Disculpame.

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    —¿En qué piensas?—

Malagon preguntaba con sinceridad.

No, no se odiaban, tampoco se querían, pero tendrían que aprender a llevarse bien, a respetarse. Serían semanas en las que estarían juntos todos los días. Serían días en cuales se tendrían que despertar y verse uno hacia el otro. Serían días en cuales la salud de uno al otro serían importantes, hacia los oponentes.

Carlos solamente podía poner su rostro hacia arriba por algunos segundos antes de regresar a su postura y posición en la cama opuesta. El sentaba en su lado, en su cama. Y Malagon en la suya.

—Pienso en porque..—

Carlos admitía. Y Ángel. El sabía de que hablaba. El sabía bien. Porque. En que pensaba. En lo que pensaba aquel guardameta.

Pero aún así, estaba sin idea. Tal vez no lo conocía de él todo.

—¿porque que?—

Suspiraba antes de parase de su cama, quizás fueron minutos o segundos, el dolor que había sentido por años no se comparaba con las palabras que quería decir. Nunca lo harían. Nunca pasaría.

¿Porque qué?

El sabía porque.

Y si no, se estaba mintiendo hacia el mismo, el era el causante de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su dolor eterno. El era el causante de la tristeza eterna. El era el causante de sus deseos sexuales.

¿Que más había que decir?

El era su peor pesadilla.

—Tu sabes bien lo que trato de decir, no juegues con aquello. Tú sabes porque me alejé de ti—

Quizás algunas lágrimas salían de sus ojos, quizás no, o simplemente ya no podía detener lo que sentía.

Ángel obtenía una visión de su rostro

Lloroso, Triste, rojo, y aquel pelo negro..

Desordenado.

—No, Yo no sé porque te alejaste a de mí. Pero tengo una idea en porque—

Le sonreía con sinseriedad. Algo que Carlos no había optenteniedo en tiempo, la seriedad de Malagon no estaba ahí.. su sonrisa era sincera pero no significaba que era sería. El era un juguetón. Un llorón. Y aveces un niño.

Lo odiaba tanto..

¿Porque había caído por el?

Porque el capitán de los guerreros se había enamorado de un sin vergüenza.

—No juegues—

Carlos respondía,

No.

El cuarto callado, las luces casi apagadas, las voces casi en susurros. 'Yo no podría decirte que eso..'

Carlos y sus pensamientos exóticos, Carlos y sus 'problemitas', Carlos y sus defectos.

Le encantaba todo de Malagon.

Su sonrisa, su voz, sus ojos, susurros, sus suspiros, sus ojeras, su forma de ser.

Le encantaba tenerlo junto a él.

Se pondría celoso cuando veía a mujeres tratar de ligárselo.

Solamente eran compañeros de cuarto.

No entendía porque sentía eso.

—Tu sabes todo lo que siento, cuando me pongo celoso, cuando me pongo triste, cuando me pongo nervioso..cuando me pongo..Emocionado—

Mi querido..

Malagon sonreía a esas palabras eran palabras que su corazón aprobaba, no importaba que sinceras eran, que falsas, o que sucias eran. Su corazón lograba aceptarlas. El fútbol era una pasión.

Una pasión que podía ser un trabajo.

¿Pero?

Que es más que una pasión.

Un amor.

—Pero aún así me tratas como si yo no importase, me tratas igual que ellos. Me tratas igual que Ochoa, Ángel—

Admitía Carlos, estaba cansado de ser el callado de la selección, por donde pasaba, algo era dicho de él, por donde respiraba algo era criticado sobre el.

Se sentía como un fracaso, un sin vergüenza, un tristón, un curioso sin vida. ¿Y malagon?

El era igual. Un hipócrita, trataba a Carlos como todos ellos.. con palabras, golpes y gritos, pero.. el era de la misma forma..

El era igual que Carlos.

Simplemente que el era querido, amado y apoyado por su México. El sabía cómo silenciarse, callar de temas importantes y personales. Carlos no sabía. Recordaba que le primera vez que dijo algo de su vida privada Torreón lo explotó con preguntas, con ofensas y con críticas. Pero aún así. La curiosidad lo mataba.

—Eres un hipócrita ángel—

Quizás era más que un hipócrita.

Sentía feo. Sentía tristeza, sentía dolor. Pero Carlos tenía razón.

—Discúlpame—

CAPITÁN. [Malavedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora