PRÓLOGO | Papá está aquí para abrazarte toda la noche

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HENRIK POTTER NUNCA HABÍA ENTENDIDO A SUS PADRES, sin importar cuanto habían intentado explicarle sus razonamientos para pelear en una guerra cuando tenían un niño pequeño, Henrik siempre se había sentido receloso de ello. Los amaba, ¡Oh! ¡Cuanto amaba a sus padres! Después de todo, ellos le habían dado el regalo de la vida, se habían sacrificado por él... Pero nunca entendió, en primer lugar, por qué necesitaban realizar aquel sacrificio.

Su vida había sido un espectáculo de mierda desde que tenía uso de razón, pasando de una terrible experiencia a otro sin siquiera parpadear, y era de esperar que a los quince años ya estuviera completamente harto.

Nadie podía culparlo por ser un absoluto terror ese año.

Voldemort constantemente en su cabeza no ayudó al problema, Dumbledore estaba ignorándolo completamente y dejándolo a merced de los idiotas del Ministerio y del mundo mágico en general, y finalmente parecía que solo tenía a Sirius en su esquina. 

Su padrino, a pesar de su propia cautela y renuencia, se había convertido en la única figura paterna en su vida. y lo amaba, amaba a ese hombre infantil, obstinado, elegante y profundamente leal. Sirius Black le había enseñado el orgullo familiar, tanto Black como Potter, le enseñó lo que era ser un Heredero, pero también le enseñó a divertirse y ser solo un adolescente de vez en cuando, le enseñó a defenderse con dureza y también a saber cuando rendirse para continuar con la batalla en otra oportunidad. Puede que Sirius no hubiese estado mucho tiempo en su vida, pero se había transformado en una parte sustancial de ella.

Cuando murió, Henrik se sintió entumecido.

Las imágenes del único padre que había conocido tirándolo hacia un lado y quitandolo del camino de la maldición lanzada por Bellatrix, solo para morir atravesando el Velo de los Muertos había roto una parte del alma de Henrik. Nuevamente su padre había muerto por culpa suya, y esta vez esa amarga verdad lo había golpeado mucho más que la muerte de sus padres biológicos.

¿Era su destino ver a todos sus padres morir por su culpa? Él pensó que era cruel someterlo a ello, ¿por qué el destino le daría un hombre tan bueno como figura paterna solo para arrancársela dos años después sin remordimientos? ¿Por qué sus padres, su padre perro, sacrificaría su vida por él?

No lo había entendido, sentía que nunca lo haría. Las explicaciones estúpidas que le dio Remus Lupin iban en contra de todo lo que hizo luego de enterarse de que Nymphadora estaba esperando su hijo, y Henrik había decidido ignorar las palabras del hombre. ¿Qué podría saber él sobre el sacrificio de los padres cuando rechazaba a su propia carne y sangre? 

Lo entendió dos años después.

Su romance con el amigo de su padre, Dean Winchester, había sido vertiginoso, apasionado y lo más precioso que le había sucedido a Henrik en sus dieciséis años de edad. Su ruptura había sido un tormento, pero las consecuencias de ese amor que ambos se habían tenido fueron lo que impulsó a Henrik a terminar con la guerra de una vez por todas.

El día que Fleur Delacour, su amiga y esposa de Bill Weasley, había empujado a su pequeño bebé entre sus brazos, todo el mundo había cobrado sentido para él. Repentinamente podía entender cómo Sirius había dado su vida por él, cómo Nymphadora luchaba tan duro en contra de los mortifagos, pudo entender por fin por qué sus padres lucharían en una guerra y lo protegerían a costa de sus propias vidas.

El pequeño bulto en sus brazos, con cabello rubio igual al de Dean y esos ojos verdes esmeraldas tan parecidos a los suyos, se había convertido en poca horas en su tesoro, su cría, suyo, y maldito sea cualquiera que quisiera ponerle una mano encima. Henrik sabía que quemaría el mundo por ella, y fue por esa misma razón que no solo trasladó la protección de su madre hacia su hija mezclando sus propias runas, sino que también se entregó en el bosque cuando llegó su hora de morir.

HAVE MERCY ON ME ➖ WTMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora