Capítulo II

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En el dulce y reconfortante hogar de nuestra pareja protagonista, la casa irradiaba calidez y armonía. Las paredes estaban decoradas con tonos suaves y relajantes, mezcla de blanco crema y tonos cálidos de madera que otorgaban un ambiente acogedor y hogareño.

La luz de la mañana se filtraba suavemente a través de las cortinas semiabiertas, pintando delicados reflejos dorados en las habitaciones. En la habitación del matrimonio, la atmósfera estaba llena de serenidad, una cama grande y acogedora ocupaba el centro, vestida con sábanas blancas que denotaban limpieza y tranquilidad.

Los cojines tenían una gama de tonos suaves, complementando la decoración simple pero elegante de la habitación. Un par de mesitas de noche flanqueaban la cama, adornadas con pequeñas lámparas que derramaban luz tenue.

Sobre la cama, descansaba un joven apuesto de cabello castaño qué yacía plácidamente, su rostro relajado mostrando la paz que solo el sueño puede brindar. Su cabello desordenado caía ligeramente sobre la frente, acentuando su apariencia juvenil y atractiva, respiraba suavemente, cada inhalación y exhalación marcando la melodía de un sueño tranquilo.

A su lado, acurrucada con una gracia felina, estaba cierta Nekomata. Sus rasgos delicados y hermosos eran bañados por la luz tenue que se filtraba a través de la ventana. Sus orejas puntiagudas de gato se erguían de manera sutil, una característica distintiva de su naturaleza.

Dos colas, suaves y peludas, se mecían suavemente y se frotaban contra las piernas de su pareja. Ella estaba vestida con una cómoda y delicada camiseta de manga corta y pantalones de pijama a juego, adornados con un estampado sutil de patitas de gato. Sus ojos permanecían cerrados, sumida en un sueño tranquilo mientras se aferraba cariñosamente a su esposo.

La expresión en su rostro denotaba paz y felicidad, como si estuviera soñando con momentos llenos de amor. A medida que la luz del sol empezaba a colarse por la ventana, iluminando suavemente la habitación, la Nekomata comenzó a mostrar indicios de despertar.

Sus pestañas temblaron ligeramente antes de abrirse lentamente, revelando unos ojos color ámbar brillantes y vivaces. Una sonrisa tímida y amorosa se dibujó en su rostro al darse cuenta de que despertaba nuevamente junto a su amado.

- Nyaaaahhhhhhh...

Con un bostezo adormilado, la hermosa Kuroka comenzó a despertarse, su cuerpo aún aferrado al confort de las sábanas y al calor de su pareja.

Un suave "Nya" escapó de sus labios mientras se estiraba perezosamente, mostrando su lado Nekomata en su estado somnoliento. Sus manos se movían de manera instintiva, frotando su nariz y rascando su cabeza, imitando gestos de gato en su letargo matutino.

Las orejas de gato, sensibles y alerta incluso en sus momentos de adormecimiento, empezaron a vibrar sutilmente al sentir el roce de sus manos. De repente, se sobresaltó, sus ojos parpadeando de sueño a alarma.

- ¿¡Ehhhh!?

Una oleada de conciencia la golpeó cuando sus orejas reaccionaron a su contacto. Kuroka se levantó apresuradamente y se dirigió al espejo de la habitación.

- ¡Acaso..!

En el reflejo, vio claramente sus orejas de gato y sus colas moviéndose. El pánico se apoderó de ella al darse cuenta de que su verdadera naturaleza Nekomata había quedado expuesta.

- Nooo, esto es malo.. ¡Vamos concentrate!

Cerró los ojos y se concentró, usando su magia para ocultar sus características felinas, transformándose en una apariencia completamente humana.

- Ya esta, mucho mejor...

La sensación de alivio la inundó al ver su reflejo ahora normal. Volvió su mirada hacia la cama donde su pareja yacía, todavía dormido ajeno a todo. Se permitió un suspiro de alivio, agradecida de que su secreto estaba a salvo por ahora y se dejó caer en el suelo, sintiendo cómo la tensión disminuía.

My wife is a Nekoshou. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora