REGLA #4

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Hay algo importante sobre las reglas que Yoongi le ha dado a Jimin. No sólo el hecho de que esas pocas reglas sirvan para que su bebé se sienta seguro, cómodo y libre, sino que están hechas para que ambos cumplan con ellas.

No se es un buen Daddy si no se da el ejemplo y lo principal es seguir las reglas que se han creado para que la relación funcione. Yoongi lo sabe y se esfuerzan en hacerlo todo el tiempo, pero, así como a veces su bebé Jimin pierde la cabeza porque no alcanza las galletas en la alacena o teme una mala reacción de Yoongi por un evento que no puede controlar, el mismo Yoongi llega a sentirse tan abrumado por el trabajo, que las reglas simplemente pasan por alto y se da cuenta un poco demasiado tarde.

Cómo justo este día, Yoongi tuvo el peor día de la historia en el trabajo. No es sencillo ser el presidente de una compañía multimillonaria a cargo de su familia y no es nada fácil lidiar con personas que creen que pueden intentar engañarlo y defraudar a la empresa que les ha dado un trabajo y un salario para poder subsistir.

Yoongi está estresado de aquí al cielo y de hoy hasta sus siguientes tres vidas y todo lo que quiere es llegar a casa y que su bebé lo reciba con muchos besitos dulces y la vista de ese hermoso cuerpo suyo cubierto con nada más que los singulares pijamas que tanto le gusta usar y las medias sedosas que se adhieren a sus hermosas piernas desde los dedos de los pies.

Justo lo que recibe una vez que abre la puerta de la enorme mansión que compró sólo para ellos dos, para que su bebé corra sin obstáculos y juegue con sus peluches y cojines. Jimin está junto a la puerta esperando a Yoongi con solamente un suéter marrón claro de botones, abotonados perfectamente al frente, lo suficientemente largo para tapar -apenas- sus muslos y dejando ver solo un poco el contorno de su polla rosada y suave. El suéter tiene en un costado un estampado de un cachorro de dálmata y el borde del dobladillo es un tono marrón oscuro que hace juego con las medias que son más cortas está vez. Del color del chocolate suave hasta las pantorrillas, con manchas blancas por todos lados.

Se ve precioso con el pijama y la sonrisa más tierna que le ha dado a Yoongi está semana. Eso hace que el pecho de Yoongi se sienta un poco más ligero.

Eso y el pico, más que beso que le planta a Yoongi en los labios como saludo.

—Bienvenido a casa, Daddy.

—Hola, bebé —Saluda Yoongi con desgana. No porque no le guste ver a su bebé, sino porque está muy cansado y el estrés no ha desaparecido todavía, sólo se ha atenuado un poco ahora que está en casa con su chico.

—¿Has tenido un mal día, Daddy? —La pregunta inocente de Jimin y el puchero que infla sus mejillas lo hacen tan deseable e irresistible, que Yoongi no lo piensa antes de levantar a su bebé en brazos y empotrarlo contra la pared, quizás un poco con demasiada fuerza, pero no recibe ninguna queja.

Necesita desesperadamente liberar tensión y la mejor manera que conoce de relajarse, es haciendo el amor con Jimin, joder rápido y desordenado a veces. Hoy quiere joder, contra la pared y tan desesperadamente que no piensa en otra cosa.

Lo mejor de todo es que su bebé siempre está dispuesto y es muy receptivo a los avances de Yoongi.

Jimin ya está jadeando en la boca de Yoongi, con los labios entreabiertos y húmedos por los besos sucios que le está dando y ya puede sentir que la polla de Jimin se aprieta contra la suya más grande y totalmente dura ahora y los gemidos que salen de su boca son un incentivo.

Yoongi rompe los botones del bonito suéter de Jimin, pero no le importa. Le puede comprar diez más igual a ese sí quiere.

—¿Daddy? —Yoongi escucha la duda en la voz de Jimin, pero no le hace caso —Daddy ¿Quieres ir a la habitación? O al menos al sofá.

Las reglas de Daddy #1 |YM| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora