Lost Stars | Taekook

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La luz de la mañana se reflejó en el rostro del castaño, obligándolo a despertar. Con algo de resistencia, terminó por apoyar sus pies en el piso de madera, enviando un escalofrío por todo su cuerpo debido al frío bajo su piel. No demoró mucho en recordar que la noche anterior no había dormido solo, sin embargo el espacio vacío a su lado y en la cama continúa lo desorientó un poco. Se obligó a abandonar la habitación y en la cocina fue dónde encontró al hombre que debería estar durmiendo a su lado.

—Buenos días, Hyung. ¿Me he levantado muy tarde? —la voz le salió algo ronca pero sus ojos se limitaron a deleitarse ante la vista de un Yoongi con el cabello húmedo y el torso descubierto, llevaba puesto unos pantalones holgados ajenos que se resistían a dejarse caer. Aquello hizo pensar al más joven que su corazón podría fácilmente escaparse de su pecho.

—No, aún tengo una hora para ir al trabajo así que podemos desayunar tranquilos. —Yoongi se giró con dos tazas de té, que acompañó con un plato de panqueques que él mismo preparó, desconociendo el sin fin de pensamientos que surcaban la mente de Taehyung tras aquella vista tan cálida y hogareña.

—Debiste despertarme así te ayudaba. —le reprochó el castaño luego de casi terminar su desayuno aunque también le agradeció el gesto. Yoongi siempre fue el mejor cocinando de los dos y muchas de esas cosas las aprendió gracias a su trabajo, en dónde cumplía el rol de ayudante de cocina. Aun cuando en su trabajo se especializaban por lo general en platillos sencillos, él nunca perdía el tiempo para aprender cuánto más pudiera de aquel trabajo que lo hacía medianamente feliz.

—Te veías muy cansado, no quise molestarte. —el contrario respondió encogiéndose de hombros, restándole importancia al asunto.

El resto de la mañana transcurrió velozmente para el menor luego de ver a su Hyung abandonando el departamento. Y si bien ambos almorzaban juntos, era inevitable para Taehyung sentirse solo luego de que Yoongi volvía a salir en la tarde para cumplir su segundo turno del día, aquel turno que acababa pasada la medianoche y que el menor aprovechaba para buscar a Yoongi debido al cansancio de este.

Luego de acabar sus deberes y buscar en vano algún nuevo trabajo en algunos portales de internet, decidió que era mejor matar el tiempo comprando víveres. Y como vivían en una zona poblada en su mayoría por edificios de departamentos, no era muy difícil encontrar cerca varias tiendas de comestibles. Pero había una que era la preferida de Kim Taehyung y no especialmente por sus productos...

—Bienvenido, Taehyungie hyung. —apenas había ingresado al local cuando escuchó aquel recibimiento de parte del cajero, acompañado de una habitual amplia sonrisa. El castaño devolvió el gesto y recibió a cambio un sonrojo muy notorio del joven trabajador.

Siempre que entraba a esa tienda y encontraba al cajero de nombre Jungkook, recibía sonrojos y mucha timidez, lo cual le imposibilitaba poder mantener una plática convencional. De este solo conocía su nombre de pila, además de que trabajaba allí por las noches y que al parecer estudiaba en la misma universidad. Las dos últimas podían ser solo suposiciones de Taehyung, después de todo solo iba a esa tienda en las noches y ocasionalmente vio colgada en la silla de Jungkook una campera con el logo de su universidad.

—Hoy no vino con Yoongi hyung. —lo escucho desde el mostrador.

—Tiene que cumplir horas extra en el trabajo, así que hoy solo me tienes a mí. —Taehyung, en su faceta más coqueta, levantó la mirada de la estantería para verlo directo a los ojos pero el muchacho se mantenía ejemplar en su puesto con sus mejillas tan enrojecidas, casi haciendo juego con el uniforme que llevaba puesto.

Luego de completar la lista de compra se encaminó hacia el mostrador y dejó que el chico marcará todos los productos en la máquina. Mientras estaba distraído en su labor, el mayor lo observó detenidamente como cada vez que iba a aquel lugar desde los últimos dos meses.