su mano sino quería que me mandara a la mierda como siempre.

Primero debía saber porque estaba haciendo todo eso.

-¿De verdad creer que decidí yo?

-Tú siempre fuiste al que todos querían junto a Rigel, pero nunca dejaron a ninguno adoptarlos. ¿Qué? ¿Cambió algo? ¿Qué cambio en Rigel igual?

-Será mejor que te vayas

Con pasos lentos, camine hasta la mesada agarrando un trapo y acercarme a ella.

-Debes usar esto para cubrir el hielo - intenté tocar su mano-

-No me toques con tanta ligereza. Jamás

-¿O qué pasaría?

-De otro modo... - acercó su rostro al mío, como lo había hecho en el baño la otra noche- De otro modo, yo no me contengo

Se fue dejándome sola en la cocina, pensando en sus palabras.

¿Contenerse? ¿En golpearme o qué cosa?

Siempre había creído en las fábulas. Siempre había esperado vivir una. Y ahora estaba en una, pero era la fábula equivocada.

[...]

Salí de la casa con una traza de café en mano para ir al invernadero.