He pecado. Capitulo Unico.

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Quería hacer algo con esta idea, no importa lo corto, me gustó el resultado, waos

Dolía como el infierno, la sangre brotaba demasiado para una simple herida, fue entonces cuando sintió como el fuego de alguno de esos seres lo consumía

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Dolía como el infierno, la sangre brotaba demasiado para una simple herida, fue entonces cuando sintió como el fuego de alguno de esos seres lo consumía. Pasó la punta de sus dedos con delicadeza, temiendo romperse. La cicatriz en su ojo derecho ya no dolía, limpió la sangre de sus labios, temblando por la recién pero repetitiva experiencia.

Recordar como esas pobres personas e incluso infantes, sus almas, eran devoradas por los demonios. Su garganta se secaba por tratar de recuperar el aire, su pecho se apretaba a tal punto de doler, mientras presenciaba como lo que los hacía hijos de Dios, su humanidad, era manchada por la sangre y dominación de esos monstruos, usando sus cuerpos hasta matarlos.

Un exorcismo era una horrible forma de ver perecer a alguien, cómo se movían de una forma imposible para un ser humano, sus huesos torciéndose hasta romperse, tuvo que cerrar sus ojos fuertemente más de una vez a causa de ese sonido, como olvidar sus gritos de agonía, ni siquiera en sus propias pesadillas cesaban.

Ser un Padre, un cura, para Vox implicaba ver cosas que desearía poder borrar de su memoria. Algunas veces suplicaba a Dios sin recibir una respuesta, pero de todos modos sabía que él no respondería todas sus peticiones de ayuda. Dios aún sigue amando a sus hijos por igual, él nos salvará cuando el demonio nos aceche, unía sus manos para rezar y se arrodillaba mientras trataba de convencerse.

Porque en ese pueblo, Dios los había abandonado, o quién sabe. Todos los actos de ese lugar daban una dura realidad: No todos los demonios estaban solamente en el infierno.

Pero tenía que dar la esperanza a todas esas personas, incluso si implicaba sufrir.

Perdóneme, Padre, porque he pecado ─ La risa de ese demonio era escalofriante, sabía que estaba mostrando sus colmillos aunque no lo mirase. Esas garras afiladas y el toque extrañamente delicado de sus manos lo hacía llorar, querer escapar de él, incluso si se sentía asqueado consigo mismo por disfrutarlo.

Después de todo estaba marcado por uno de los demonios más poderosos de Lucifer.

─ ¿Me has extrañado? ─ Vox negó lo más rápido que pudo moviendo su cabeza, tratando de retener los sonidos inapropiados que lo amenazaban con mostrar su placer de una manera retorcida. ─ Tu cuerpo me dice otra cosa. No sabes lo adorable que es que tu piel tan pura ahora huela a mí. ─ Sí, estaba destrozado.

Alastor.  Ese demonio, desde su primer y desafortunado encuentro le había dejado en claro que ahora era de su propiedad, que asesinaría a cualquiera que se atreviera a tocarlo. Era imposible para un simple cura poder escapar de él.

Así que, cada noche o al menos cada tres, llegaba a su habitación hasta profanar su cuerpo nuevamente.

Odiaba retener sus jadeos cuando sentía esas garras en sus caderas y cintura, controlando el ritmo de las embestidas, escuchando los gruñidos del demonio. Incluso cuando lo trataba de negar se sentía como el peor pecador siendo pertenencia del mal, y disfrutandolo al mismo tiempo.

─ Te llevaré conmigo una noche, ten paciencia, querido ─ Gimió ante las palabras, demostrando por fin su gusto, provocando una risa por parte de Alastor.

Al final, ese pueblo siempre estuvo en las manos del diablo, ¿podría enserio aceptar la propuesta de Alastor? Incluso si se negara, igualmente lo llevarían a las llamas.

Solo le quedaba creer en la promesa que le aseguraba poder, y un trato especial.

