-I- Un ligero inicio

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La luz se ocultaba para dejar paso a la noche, un momento tranquilo en el que los rayos de sol ya no serían un problema. En un momento de pura debilidad, el rey azul aprovechó para relajarse y evitar, por una vez, sus responsabilidades de monarca, bebiendo del elixir más caro y fino que podía degustar. Ese sabor tan dulce y amargo a la vez, un sabor exquisito que solo las personas de clase bastante alta podían permitirse, lo acompañaba mientras se acomodaba en su trono real. Cada sorbo era glorioso, un descanso merecido, que combinado con el calor exacto de la habitación, el ligero fuego de la chimenea, y las luces apagadas, le ofrecían al rey su momento de tranquilidad. Quería aprovecharlo al máximo, por eso ordenó a los reclutas y guardias que no lo molestaran.

Su relajación se vio interrumpida después de escuchar unos pasos dirigiéndose a su área de descanso, seguidos del molesto ruido de la puerta abriéndose. Levantó la vista para ver quién era el intruso que lo había molestado. Su sonrisa volvió en sí cuando escuchó la voz de su preciosa hija, su princesa. Su sola presencia iluminaba su noche.

_Papá... _dijo la princesa mientras se acercaba a él. El rey se levantó de su trono para abrazar a su hija.

_¿Pasa algo? _preguntó con una sonrisa.

_El tío rojo dice que mi primo va a visitar el reino dentro de una semana _dijo, con una expresión seria en su rostro.

_Sí, está bien. Que lo traiga.

_¿Cómo que "que lo traiga"? _reclamó con fastidio. Ahora tenía que lidiar, no solo con uno, sino con dos primos molestos que no le agradaban.

_No pongas esa cara. Sé que no te llevas bien con ninguno de tus primos, pero son de la familia.

_Es muy curioso lo que me dices, papá. No tomas en cuenta esas palabras cuando se trata de mi tío.

_Lo de tu tío es un asunto diferente, pero eso no significa que no quiera a la familia de mi hermano _respondió con una sonrisa mientras tomaba otro sorbo de su elixir.

_No sé por qué quieres que mi primo venga hasta acá, sabes perfectamente cómo es su actitud, es muy molesto _respondió, alzando un poco la voz, como si estuviera indignada.

_No tienes hermanos, siento que estás muy sola, por eso creo que tus primos serían la mejor compañía.

La princesa rió con ironía, mientras el rey terminaba de dar el último sorbo de su elixir.

_También sería una buena excusa para pasar un poco de tiempo con ellos.

_Estaré encerrada en mi habitación si mi primo viene _dijo la princesa en tono alto, tratando de dar una advertencia. El rey sonrió; conocía bien a su princesa, sabía que a ella no le gustaba estar encerrada. De todas formas, no quería discutir ahora, estaba de muy buen humor como para pelear con su querida hija.

_Adelante...

La princesa, enfadada, se fue del lugar, dirigiéndose a su habitación real a paso lento, pensando en qué hacer tras la llegada de su primo. Pasó por la habitación donde se hospedaba su prima. Observó por un momento la puerta cerrada que emanaba un perturbador silencio sepulcral. Le dio curiosidad, pero no demasiado como para atreverse a interrumpir en la habitación.

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En la taberna '10 Elixir', que de por sí era una de las más conocidas porque se ha visto a gente bastante importante en ese lugar a pesar de su humilde fachada y su falta de profesionalismo arquitectónico, quizá esto fue lo que la convirtió en una de las tabernas más renombradas: la presencia de gente muy importante y poderosa (y el desastre que una vez sufrió una noche inesperada por un dichoso pergamino), pero al parecer fue lo mejor que le pudo pasar.

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