Las pieles chocando hacían obvio el momento de intimidad entre ambos, su cuerpo era arrinconado contra el colchón, la cama crujía mientras sus gemidos eran más fuertes, la mano de Alastor lo marcaba mientras aquellos colmillos cumplían el mismo objetivo, renovando la marca de la mordida en su cuello.

Era noche de luna llena, un poco de luz alcazaba a aclarar la imagen suya siendo dominado por un demonio. Su entrada empezaba a doler. ─ Alastor...mierda después de todo si necesitaba esto ─ Murmuró mientras era atrapado nuevamente entre esos brazos, pero esta vez él montaba sobre el regazo del demonio.

Sus ojos rojos, los cuernos de ciervo que sobresalían, sus labios alineados en una sonrisa de perversión lo hicieron estremecerse. Jamás creyó poder satisfacerse de solo verlo, ni siquiera porque sabía que su cuerpo necesitaba de él, ahora y siempre.

Sus piernas estaban cansadas, pero sus sentones eran entusiastas, dándose apoyo tomando los hombros de Alastor, mientras este dejaba arañazos en sus muslos. ─ Eres perfecto. Desde que te ví sabía que una cosita tan pura como tú sería mío ─

─ Alastor, hazme pecar aún más ─ El placer lo cegó por completo cuando su punto estaba siendo maltratado nuevamente, sus pezones ahora dolían y las marcas de colmillos se daban a notar en ellos.

Sabía que Alastor lo tomaría toda la noche, y eso estaba bien. Lo estaba, esperaría la noche en que fuera un demonio al lado de Alastor, descendiendo al infierno. 

...

Los tentáculos del demonio lo mantenían firme alzando sus caderas, a causa del cansancio en su cuerpo, mientras uno de estos junto con el miembro de Alastor lo hacían poner sus ojos en blanco por la sobreestimulación. ─ Adorable, te abres con tanta facilidad para mí ─

─ Ahah, Al...─ El repentino apretón en su cuello lo hizo ahogarse con sus jadeos, tal vez sentir que lo usaban así le encantaba.

Su cuerpo lleno de moretones y mordidas era algo que amaba ver en las mañanas, recordando como lo presionaban contra la cama hasta dejarlo sin aliento. Como el miembro del demonio jugaba con su garganta, dejando su esencia en sus labios, los susurros sucios de Alastor mientras mordía sus hombros. Su vientre hinchado por la semilla del demonio lo hacía desear satisfacerlo aún más. 

─ Me encanta verte así. ─ La sonrisa de Vox se entendió aún más ante el cumplido dicho, tomando sus pezones y apretandolos, tentando al demonio nuevamente. Sus muslos se apretaron contra la cadera del otro, atrayendolo a un beso, uno muy atrevido y sucio, pero, qué importaba si todo lo que quería era ser llenado.

─ ¿Te gusta, Al? ─ Mordió sus labios hinchados al separarse del beso, su lengua también había sido mordida y lo amaba. Las embestidas hacía momentos eran fuertes y eso solo lo animaba a seguir sintiendo el miembro del demonio.

Pudo sentir como Alastor tomaba un puñado de su cabello hasta jalarlo, hasta verse fijamente y besarse sin control por minutos.

─ ¿Sabes muy bien a quien perteneces cierto, Vox? ─ Los dedos de Alastor llegando hasta su garganta le impedían poder formular palabras, los tomó mientras estos simulaban embestidas en su boca. ─ Responde, querido. ─ Recuperó el aire en cuanto los dedos se retiraron, luchando por poder obedecer.

─ Si, si Alastor. Únicamente te pertenezco a ti. ─ Su cuerpo se movía violentamente por las embestidas.

─ Buen chico. ─ Fue la última frase antes de que ambos se corrieran. Nuevamente de tantas esa noche.

Dejando nuevamente una visita así para otra noche, y para la noche donde Alastor finalmente cumplió su promesa de llevarlo y estar juntos, lo que sobrara de su siguiente vida. 

He pecado. 𝖱𝖺𝖽𝗂𝗈𝖲𝗍𝖺𝗍𝗂𝖼 (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora